Un verano en el '85 es para calor y helados, en Hawkins es para descubrir enemigos del país y de otra dimensión.
Robin Buckley x fem oc!
(slow!)
no. 1 #mayahawke (05/08/2024)
no. 3 #haileesteinfeld (14/08/22)
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La adrenalina que la había impulsado a salir con prisa de su casa no tardó en abandonarla a medio camino del taller. Sintió a los ojos hinchados por la falta de sueño y no había alcanzado a lavarse la cara para quitarse las lagañas. Darcy soltó una maldición cuando sintió una molestia en un ojo, tallándose con fuerza mientras salía del auto.
Últimamente Darcy se sentía como si todo a su alrededor pasara con lentitud, atrayéndola. Sintió las piernas pesadas y sus pasos lentos. Siempre sentía sueño, pero cuando la noche llegaba era cuando su cerebro por fin se activa y se negaba a hacerla descansar, dejando a miles de pensamientos inundarla y jamás dejarla.
—¿Dónde está? —alzó la voz, abriendo paso al taller, esperando una rápida respuesta por parte de cualquier hombre.
La música era lo único que se escuchaba, todos siguieron atentos a su trabajo, sin inmutarse en ignorarla, como si ella nunca hubiese llegado. Darcy solo se desesperó más.
—Así que Jane te contó —su padre salió de la pequeña oficina que rara vez era utilizada. Todos la ocupaban para turnarse las siestas durante el día, Darcy la utilizaba para no compartir su almuerzo, solo cuando llevaba sándwich de chocolate.
—Charlie, en realidad —corrigió, mirando a su alrededor en busca de él o del auto—. ¿Qué le sucedió? —volvió a su padre, pero tan solo parecía inseguro ante la pregunta.
—Solo rumores, ¿quién no hablaría de tremenda belleza golpeada? —le dio crédito al comentario, pero al ser un pueblo pequeño alguien debió haber visto algo.
El silbido de Joe, su padrino, llamó la atención de todos. Señaló algo detrás de ella y Darcy sintió a su corazón darle un horrible vuelco.
—En nombre de todos los Camaros.
No sabía que le preocupaba más, si el estado del auto o de su conductor. Darcy corrió hacia él cuando bajó de éste. Parecía muy torpe como para mantenerse de pie y había algo en sus ojos que le rompió por dentro. Parecía como si se encontrara traumado, pero qué podría ser lo peor que le pasaría a Billy Hargrove, ¿qué una chica lo rechazara?
—¿Qué demonios sucedió, Hargrove? —lo sujetó por los brazos, esperando a que la viera a los ojos, pero Billy veía a su alrededor, aturdido. Dudaba que una chica pudiese haberlo dejado así.
—Volveré más tarde —su voz sonaba tan lejana, le entregó a Darcy las llaves y sujetó su mano por unos segundos. Cuando por fin la vio, ella no tardó en compararlo con un niño asustado, a pesar de su aspecto intimidante.
Salió del taller entre tropezones y ella se contuvo en seguirlo. Era la única a la que Billy le confiaba su Camaro, él mismo había alegado una vez que nadie era digno de tocarlo, a excepción de las chicas, claro, pero solo para llevarlas a su casa.
—¿Segura que no irás tras tu novio, Darcy? —los demás hombres no evitaron reír ante la diaria burla.
Darcy mantuvo la vista fija por donde Billy había desaparecido, él siempre actuaba raro, más en los últimos días, después de aquella no tan incómoda plática que tuvieron. Pero ahora, en vez de aparentar estar como siempre, solo se marchó, dejándola con más dudas de las que su mente ya contaba.
Soltó el aire que había estado reteniendo y se aferró a las llaves.
—No es mi novio.
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Las tuercas se resbalaban con más frecuencia debido a el temblor en las manos, aun así, se negó a dejar por un momento el trabajo. Si pedía un tiempo en la oficina lo más probable era que solo pensara en lo sucedido de la mañana en vez de lograr descansar.
Apartó con brusquedad un mechón que le interrumpía la vista y continuó trabajando. Podía escuchar a Miserable Lie como apoyo por parte de sus tíos, pero no podía ver más que la clara ironía.
—¿Por qué quiere ver su ropa interior? —preguntó Garry, confundido ante la letra de la canción—. ¿Darcy quiere ver sus bóxers?
—¡Dios, no! —chilló, alzando la cabeza y ganándose un golpe en la nuca al chocar con el cofre. Cerró los ojos ante el impacto, aunque eso la ayudó a no imaginarse algo relacionado con ropa interior.
Escuchó risas ahogadas, en un intento de respetar el silencio por el dramático momento que vivió hace unas horas. Unas pesadas manos rodearon su cabeza, sobando la parte donde recibió el golpe.
—Deberías ir a tomar un descanso —su padre era bien conocido por tener un aspecto intimidante gracias a la mirada seria y grave voz que Darcy heredó de él, pero toda esa fachada desaparecía cuando consolaba a sus hijas.
—No quiero ir a la oficina aún —dijo entre quejidos por el dolor.
—Tú nunca estás en la oficina —Darcy no tardó en querer discutir, pero su voz quedó ahogada en otro quejido—. Ve al centro comercial, es tu lugar favorito, ¿no?
Darcy giró hacia su padre, con una sonrisa interrogante.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Desde que cerraron la heladería del pueblo, has ido solo para comprar tu helado, sin pensar en mí.
Ella rodó los ojos mientras escuchaba las mismas quejas por parte de los demás. Todos querían también helado, aunque no del que Darcy amaba, al parecer el helado de mora no era para cualquiera. No había pensado que su nuevo lugar de escape sería, a los ojos de los demás, su lugar favorito.
—No toquen el Camaro —les advirtió, señalándolos, amenazante, con un trapo.
—No olvides esta vez helado de vainilla —ella negó, limpiando sus manos de grasa, jurando que no lo haría.
Escuchó en seguida cómo cambiaban de cassette, haciendo sonar sus canciones de viejos. Pero Darcy ignoró el hecho de que les urgía dejar de escuchar a su banda favorita, más que nada porque lo primero que escuchó fue al rey Elvis. Además, por recordar con emoción el curioso azul que había en Scoops Ahoy.
