Magazine City

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Thomas se removió en la cama, abrazándose a mi cuerpo y respirando sobre mi piel cubierta de sudor. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y me acurruqué en su pecho buscando calor. Inhalé su perfume y llené mis pulmones de su aroma, Tommy levantó su pierna derecha y la acomodó sobre las mías, rozando mi entrepierna con el movimiento.

-Newtie, me voy…-fue su voz en la profunda oscuridad. Intenté abrir los ojos, pellizcándome en el sueño y obligándome a despertarme.
-¿Qué?-pronuncié cuando ya estuve consiente.
-Me voy a trabajar. Nos vemos en la tarde, salgo a las cinco-depositó un beso en mi frente y acarició mi cabello antes de marcharse. Miré el reloj y noté que eran recién las ocho de la mañana, me acosté de nuevo en la cama y volví a cerrar los ojos para descansar otro rato más. La imagen de Thomas vistiendo un traje medio formal y medio casual me llevó a sonreír estúpidamente. Llevaba puesto unos jeans azules, zapatos formales y una camisa negra con los dos primeros botones abiertos, dejando ver un poco de su pecho. Su cabello achocolatado goteaba por la ducha mañanera y su sonrisa brillaba como la de aquellas personas que salían en los comerciales de la pasta dental pepsodent.
Abracé su almohada y aspiré profundamente, quedándome dormido.

Poco más de una hora después me hallaba vagando por las calles de Londres buscando algún lugar en dónde desayunar. Llegué a una tienda de café con piernas, aunque mucho no me interesaba, entré y me acerqué a la barra en donde caminaban varias muchachas de largas y bonitas piernas.
-¿Disculpa? ¿No tienes alguna carta que me puedas entregar?-le hablé en voz alta pero la chica meneaba las caderas de espaldas a mí mientras limpiaba un vaso de vidrio. Me incliné hacia delante y le toqué el hombro con suavidad, la muchacha se dio media vuelta, sobresaltada, y me brindó una amplia y sincera sonrisa. Se quitó el auricular de la oreja y me prestó total atención.
Vestía una blusa de camarera con un escote muy pronunciado junto con una falda que parecía estar recortada por abajo.
-Perdona, ¿me decías?-al verme embobado con sus brillantes ojos marrones, añadió-. Estaba distraída, ¿qué necesitabas?
-Eh… yo… ¿no tienes una carta para ver los menús?-tartamudeé.
Era guapa, sin duda, pero no me gustaba. Era homosexual y amaba sólo a Thomas. Sólo que había algo en ella que me hacía tenerle cien por ciento confianza.
-Chico, estás en un café con piernas… ¡café! No hay mucho más que ofrecer…-se echó a reír. Su cabello castaño le cubría un poco la delantera, lo que la hacía lucir aún más joven… como una adolescente de mi misma edad. Se apartó el flequillo antes de aclararse la garganta para hablar-. Tengo café, café y más café. ¿Qué va a desear?
-Café, supongo-esbocé una sonrisa y anhelé que me dijera su nombre.
La muchacha rodeó los ojos y me dijo:
-¿Quieres unas galletas para acompañarlo? Va por cuenta de la casa…-se acercó a mi oído y susurró en voz muy baja, logré escuchar que dijo: pero no se lo digas a mi jefe, que seguro me despide en dos segundos. ¿Y bien? ¿Las quieres?
-Claro, por qué no. ¿Perdona… cómo te llamas?
-Brenda… Despain, ¿y tú?
-Newt Sangster, un placer-apreté su mano con suavidad y la retiré casi de inmediato. Brenda se volteó y caminó hasta una máquina, apretó un botón y dejó que el agua llenara el vaso térmico. Me entregó unos pequeños sobres con azúcar y echó el café delante de mis ojos, me dio el vaso y se quedó esperando a que hiciese algo… revolví la azúcar con una cuchara y le di un corto sorbo para comprobar si estaba bien de dulce. Asentí con la cabeza y nuevamente observé como se marchaba para luego llegar con un plato mediano con hartas galletitas de diferentes formas.
-¡Mira! ¡Tiene forma de estrella!-exclamé en tono infantil, llevándomela a la boca y saboreándola antes de que bajara por mi garganta.
Le ofrecí unas a ella y aceptó encantada, escogiendo una con silueta de corazón.
-¿Eres nuevo por aquí? Algo me dice que estás medio perdido…
-No, perdido no estoy, pero sí soy nuevo. Vivo dos cuadras más allá…-le señalé el lugar y ella se dio vuelta por la barra, sentándose a mi lado.
-Perdona la confianza, es que suelo ser así, espero que no te moleste.
-No, claro que no me molesta.
-Volviendo a lo anterior… Yo vivo a tres cuadras de aquí, seguramente estamos muy cerca. ¿Trabajas?
-No, antes de ayer me gradué… ¡No, fue ayer, quiero decir! Pero se siente como si ya hubiera pasado un siglo, ¿tú qué edad tienes?
-dieciocho-respondió, llevándose otra galleta a la boca. Le imité y abrí los ojos algo sorprendido.
-Luces mayor…-aseguré, luego añadí-. Es extraño ver a una chica de dieciocho trabajando en un café con piernas.
Al decir aquello, Brenda me dio un fuerte empujón que casi me hace derramar mi café.
-¡No digas eso! ¡Lo haces sonar como si estuviera trabajando en un prostíbulo!-chilló riendo. Se cubrió la boca con una mano, temiendo a que pudiera salir volando un trozo de galleta recién masticado. Miré hacia abajo y noté que ella llevaba puestas unas converses envés de algún tipo de zapato con más de cinco centímetros de tacón.
-¿Tienes novia?-preguntó de pronto. Negué con la cabeza y tragué con dificultad.
-No, en realidad sí… es extraño. No es mi…
-¿Tienes novio?-me cortó Brenda.
Suspiré con frustración y asentí, avergonzado.
-Sí.
Dejó pasar unos segundos de completa tensión, entonces, me dio un apretón en el hombro en forma de apoyo.
-No te sientas así, lo dices como si fuese algo malo. Debieras poco menos sentirte orgulloso, no es algo de lo que debieras apenarte, ¿vale?
-Pensé que dirías alguna otra cosa… como que es anormal, ya sabes, todos son así-Brenda bajó la cabeza, riendo.
-No soy como los demás, Newt.
Iba a decirle algo cuando un grito irrumpió en nuestra conversación.
-¡Brenda, ¿qué haces hablando con un cliente?! ¡Esto es un café con piernas, no una red de cita a ciegas! Vuelve a tu trabajo-la chica se bajó la falda y se fue refunfuñando hasta el otro lado de la barra, donde la esperaba un cliente que no había llegado hace más de dos minutos atrás. El hombre, que tenía aspecto demacrado, puso los ojos en blanco y les dio órdenes a las demás muchachas que servían al lado de Brenda. Terminé de tomarme el café y me despedí de la castaña, dándole una buena propina.
-¡Newt, espera!-me hizo señas con una mano justo cuando estaba por tirar de la puerta de entrada para irme de allí.
-¿Ah?
-Quería saber si, no sé, a lo mejor quisieras salir un día… a conversar. No suelen visitar chicos como tú este tipo de lugares.
-Yo… -pensé en Tommy y en cómo se pondría cuando se enterase de que había entrado en un café con piernas… espanté las imágenes que proyecté en mi mente y le respondí: claro.
Le dejé mi número anotado en su teléfono celular y ella me escribió el suyo en una servilleta con la que iba a sonarse la nariz. Le eché una ojeada de reojo al papel y corroboré que no hubiera mocos con él… estaba todo en orden y reí en mi interior por ser tan idiota.
-Nos vemos-le dije antes de salir. Ella depositó un sonoro beso en mi mejilla y se marchó meneando las caderas naturalmente. Creo que eso fue lo que más me agradó de ella, que nada lo hacía premeditado, todo era natural. Incluso cuando bailaba parecía estar danzando entre las notas musicales de su música.

El tono de timbre de mi celular comenzó a sonar, vibrando en el bolsillo de mi pantalón, lo saqué de su cárcel y atendí la llamada sin mirar el número registrado.
-¿Sí?-pregunté.
-¡¿Newt?!-gritó la persona del otro lado de la línea.
Oh no. Mierda.
-¡¿Quién mierda te crees?! ¡¿Piensas que puedes marcharte sin avisarme?! ¡Eres un garlopo! Y para que te informes, ya he mandado a mis hombres a buscarte a Londres así que espero que vuelvas tú mismo si no quieres que las cosas se pongan feas…-me amenazó furioso y supe de inmediato que seguramente estaba rojo de la ira, escupiendo al teléfono saliva sin querer.
-Papá, yo… No quería… es decir…
-¿Te llevaron a la fuerza, hijo? Porque si es así voy a matar a ese hijo de puta…
-¡No, no, ¿cómo crees?! Me fui por mi propia voluntad. Papá, por favor, no hagas nada.
Las lágrimas amenazaban con salir a cada momento, ninguno de los dos dijo nada pero pude escuchar su respiración agitada del otro lado.
-Newt, no lo volveré a repetir: devuélvete a casa o haré que te traigan contra tu voluntad-por miedo a seguir escuchándolo corté la llamada y me apoyé contra una muralla. Llevé una mano a mi frente y presioné con fuerza justo en el momento en que el tono de llamada volvía a sonar.
-¡No quiero hablar más contigo!-grité enfurecido y corté…
El número de Tommy apareció en la pantalla y luego desapareció. Mierda, la he jodido. Con un ágil movimiento de dedos le marqué devuelta y esperé a que respondiera.
-¿Tommy? ¿Eras tú?
-¡Claro, ¿quién más iba a ser?! ¿Por qué me dijiste eso?-se escuchaba dolido. Algo en mi interior se rompió, haberlo lastimado de esa forma no me lo podía permitir.
-No quise decirlo. Pensé que eras papá… dijo que había mandado a sus hombres a buscarme a Londres, Tommy, ellos… ellos me encontrarán. Sé que lo harán.
-Newtie, no te preocupes, ¿sabes cuántas personas viven en Londres? ¡Relájate, no pasará nada!-me tranquilizó.
-Gracias, Tommy. No sabes lo que me alegra que…
-Newtie, lo siento, tengo que colgarte. Nos vemos en la tarde, ¿vale?-sin esperar mi respuesta, cortó la llamada y me dejó con la frase en la boca.
No sabes lo que me alegra que te preocupes por mí… Le hubiera dicho de no ser por su tonta pega.

-¡Newt!-exclamó Bryan a mis espaldas, tomándome por sorpresa.
-Bryan…-le dije sin ánimos. Aún tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas y lo que menos quería era lucir como un debilucho en frente de él.
-¿Por qué me tratas así?-me preguntó algo dolido u ofendido.
-Por nada. ¿Acaso me estás siguiendo? Porque al parecer el destino quiere juntarnos siempre…-apartó su café de la boca y tosió suavemente para aclararse la garganta. Hasta eso lo hacía con sofisticación.
-No, cómo crees. Sólo es casualidad… ¿vas a algún lado?-negué con la cabeza y me abracé a mí mismo para evadir la sensación de soledad que me invadía a ratos.
-No-le respondí secamente al percibir que él no diría nada si yo no le respondía alguna garlopa.
-¿Quieres ir a Magazine City? No queda muy lejos de aquí-me ofreció con una amplia sonrisa en el rostro.
Mi corazón se apretó dentro de mi pecho y pensé que a lo mejor no sería muy buena idea traicionar de esta forma a Tommy, seguramente él estaba trabajando muy duro ahora mismo para mantenernos en Londres y yo estaba ahí de risas en risas con su competencia.
-Hmmm… la verdad es que… no creo que sea muy apropiado.
Fui sincero, al menos era algo destacable en una persona ser honesto ¿no es así?
-¡Oh, vamos! Algún talento debes tener además de ser el llavero de ese tal Thomas… Anímate, ven conmigo.
-¡No digas eso! Me estás humillando, además de dejar muy mal parado a mi…
-¿Amigo? ¿Vas a continuar con esa farsa? Es muy obvio que es tu novio… Pero no tiene por qué saberlo, de todas formas no pasará nada entre nosotros-habló rápidamente, aprisionándome contra una muralla pero sin tocarme.
-Aunque… tienes razón-dudé-. No tiene por qué saberlo, y aunque lo supiera no tendría por qué enojarse.
-Es lo que te digo, Newtie. ¿Qué dices?
-Ok, vamos, pero no me toques.
Ignoró completamente mi advertencia rodeando mi cuello con su brazo, recargándolo sobre mis hombros, y me ofreció un sorbo de su café. Sin embargo, no dije absolutamente nada al respecto.
-No, gracias. Acabo de tomar desayuno en el café con piernas que… Oh, no quise decir que…
-Tranquilo, entiendo. El café es buenísimo, ¿no te parece?
-¿Entonces somos los únicos hombres que van a un café con piernas sólo por el café de buen sabor?
-Eso creo-cortó la conversación de golpe.
Me guió por las calles, señalándome sus edificios favoritos y contándome qué era lo que le llamaba la atención de ellos. En un segundo lo miré a los ojos, bajando lentamente por su cuerpo y memorizando su vestimenta: unos pantalones negros del mismo color que su chaqueta y zapatos, también llevaba una camisa blanca con corbata gris anudada hasta arriba.
Rodeamos una calle casi por completo cuando, como por arte de magia, apareció ante nosotros un enorme edificio de no menos de diez pisos con paredes tan blancas como la nieve. Las ventanas brillaban como si las limpiasen cada cinco segundos, dejándonos ver nuestros reflejos y, si agudizaba bien la vista, conseguía mirar el interior.
Bryan me jaló del brazo, llevándome hacia adentro de City.
-¡Aquí es donde se realiza la magia!-elogió a su empresa.
Le di un suave empujón, haciendo que nuestros cuerpos se separaran, lo que fue muy agradable. Un peso menos del cual cargar.
-No sé a qué magia te referirás-le bajé los humos de la cabeza, luego añadí-. Es mucho mejor la Today.
-No sabes lo que dices. Déjame mostrarte el lugar… Empezaremos por fotografía, ¿bien?
-Me da igual. Tú estás haciendo el tour, tú decides.
-¿Me permites?-me ofreció su brazo pero lo rechacé enseguida casi por instinto, sintiendo cómo invadían mi espacio personal.
-No te permito nada-le dije a la defensiva, a lo que él reaccionó solo colocando los ojos en blanco.

Llegamos a la sala de sesiones fotográficas, en donde estaban maquillando a una joven modelo de veinticinco años de edad, lo sé porque se lo pregunté ya que me parecía extraño ver a una chica tan joven. Lucía de quince años la muchacha, y no exageraba.
Un chico apretaba botones en su cámara y probaba distintos efectos.
-¿Quieres que te lo presente?-me consultó Bryan cuando notó que no dejaba de mirarlo.
-Bueno-le respondí. Me tomó de la mano para llevarme donde el muchacho, entonces, una extraña electricidad me recorrió por completo pero no de buena manera. Era más como estar siendo electrocutado, dándome dolores de cabeza.
-Newt, él es Brendon. Y bueno, Brendon, él es Newt… un nuevo amigo-el fotógrafo alzó sus cejas con recelo y me tendió su mano. Tenía el pelo rizado y castaño y sus ojos eran marrones como los de… Brenda. Incluso tenían un parecido muy grande aquellos dos.
-Un gusto conocerte, Brendon-le dije solo por ser amable.
-Igual-respondió secamente, alejándose de nosotros dos.
-…que simpático…-le comenté a Bryan muy cerca de su oído cuando el otro chico ya estaba lo suficientemente lejos como para no escuchar.
-Todos los novatos son así, aunque no lo creas. Te acostumbrarás…-aseguró con una pequeña sonrisa en sus labios.
-¿Por qué lo dices?
-Porque tengo una propuesta que hacerte-me respondió, repentinamente mostrándose serio.
No. No saldré con él ni aunque me pagasen… Claro que no. Me decía a mí mismo en un tono muy seguro cuando vi hacia dónde iban sus intenciones. Sus ojos se oscurecieron y su mirada pareció cambiar en una fracción de segundo.
Bryan me apartó del resto, que eran Brendon, la modelo y otro chico más que había llegado recién para posar junto a ella. Se pasó la mano por su brillante y perfumado cabello, y luego se tocó el labio inferior con el dedo como si estuviese pensando si debía proponérmelo o no.
-¿Y?-le pregunté con evidentes nervios. Mi celular vibró en el bolsillo pero preferí dejarlo sonar, si era algo importante volverían a llamar.
Noté que Brendon nos miraba de reojo, poniendo mala cara y frunciendo el ceño cada vez que Bryan me tocaba en lo más mínimo.
-Sé que no nos conocemos en lo absoluto, pero por eso mismo quiero hablar más contigo, y la única forma de hacerlo es que…-mi celular volvió a irrumpir. Le hice una seña de que esperara un momento y miré la pantalla.

Tommy llamando…

-Sígueme diciendo…-le pedí con voz grave y pausada, ignorando el hecho de que Thomas podría estar necesitándome ya mismo. “Podrá arreglárselas él solo”, me confié.
-Newt, no sé en qué serás bueno pero me has parecido una persona interesante desde que decidiste comprar esa miertera revista. He estado como loco estas pocas horas que han pasado y… sólo quería saber si…
-¿Si…?-le apresuré, inclinándome muy por encima de él.
-Si quisieras trabajar en Magazine City.

Continuará...
El próximo capítulo vendrá con una parte narrada desde el punto de perspectiva de Thomas, pero avisaré obviamente :)
Me alegra de que les esté gustando la segunda temporada, ahora se vendrá más detalles de lo que tiene que hacer específicamente Tommy en su trabajo. ¿Qué irá a decidir Newt?

Examen de Recuperación (2da Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora