33 - El mejor dia de mi vida

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El azabache se puso de pie una vez que logró apagar el ruidoso despertador. Seis de la mañana. En una hora tendría que dar sus clases como de costumbre. Eri aún dormía, al parecer tenía el sueño tan pesado que ni se había despertado cuando la cama crujio una vez que Aizawa se levantó.

Se dirigió al baño. Se dio una ducha rápida y decidió afeitarse. No era algo que hiciera muy seguido, siempre dejaba su barba creciendo, pero a esas alturas la tenía muy larga y se le hacía muy incómoda.

Tras atarse el cabello se hizo un desayuno rápido: el mismo café de siempre con una tostada con mermelada encima. Aquel ocho de noviembre sería, probablemente, un día más de su vida. No esperaba demasiado, en realidad.

Se despidió de Eri dándole un beso en la frente y tras tomar todas sus cosas partió a la Academia.

Algo que de verdad disfrutaba de ese camino de todas las mañanas era ver como el amanecer se reflejaba en las grandes ventanas del edificio estudiantil. Era algo que le gustaba mucho y nunca se cansaba de aquellas vistas.

Una vez que llegó a la Academia subió hasta la sala de profesores. Como era de esperarse, no había llegado nadie aún rondando por los pasillos. Lo más probable es que fuese el primero en llegar a la sala de profesores también.

Sin embargo estuvo equivocado.

Una vez que abrió la puerta se encontró con todos los profesores de la Academia sonriendole, exclamando al unísono un "¡Feliz cumpleaños!", mientras que Snipe disparaba con su arma cintas y papelitos. Aizawa se quedó sorprendido. ¿Con todo el trabajo que estaban teniendo últimamente de verdad se habían tomado la molestia de hacer ese pequeño gesto por él?

- ¡Estás bien viejo, Shota! - le dijo Hizashi dándole un golpe en la espalda y rodeandolo con un brazo.

- G-Gracias... - Aizawa no podía expresar todo lo que sentía en esos momentos.

- ¡Decidimos hacerte un pequeño regalo entre todos! - exclamó Nemuri con una sonrisa.

Toshinori dio un paso al frente y le tendió una caja envuelta con un envoltorio de gatitos. Aizawa, aún shockeado, abrió el paquete con cuidado y se encontró con algo que hizo que su sonrisa se expandiera instantáneamente.

- No estábamos seguros si era de tu talla, pero decidimos que era probable que ese fuera tu tamaño - comentó Kan.

Aizawa se abrazó a la nueva bolsa de dormir sonriendo como si fuese un niño pequeño.

- Me encanta... de verdad, gracias.

Toshinori lo abrazó con fuerza y luego todos los demas aprovecharon para abrazarlo también dado a que se encontraba en un estado blando que no tenía todos los días.

Cuando iniciaron las clases, Aizawa se dirigió al aula de la revoltosa clase 1-A. No esperaba a que sus alumnos se hubieran acordado que ese día era su cumpleaños.

Ni bien abrió la puerta, todos le gritaron "¡Feliz cumpleaños!". En el pizarrón habían escrito cada uno distintas cosas y también habían dibujado a Aizawa en su bolsa de dormir. Por todas partes había pequeñas notas como "eres el mejor profesor que podríamos tener", "te amamos", "Gracias por todo" y, por supuesto, un "apruebame el examen por favor" de parte de Kaminari.

Aizawa estaba al borde de las lágrimas.

- Es tu día, por favor no nos des clases - comentó Mina.

- ¡Tenemos algo para ti de parte de todos nosotros! - exclamó Uraraka.

Midoriya le entregó a su profesor un cuaderno negro con dibujos de gatitos en la portada. Al abrirlo (por supuesto que todos se amontonaron por encima para ver también), Aizawa descubrió que se trataba de un álbum de fotos con sus alumnos.

- ¡Ahí estoy yo! - dijo Kirishima al reconocerse en una foto.

- ¿¡Por que pusiste esa foto en la que estoy borroso, estúpido nerd!? - comentó Bakugo.

Mientras iba pasando las páginas, Aizawa iba acercándose más y más a un punto que no quería llegar. Cuando vio una foto grupal en la que estaban sus retoños junto a él en las afueras de la Academia, no pudo aguantar y las lágrimas cayeron por sus mejillas.

- G-Gracias... son los mejores estudiantes que podría h-haber pedido... - dijo entre sollozos.

Toda la clase se le unió al abrazo. Incluso algunos de ellos, como Deku, largaron algunas pequeñas lagrimitas de la emoción. Aizawa nunca había llorado de la emoción tanto como aquella vez. Fue allí cuando se prometió a si mismo cuidar de sus alumnos y estar con ellos hasta el final.

En efecto los chicos no tuvieron clase ese día. Se la pasaron jugando a juegos con su profesor, como al Uno, donde Bakugo casi decapita a Deku.

Una vez que terminó el horario de clases, salió a pasear junto a Toshinori, Eri y Shinso. Compraron helados y los tomaron en un parque mientras Toshinori le daba migajas que le quedaron de su almuerzo a la más pequeña para que alimentase a las aves que pasaban por allí.

Después regresaron a la Academia, donde ya caía el atardecer, para que Aizawa terminase de guardar sus cosas. Mientras lo hacía, recibió una visita inesperada de parte de una peli-mentosa.

- ¡Feliz cumpleaños, Shota! - exclamó Emi con una sonrisa de oreja a oreja.

- Gracias - Aizawa no pudo evitar sonreír.

- Oye, ¿y que tal si nos casamos como regalo de cumpleaños?

- ... no.

- ¡Ay vamos! Algún día nos casaremos. Lo prometo.

Aizawa no esperó que Emi lo abrazara. Le devolvió el gesto sin pensarlo dos veces. Más allá de que a veces le parecía un tanto agotadora, en el fondo era su amiga y apreciaba todas las veces en las que la había hecho sonreír.

Por la noche, dejó que Toshinori cuidara de Eri mientras salía. Hizashi lo invitó a un bar cercano a tomar cerveza como celebración de su cumpleaños y participaron juntos de un karaoke. Aizawa no pudo resistirse a la invitación de su amigo y cantó, cantó como no lo había hecho en mucho tiempo.

Eso sí, no quedó ebrio como Hizashi, pues quería llegar a casa bien para que Eri no se asustara. En consecuencia tuvo que llevar a Hizashi hasta su habitación, donde lo cuidó hasta que se quedó profundamente dormido.

Cuando él regresó a su habitación, Eri, Toshinori y sus gatos lo esperaban con un pastel. El rubio lo había hecho mientras Aizawa se encontraba fuera y la más pequeña lo había decorado con confites. Sopló entonces la vela tras pedir sus deseos y Eri pidió probar del pastel. Aizawa no iba a negárselo, así que ella fue la primera en probarlo, ensuciandose torpemente en el proceso.

Una vez que el "Tío Might", como le llamaba Eri, se despidió, Aizawa se dejó caer en la cama junto a la pequeña y sus gatos mientras miraba la televisión. Sin dudas ese había sido el mejor día de su vida.

Cayó dormido rápidamente y cuando Eri se dio cuenta, se acurruco a su lado y lo abrazó con ternura.

- Feliz cumpleaños, papá.



𝘿í𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙐.𝘼. | 𝙈𝙮 𝙃𝙚𝙧𝙤 𝘼𝙘𝙖𝙙𝙚𝙢𝙞𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora