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Todas las sensaciones comenzaron a cobrar sentido conforme el movimiento del auto a toda velocidad la despejaba. El dolor en la cabeza por su herida, y en todo el cuerpo desde el accidente, al igual que las fuertes pisadas del monstruo siguiéndolos se volvían presentes mientras el camino la mecía.

Ver a esa deformidad detrás de la ventana la hacía parecer como una exhibición de un juego mecánico; creada para dar miedo, pero a los ojos de alguien que estaba experimentando una pesadilla tras otra, solo era un trabajo más en espera.

Pero Darcy no se sentía capaz de acabar con nada, no creía haberlo hecho en todo este tiempo. Solo estaba huyendo de todo lo que tenía que ejecutar, dejándolo a medias, mientras se recuperaban para volver a atacarla. Aunque para eso ya estaba ella misma, siendo su más fiel enemigo, haciéndola pedazos con cada momento donde no había sido algo más que una cobarde. Huyendo de todo porque nunca fue capaz de algo.

Nunca tuvo porqué haber abandonando su hogar, ni a su familia, mucho menos a su mejor amigo. Darcy no veía a otro culpable más que a ella misma por William Hargrove. Sabía que por más rusa que fuese, ella nunca podría haber atraído a un monstruo de otra dimensión para atacar a su amigo. Pero había sido ese efecto mariposa que lo atrajo a él, convirtiéndolo en alguien que ahora no podía reconocer, y no sabía como jugar a la heroína para salvarlo.

Todos se mantenían en silencio, sin aliento con el monstruo detrás de ellos, checando cada cinco minutos si seguía persiguiéndolos. Darcy nunca apartó la vista de él, dudando de su capacidad para procesar lo visto, y para evitar las miradas que sentía sobre ella de sus compañeros a lado.

Robin no había tardado en darle su espacio, alejándola de ella y sus latidos que habían comenzado a avivar sus sentidos. Lo que una vez sintió como su ruina, se volvió un resguardo para su mente en poder mantenerse lo más cerca de la cordura.

El sonido del radio en la mano de Steve la distrajo, creyendo escuchar la voz de una niña que no era Erica.

¿Me escuchas, Dusty-Bun?

Te escucho, Suzie-Pooh

Darcy buscó alguna respuesta en sus compañeros, quienes parecían tener conocimiento de ella. Obtuvo por fin una grata sorpresa entre todo el caos, donde el pequeño adolescente había conocido a su media naranja en un campamento. Y al parecer era tan bueno para ser verdad que ninguno le había creído alguna palabra hasta ahora.

La conversación de los tórtolos continuó como una plática de cualquier día, hasta que los apodos cariñosos pasaron a solo nombres. Suzie parecía muy ofendida por la falta de comunicación de su Dusty-Bun y Darcy no podría contradecirla, aunque no supiera de la batalla que su novio estaba teniendo en Hawkins y la responsabilidad en sus hombros como dueño de la única comunicación existente entre todos los equipos.

Ice Dream |Robin BuckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora