Mirar el techo se había vuelto lo más interesante que Virgo podía hacer. No negaría que le asustaba un poco volver a el pasado. Todavía recuerda lo poco que dormía y comía, sus malos momentos, incluso como a veces temblaba de solo pensar en lo que podía suceder.
¿Esta vez existía la posibilidad de irse?, ¿Los HADES atacarán directamente?,¿Será todo como antes?. Esas preguntas pasaban una y otra vez por la cabeza de Virgo. Sus pensamientos fueron interrumpido por un toque ligero en la puerta de su habitación. Se levantó de la cama algo dudoso ya que no esperaba ninguna visita.
– ¿Quién es?- pregunta antes de abrir la puerta, no escuchó respuesta alguna, en cambio solo escuchó que volvieron a tocar la puerta.
No abrió, pero volvió a hacer la misma pregunta con la esperanza de que al menos notarán que no iba a abrir sin repuesta. Esta vez en vez de escuchar los toques en la puerta notó que le pasaron una nota por debajo de la puerta. Con mucha duda se acerca a la nota y la coge, dudó leerla, pero al final cogió valor y la leyó.
"Escaparates una vez, escaparates una segunda ves...¿Escaparás una tercera?
HADES"
Virgo estrujó la hoja en su mano mordiéndose el labio inferior como si así pudiera evitar llorar desgarradomete. No podía dejar verse afectado, ya no era un niño. Respirara ondo y coge su celular para marcar el número de Ofiuco, para crear una reunión y mostrar la nota.
Exactamente como todos temian los HADES empezaban a advertir, ahora no podían separarse, no como la otra vez. No podían ser igual de ingenuos de estar solos. En la reunión crearon las parejas, una de ellas tenían que estar con Ofiuco a pesar de la insistencia de la misma que estaría bien y no quería molestar a nadie. Al final quedó junto a Aries y Leo, eso hizo que un escalofrío le subiese por la espalda, estar junto a esos dos en una misma habitación. Era mejor ir al matadero.
Al final todos se fueron con sus nuevos acompañantes de habitación. Pero vayamos a el trío que una vez estuvieron en el mismo distrito en la escuela. El silencio entre ellos tres es una de las cosas más incómodas que podían haber, incluso la tensión se cortaba con un cuchillo.
– ¿Entonces chicos, en que trabajan?- intento sacar tema Ofiuco ya cansada de ese silencio insoportable.
– Soy panadero- sonrió orgulloso Leo de su trabajo– Mi mamá y yo preparamos los mejores panes y dulces de Venecia.
– Que bien Leo- le apoyó Ofiuco.
– Patético- susurró Aries, recibiendo una mirada fulminante de la chica y una algo triste del león.
– ¿En que trabajas tú señor perfecto?
– Dirijo el casino de mi padre- sonó indiferente, como si fuera la cosa más normal, él se había vuelto una persona seria, fría y distante. Parecía alguien que carecía de emociones. En el físico no cambio mucho, solo creció y se cortó su cabello.
– Eso es genial- sonrió entusiasta Leo, él seguía siendo el mismo, alegre, entusiasta, que se creía una estrella en la tierra, ni el fisico cambió. Seguía con su cabello rubio y el mismo tamaño
– Eso creo.
– Aries, ¿Estas bien?.
– Perfectamente, ¿Por qué estaría mal?.
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Misterio en Dubai
Teen Fiction¿Acaso tenían algún tipo de maldición?, esa es la pregunta que se repetían los chicos una y otra vez sin creer que volverían a pasar lo mismo de su adolescencia. Pero con la diferencia de que sería en un hotel bajo del mar. No eran los mismo o quizá...