¿Podemos vernos?

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Después de nuestra misión, decidimos ir todos juntos a mi departamento para pasar un buen rato aprovechando que aún era fin de semana.
-Por favor, Newt, dime qué fue lo que hiciste allí dentro-me rogó Brenda, haciendo berrinches de niña chica.
-No-le respondí cortantemente ya que era una sorpresa… ¡Y vaya qué sorpresa se llevaría mañana cuando vea la portada!
Thomas durante todo este rato se había mantenido al margen, caminando por delante de nosotros y apurándonos como si estuviésemos perdiendo el tiempo al caminar lentamente. Sus ojos iban de un lado hacia el otro, como buscando a alguien o… huyendo de alguien.
-Tommy, detente, ¿me puedes decir qué te ocurre? Da la impresión de que quieres llegar a casa cuanto antes.
-Pues tu impresión está en lo cierto –dijo él, mirando hacia ambos lados antes de cruzar la bloody calle. Con Brenda corrimos para alcanzarlo. La castaña me hizo una seña de que estaba loco y yo asentí levemente con la cabeza, sintiéndome culpable por pensar igual que ella.
-¿Qué crees que le pase?-me preguntó mi amiga, revisando la hora en su celular; sacó un moño de su bolsillo y se amarró el pelo en una coleta bien alta, haciendo lucir las facciones finas de su rostro.
-Ni idea, ha estado así desde que estuvimos arriba, en la sala de impresiones.
De pronto, una idea cruzó mi mente, ¿y si se había puesto así al recordar la noche anterior? Todo era mi culpa, yo fui quien insistió en ver el video. Dejé a Brenda atrás y tomé a Thomas por la espalda, abrazándolo con fuerza.
-Te quiero, Tommy-le dije con seguridad, porque era cierto, lo amaba.
-Me alegra oír eso…
Me detuve en seco y repasé todo lo último ocurrido hasta ahora, ya era extraño que Thomas estuviera actuando de ésa forma, pero, ¿no decirme te quiero de vuelta? Prácticamente es como si hubiesen cambiado a mi chico.
Mi teléfono comenzó a sonar y Thomas me lo arrebató de las manos apenas lo saqué de mi bolsillo, observó la pantalla y me lo devolvió casi enseguida, forzando una sonrisa.
-Es Zart –me dijo antes de devolvérmelo. Fruncí el ceño e ignoré todo aquello porque, ¡vamos!, me estaba llamando mi mejor amigo.
-Zart, ¿cómo estás?-le pregunté amistosamente.
-Mal, ¿cómo quieres que esté si no me llamas nunca? Se supone que somos amigos… -su voz no sonaba del todo bien y supuse que él tenía la razón. Una vez que me subí a ése avión ya nada volvió a ser lo mismo; habían pasado tantas cosas y Thomas sólo logró hacerme vivir tres años en unas semanas. Nada estaba del todo bien, ni siquiera nuestra relación y algo me decía que Bryan tenía que ver con eso.
-Sí, bueno, lo siento. No sabes todas las cosas que han pasado, pero, dejemos de hablar de mí, ¿cómo estás?
-Fuera de que mi mejor amigo me olvidó, sí, estoy bien. Con Minho estamos viviendo juntos y ya empezamos la universidad.
Minho, hace tanto que no sabía de él. Luego vino a mi mente Derek.
-¿Y Derek? ¿Cómo está él?
-No lo sé, después de la graduación nadie supo más de él. Algo me dice que ése chico fue sólo parte de nuestra imaginación…-se echó a reír con ganas, una risa que pudo contagiarme a los pocos segundos.
Thomas me tomó de la mano y entrelazó nuestros dedos para poder guiarme entre las calles. Una angustia me embargó desde la cabeza a los pies, ¿y si le había sucedido algo malo? Maldita sea el día en que dejé de contactarme con mis amigos.
-Zart, hablando muy en serio, ¿no sabes nada de él?
-Ya te he dicho que no. Después de la graduación no lo he vuelto a ver, tú lo conocías más que yo, ¿por qué crees que será?
-No lo sé –respondí con evidente desesperación en mi tono de voz-, pero se me hace muy raro.
-Lo siento, Newtie, tengo que colgarte, están muy caras las llamadas fuera del país. Hablamos otro día, ¿vale?-asentí con la cabeza aunque él no podía verme y le respondí con desgano un sí.
Zart cortó la llamada y volví a guardar mi teléfono dentro del bolsillo del pantalón. Brenda me miró con algo de compasión y no supe el por qué hasta que sentí que una lágrima caía por mi mejilla.
-¿Era tu amigo del que me hablabas el otro día?-me preguntó tristemente, asentí con la cabeza y me dejé abrazar por ella mientras Thomas continuaba arrastrándome por el asfalto. Le conté sin tantos detalles cómo fue mi relación con Derek y mi amistad con Zart.
-¿Entonces le fuiste infiel a Tom?-se extrañó ella, frunciendo el ceño como si algo no calzara en el asunto-, pero si ustedes se ven muy enamorados.
-Lo mismo me preguntaba yo…-comentó Tommy, echándome una mirada despectiva.
-¡Ey, me estás dejando como un maldito garlopo!-exclamé ofendido.
-Y lo eres.
-Pero… pero si no te fui infiel… No estábamos juntos aun, así que no cuenta como infidelidad–me defendí, sintiendo mis mejillas enrojecer.
-Pero sí estabas enamorado de Tom, ¿no es así?-me preguntó Brenda, que había vuelto a la conversación después de nuestro mini debate con Tommy.
-Sí.
Una parte de mí quería golpear a Thomas ya que fue él quien me colocó los cuernos con Luciana la enana, aunque… debía admitir que era más doloroso ver a la persona que amas con las manos en la masa, como lo que pasó con él, que me vio besándome con Derek en el baño y…
-¿Qué piensas tanto?-saltó Brenda de pronto.
-Nada, sólo recordaba viejos tiempos.
-¡Qué lindo! ¿Me dirías cómo se conocieron ustedes dos?
-Eh… sí, claro –miré sus ojos, que brillaban con una mezcla de ternura y admiración–. Tommy y yo siempre fuimos compañeros de clases, pero por cosas de la vida sentía una especie de odio por él.
-¿Por qué lo odiabas?
-Sí, Sangster, ¿por qué me odiabas?
-Thomas, tú no te metas. Yo estoy contando la historia…
-TÚ versión de la historia, porque yo siempre te amé.
-Bueno. No me gustaba la actitud de Thomas porque es el típico chico que interrumpe al profesor para decir alguna bobada, y simplemente a mí no me hacían gracia sus bromas. Un día reprobé un examen y el profesor nos dio la oportunidad de repetirlo para poder pasar, asignándonos a unos tutores que, en mi caso, fue Thomas. Así empezó todo.
-Eso es una de las cosas más lindas que oí jamás-opinó Brenda, colgándose de nosotros para juntarnos más de lo que ya estábamos. Algo en la actitud de Thomas no andaba bien, pero dejé de pensar en ello cuando rodeó mi cintura con su brazo, apretándome contra su cuerpo.

Llegamos a casa para el almuerzo. La castaña me pidió permiso para entrar a mi cocina y preparar algo de comer.
-Siéntete como en tu casa-le dije con amabilidad. Brenda desapareció detrás de la puerta, dejándonos a solas en el medio de la sala.
Thomas se recostó en el sillón, cruzándose de brazos al mismo tiempo que acomodaba su cabeza sobre el respaldo acolchado.
-¿Puedo preguntarte algo?
Lo miré confundido, era muy extraño que O’Brien estuviera tanto tiempo con una seriedad impenetrable. Asentí con la cabeza y escuché atento la pregunta que iba a hacerme:
-¿Has hablado con Bryan?
Mis manos comenzaron a sudar, no había hecho nada en particular con Bryan pero era inevitable no sentirme culpable por haber dormido con él en una misma cama.
-Eh… sí, digo, no –tartamudeé con nerviosismo.
-¿Sí o no, Sangster?
-Sí.
-¿Sobre qué? ¿Te nombró algo de lo que ocurrió ayer?
-Espera, espera, ¿por qué me estás preguntando toda esta garlopa? ¿Ocultas algo?
Brenda se asomó por la sala de estar sólo para preguntar en dónde estaba la sal.
-En el cajón izquierdo del mueble…-le respondí.
-Gracias-dijo ella antes de volver a entrar en la cocina para cerrar la puerta a sus espaldas. Entonces esperé a que Thomas me respondiera.
-No me mires así-me pidió él, volviendo a entrelazar nuestros dedos aunque yo no le devolví el apretón.
-…
-Newt.
-…
-¿Vas a hablarme o estás enojado?-mi molestia aumentaba cada vez que Thomas hacía como si nada hubiera ocurrido. Era obvio que él sabía algo que yo no, y debía de ser algo muy grande para no querer decírmelo.
-… -el silencio fue mi única respuesta.
-Perfecto. Yo también te haré la ley del hielo.
-… -quería decirle algo como “bien” o “como digas”, pero eso hubiera arruinado mi postura, la única forma de sonsacar algo en Thomas era ignorándolo por completo hasta que él perdiera la paciencia y comenzara a desesperarse hasta el punto de soltarlo todo.

Media hora después, Brenda llevó los platos a la mesa.
-Está listo-anunció con una sonrisa que no se iba con nada, me puse de pie y me senté lo más alejado de Thomas que me era posible.
Finalmente sería yo quien terminaría rindiéndose si él no me contaba cuál era su bloody problema.
-¿Es mi idea o el momento está algo tenso?-preguntó ella ingenuamente.
Thomas se llevó una gran cucharada de comida a la boca para evitar tener que ser él quien respondiera, pero no iba a darle en el gusto así que yo tampoco dije nada.
Mi celular vibró en el bolsillo y Thomas alzó las cejas muy en alto, saqué el teléfono del pantalón y vi que me había llegado un mensaje de Bryan. Tommy le hizo una seña a Brenda para que me preguntara de quién era el mensaje, pero no les respondí nada a ninguno de los dos.
¿Podemos vernos a las 21:30 hrs., en el mismo café en el que estuvimos la primera vez?
Thomas se mostraba preocupado, como si las palabras fueran a salir en cualquier momento de su boca. Había una buena razón para que Tommy no quisiera que yo siguiera viéndolo y algo me decía que no era por el simple hecho de que temía que yo le fuera infiel.
Le escribí con dedos temblorosos mi respuesta:
Bueno.
Diez minutos después, cuando nos encontrábamos con nuestros platos medio vacío, me llegó un último mensaje que no dudé en leer.
Pero ven sin O’Brien.
¿Qué era tan importante para que quisiera que fuera a solo?, me pregunté con ingenuidad sin hallar ninguna respuesta.
*     *     *
¿Se revelará lo que tanto oculta Thomas?

Examen de Recuperación (2da Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora