32 - Nuevo padre

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Sus manos le temblaban, pero a la vez se sentía emocionado. Aquella niña que por fin le mostraba una sonrisa estaba a punto de cambiar su vida para siempre.

Recordaba cuando la había rescatado de las manos de Overhaul. Recordaba cuanto había llorado en sus brazos por el miedo y por todo lo que había sufrido. Tenerla en sus brazos fue lo que "activó" su cariño hacia la pequeña, nunca creyó que los niños serían una de sus debilidades.

El hombre de mediana edad y lentes tomó los papeles para mirarlos una última vez.

- Shota Aizawa, ¿acepta ser a partir de ahora el padre adoptivo de Eri, y cuidarla como si fuese su hija de sangre?

- Acepto - respondió el hombre.

Eri sonrió de oreja a oreja al oir eso. No podía estar más feliz.

- Pues entonces, firme aquí.

Aizawa tomó la lapicera que el hombre mayor le tendía y firmó el documento que indicaba que adoptaba legalmente a Eri. En cuanto la tinta abandonó el papel, su rostro se transformó.

- Felicidades, Eri. Ahora tienes un nuevo padre.

Eri no pudo contenerse y se abalanzó sobre Aizawa para abrazarlo con sus pequeños bracitos. El azabache no se resistió y mostró una sonrisa ladina. Nunca pensó que algún día tendría una hija, pero ese día había llegado. Y no le importaba en absoluto que no fuese de su sangre. Era su hija ahora, e iba a cuidarla con su vida.

La protegeria con su vida.

Porque sabía que podrían buscarla otra vez, pero él no iba a permitirlo. No permitiría que le hicieran más daño.

Ambos salieron del edificio, Aizawa con los papeles en la mano y Eri tomando su otra mano y saltando con sus zapatillas rosas con luces por la calle. Se dirigían de regreso a la habitación de Aizawa en la U.A, que utilizaban como residencia. Desde que la pequeña Eri había llegado, Aizawa le había permitido quedarse en su habitación, aunque no tuviese grandes cosas, sólo lo necesario. Durante las clases quedaba bajo el cuidado de algún que otro profesor disponible en la oficina de Nezu, y para su buena suerte, no era de esas niñas que causaban demasiados problemas.

- Tengo una pregunta - dijo la niña alegremente.

- Dime.

- ¿A partir de ahora puedo llamarte papá?

Los ojos oscuros de Aizawa observaron a la reluciente niña a su lado. Oir aquellas palabras movieron algo dentro de él. Nunca nadie le había llamado por algo que no fuese su nombre o apellido, a excepción de sus alumnos refiriéndose a él como "profesor".

Pero, ¿cómo resistirse a esos hermosos ojitos?

- De acuerdo - suspiró Aizawa con su habitual tono agotado.

Eri celebró dando saltitos.

Mientras caminaban por la calle, muchos los miraban extrañados, ya fuese porque estaban observando al héroe profesional o porque ambos eran completamente diferentes: uno, adulto y serio, parecía ser sombrío a la vista, en cambio la otra, pequeña y alegre, contrastaba a los ojos de los demás por sus ropas tan infantiles y coloridas.

Pero a Eri no le importaba en lo más mínimo, y a Aizawa tampoco. Porque ahora podían decir que oficialmente, eran familia.



𝘿í𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙐.𝘼. | 𝙈𝙮 𝙃𝙚𝙧𝙤 𝘼𝙘𝙖𝙙𝙚𝙢𝙞𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora