XXXVII

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Habían pasado ya varios meses desde que volvimos a Italia. La época de exámenes había empezado y serían dos semanas duras para Guille y para mí.

La banda había publicado un nuevo disco en este tiempo y estaban preparando una gira por Europa para el verano.

Caminaba rápido a la universidad. Teníamos examen de historia del cine y llegaba un poco tarde.

Entré a la clase y agradecí que el profesor aún no hubiese llegado.

–Pensé que no llegabas. –Habló Guille cuando me senté.

–Ya también lo pensaba.

Justo entró el profesor. Dió las indicaciones y repartió los exámenes.

(...)

–¿Qué tal te salió el examen?– Preguntó Guille corriendo hacia mi.

–Bastante bien. –Sonreí. –¿y a ti?

–Igual.

Habíamos quedado con los chicos en el estudio para comer. Nuestro próximo y último examen era dentro de dos días.

–¿Cómo llevas arte de las vanguardias?– Pregunté mientras caminábamos hacia el lugar.

–Bien, me falta solamente los años 20 y repasar lo demás, ¿y tú?

–Solo tengo que repasar un poco todo y ya.

–¿Podremos pasar la tarde con ellos?

Me encogí de hombros. –Lo llevamos bien y quedan 2 días aún. Creo que podremos quedarnos un rato.

–Guay. ¿Qué harás el año que viene?

–No lo sé Guillermo, no lo sé.– Era algo en lo que aún pensaba, tendría que decidirlo en apenas dos semanas y me estaba agobiando mucho.

(...)

La comida transcurrió con normalidad. Conversábamos entre todos sobre idioteces.

Por la tarde fuimos a la piscina de la casa. Ethan y Thomas estaban en el agua. Damiano y Guille estaban haciendo flexiones, que me resultó raro que lo hiciesen justo después de comer. Vic y yo tomábamos el sol.

–Voy a darme un agua.– dijo Guille. –Tengo mucho calor.

–Voy contigo.– Vic se levantó de la toalla y fue con él.

Ví como Damiano seguía ejercitándose. Se percató que lo miraba y caminó hacia mí.

–Principessa.– se sentó donde antes estaba Victoria.

–Amore.

–¿Ya sabes que harás el año que viene?– Cuestionó.

Negué.

Non tornare a casa, principessa. (No vuelvas a casa, princesa).– Acarició mi mejilla. –Resta con me. (Quédate conmigo). Per favore.– rogó.

¿Qué importaba? Podría quedarme un año más aquí y vivir una bonita historia de amor, podría acabar la universidad y recorrer el mundo a su lado. Podríamos viajar los seis por toda Europa y vivir nuevas aventuras.

O podría volver a casa, con mamá y Melínoe. Mantener contacto con ellos, seguir con Damiano en una relación a distancia.

–Perdón. –volvió a hablar. –No quiero presionarte.

–Me quedaré.

Se levantó y me cogió en brazos.

Rompí a reír en carcajadas.

–Resta, resta Adirane! (¡Se queda, Adirane se queda!– Gritó saltando conmigo al agua.

Festejamos un rato en la piscina la noticia. No sabía si era lo mejor, pero me dejé llevar por mi corazón. Aquellos cuatro chicos pusieron mi vida patas arriba y cambiaron todos mis planes de vida.

(...)

–Dejémoslo ya.– me levanté de la silla y me dejé caer en el sofá. –Guille son las tres de la mañana.

–El examen es mañana.

–Nos sabemos hasta las comas Guille, vamos a dejarlo ya.

Se levantó y fue hasta la cocina. Volvió con unos paquetes de galletas y me ofreció uno.

Se sentó junto a mi. –Me alegro de que te quedes.

Sonreí. –Yo también. –Abrí el paquete de galletas y me llevé una a la boca. –Nunca pensé que mi vida iba a cambiar tanto viniendo a Italia.

–Estos cuatro chicos llegaron y nos cambiaron la vida completamente.

(...)

El sonido de la alarma hizo que despertase bruscamente. Nos habíamos quedado dormidos en el sofá y tenía un fuerte dolor de cuello.

Moví un poco a mi amigo para despertarlo. –Va Guillermo.

Abrió los ojos.– Cinco minutos más.

–Que tenemos el último examen vamos. –Volví a moverle.

Abrió los ojos de golpe y se levantó de un salto.

Recibimos mensajes de nuestros amigos deseándonos suerte.

Me vestí rápido, unos vaqueros cortos y una camisa de Guille, pues no había cogido ropa y no iría con la misma camiseta con la que dormí.

Salimos sin si quiera desayunar. Yo estaba bastante tranquila, pero Guille... él se ponía muy nervioso antes de los exámenes.

–Que te va a salir genial.– lo animé dándole una palmadita en la espalda.

Llegamos a la universidad 10 minutos antes de la hora. Entramos a la clase y le dimos un último repaso.

El profeso entró, le deseé suerte a Guille y me senté en mi sitio.

(...)

–¿Cuánto queda?– preguntó Thomas mirando atrás.

Estábamos en un avión camino a París, la gira empezaba hoy y ese era su primer destino.

–Lo pone en la pantallita.– Señalé su pantalla.

–Es verdad.

Reímos.

–Te aseguro que este va a ser el mejor verano de tu vida. –Damiano cogió mi mano y me miró a los ojos.

Podría pasarme horas mirándolo, sus ojos, su nariz, sus facciones, sus labios...

–Y me alegro de que decidieses quedarte aquí un año más, –continuó hablando. –y de que entrases al grado superior en el conservatorio.

Apoyé mi cabeza en su hombro. –Yo me alegro de que estemos juntos después de todo.

–Dejad las cursiladas, por favor.– Volvió a girarse el rubio. –Voy a vomitar, de verdad os lo digo.

Reímos.

Ethan se giró. –Déjalos que sean felices idiota. –lo regañó. –Yo tuve que aguantarte cuando te enamoraste de Diana.

–¡Fue hace dos años Ethan!– le enseñó dos dedos. –¡Dos años!

Un aviso indicó que nos abrochasemos los cinturones, estábamos a punto de aterrizar.

Quedan dos capítulos para llegar al final de la historia. No sé muy bien cuando los subiré, pero no creo que pase de una semana.
Quiero agradeceros de nuevo el apoyo que le dais, la historia tiene 40k de leídas y 3k de votos, así que muchísimas gracias, de verdad <3

Non tornare a casa [Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora