Ice Dream |Robin Buckley

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Los ojos de Darcy se negaron a ignorar cualquier detalle, por muy pequeño que fuese, sobre el rostro de Robin. El más diferente gesto tenía ahora el poder de aliviarla o decepcionarla, y era lo más seguro que ni ella lo supiera, a pesar de tenerla frente suyo, aguardando por su reacción.

Robin no tardó en volver a Darcy, percatándose después de todo este tiempo que sus ojos oscuros nunca dejaron de verla. Darcy por primera vez dejó a un lado al típico sonrojo de su compañera como una natural reacción a que alguien solo la viera. Solo que, tomando en cuenta que Robin se la pasaba haciendo comentarios sarcásticos a cualquier comentario estúpido audible en la escuela y siempre parecía orgullosa de incomodar al resto con ello, además de parecer portar con su propio imán, obligando a cualquiera a mirarla, no veía coherente que se avergonzara por lo mismo.

Pero Darcy intentaba comprenderlo, a su manera. Porque ella, tras una vida entera con personas observando cada movimiento que hacía al trabajar, ahora comenzaba a experimentar un sofocante vacío si era vista por Robin. Debía admitir que nunca fue partícipe de hacer amigos, y solo tenía uno, por lo que ya formar una relación con una chica que le agradaba se sentía extraño. Y podía apostar a que para Robin era lo mismo.

—Es el mejor sándwich de chocolate que he probado —aduló Robin, terminándose el lonche extra que Darcy hizo para compartirle.

Sonrió ante su admirada expresión y cuando notó una mancha de chocolate por la comisura de su boca, le señaló sobre su propia boca, indicándole. Robin atrapó su labio inferior entre sus dientes, quitando cualquier rastro de dulce que alguna vez hubo. Darcy tragó saliva en seco, sintiéndose de nuevo caer a un sofocante vacío, que la hizo reaccionar en que no había razón para que estuviera viendo sus labios.

No pudo ocultar su susto, entre su ensimismamiento, sobre el asiento cuando Steve empujó la puerta con fuerza. Dustin venía detrás de él, ansioso por contarles lo que fuera que hubiera encontrado con los rusos.

—Esa tarjeta abre la puerta, pero, por desgracia, el ruso que la tiene también lleva un arma gigante —apuntó hacia la ventana del local, antes de seguir con su camino en círculos—. Lo que sea que haya en esa sala, en esas cajas, no quieren que nadie lo descubra.

Darcy suspiró, comenzando a querer echarse hacia atrás de cualquier cosa que esto fuera. Toda persona con sentido común lo haría, pero mirando a los demás, intentado descifrar una solución, parecía que no lo tenían.

—Alguien debe ser capaz de ocuparse del guardia para obtener la tarjeta —suspiró Dustin, sin dejar de caminar—. Esto requiere de alguien capaz de ser sigiloso y hábil. No hay nadie más que...

—Claramente lo haré bien, Dustin. Gracias —le interrumpió Steve, acomodándose su uniforme con orgullo.

—¿Darcy, nos harías el honor? —terminó, sin inmutarse tras la corta interrupción.

—¿Qué dijiste? —atacó Steve.

Darcy seguía impasible, descansando su brazo en la pierna doblada sobre la pequeña silla, queriendo descartar si lo que había escuchado fue real. Pero Dustin había ignorado a Steve, esperando por una respuesta, y Robin, a pesar de haberse burlado, ahora solo la veía a ella, con una de sus tenues sonrisas.

Había escuchado bien y no se contuvo a alzar las cejas, conmovida por haber sido la primera opción.

—Me halagas, Dustin.

—¿Por qué yo no? —volvió a interrumpir Steve, mirando al niño.

—Por favor, di la verdad, ¿alguna vez ganaste una pelea?

—Fue una excepción...

—¡Dos! Jonathan, el año anterior—corrigió Dustin.

—¿Byers fue quien te golpeó? —interrumpió Darcy, soltando una risa.

—No fue nada —le aseguró Steve

—Solo un labio hinchado, la nariz torcida... —comenzó de nuevo Dustin, empezando entre ambos de nuevo la discusión.

Darcy giró hacia Robin, sorprendida que llevara más situaciones parecidas y siguiera aquí con ellos. Pero ella ya estaba planeando algo por su cuenta, había tomado solo un momento para verla descifrar ecuaciones en su mente y levantarse en seguida, con la respuesta clara.

—¿A dónde va...? —habló en un susurro, observándola desde la ventana tomar sus cosas y gran parte de las propinas del mostrador. Eso fue suficiente para llamar la atención de Steve.

—Robin, ¿qué haces? —le llamó su compañero, más preocupado por su parte del dinero que por cualquier cosa que ella estuviese planeando.

Lo que fuera que tuviera en mente parecía muy probable de olvidársele, pues en ningún momento se atrevió a siquiera explicarles. Darcy quería respuestas ante su clara prisa, y no veía oportunidad que su destino estuviera cerca y ella pudiera llegar con rapidez.

Cruzó el local, alcanzándola antes que volviera a correr. Cuando dejó a gritarle a Steve sobre sus obligaciones en el trabajo, volvió a ella.

—¿Quieres acompañarme? —Darcy no tardó en comparar sus ojos azules con los de Jane; igual de brillantes cuando se emocionaban.

No encontraba otra opción a lograr comprender lo que planeaba, incluso cuando su cabeza le decía que debía mantener su distancia, Darcy se halló de nuevo sin ser capaz de pensar cuando la vio. Sintió como un logro que las piernas le funcionaran y se acercara más a ella, sacando de su pantalón las llaves, haciéndolas tintinear mientras las mostraba, orgullosa.

—¿A dónde vamos?

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aino, aquí andamos viendo si se puede terminar esta parte antes que salga la cuarta temporada

*gritito*

omg, tmb quiero volver a publicar unas historias (relacionadas entre sí) tmb de stranger things, avr si sí  funciono como para aventarme al menos la primer temporada *grititox2*

espero q hayan disfrutado de las "vacaciones" y tomen suficiente agüita

~midnighthief