Forelsket |YoonMin|

capítulo 1

Eran pasadas ya las 8 de la noche cuando Jimin regresaba a su casa. Era tarde, sí, pero hoy tuvo que hacer doble turno en su trabajo porque uno de sus compañeros había pedido el día. Caminaba ya con cansancio, sus piernas dolían, pero no podía permitirse pagar un taxi cuando tenía que ahorrar para pagar su apartamento y comprar algunos sobres de ramen para alimentarse. No era saludable, pero era lo que podía costearse.

Jimin es un chico muy lindo. Sus cabellos rubios y sus ojos azules dan la imagen de estar viendo a un ángel. Sus mejillas abultadas y sus labios ligeramente gruesos y rojos lo hacen lucir realmente tierno. Pero sus abdominales marcados, sus muslos gruesos y su estrecha cintura lo cambian por alguien sexy. En pocas palabras, es un hermoso doncel.

Él siempre fue obediente, aplicado en sus estudios y alguien con buenos valores. Su vida era tranquila, sus padres lo cuidaban y amaban mucho, hasta que un día en su escuela, a la edad de 16 años, se llevaron a cabo las pruebas para saber si los chicos eran donceles y en su test salió positivo. Fue entonces cuando su vida cambió. Sus padres lo despreciaron como si fuera la peor escoria, lo humillaron y maltrataron, ya que para ellos era una atrocidad ser aquello. Jamás aceptarían que un hombre pueda concebir. Palabras que dolían aún más que un golpe, eran lanzadas sin piedad alguna por sus progenitores. Para Jimin, desde ese día empezó su calvario.

Llega a su apartamento, y lo primero que hace es sacarse esos zapatos que aprietan sus pies, se desviste y entra a la ducha para tomar un baño rápido. Decide no cenar, ya que no tiene apetito. Sale de la ducha y se pone su pijama de color celeste, que cubre su cuerpo. Cepilla sus dientes, seca su cabello y finalmente se mete en su cama, donde el recuerdo del día en que decidió salir de la casa de sus padres aparece, mientras se sumerge en la profundidad de los sueños.

Dos meses atrás .......

A pasos lentos, Jimin llegaba hasta su casa. Antes de siquiera abrir la puerta, se escuchaban los gritos que sus padres daban, reclamando y reprochando el hecho de tenerlo como hijo, como siempre. Ya era parte de su rutina, una a la que jamás se adaptaría. Las 22:30 marcaban su reloj de mano. Suspiró fuertemente y abrió aquella puerta de color marrón. Sus piernas temblaban y su corazón latía rápidamente. Entró y cerró con cautela, como si eso lo salvara de los maltratos y reclamos de sus padres. Tan equivocado. Su padre, desde la sala, lo miraba con desprecio y asco.

- Llegó el peor error de mi vida - su padre lanza como veneno esas palabras. -Soy tan miserable por haber tenido a un ser tan asqueroso - se acerca y de una cachetada lanza a su hijo al piso. -Te odio tanto, me avergüenza tenerte como hijo, saber que no eres un verdadero hombre, saber que puedes dar vida, me das asco.

Lágrimas llenas de dolor mojan las mejillas del rubio, el ardor de una de ellas por el fuerte golpe dado, y la marca que lo evidencia resalta. Sus pequeñas manos hechas puño por la impotencia, quiere reclamar, decir que él no desea ser así, decir que no es su culpa. Pero las palabras se quedan atoradas en lo profundo de su garganta. Como puede, se levanta. Su madre aparece y sabe que la situación se agravará.

-Haberte parido ha sido el peor castigo que he podido recibir-  No tiene más remedio que escucharla, con la cabeza agachada y la mirada clavada en sus zapatos, mientras piensa en cosas bonitas, como la playa o una noche estrellada, para ausentarse del regaño injusto.

- Eras mi mayor tesoro - siente cómo acaricia su hombro - pero tenías que ser un doncel, tenías que ser uno de esos hombres que no sirven de nada-  Los ojos de la mujer no expresan nada más que desprecio y decepción.

-Yo... Yo no he deseado ser esto - su voz apenas es audible - Jamás quise decepcionarlos, nunca quise ser lo que ustedes tanto odian, ni siquiera.... Yo solo... YO JAMÁS QUISE SER ESTO - los mayores solo observan cómo su hijo se ahoga en el dolor, solo miran cómo el lindo niño que tanto decían amar se rompe en miles de pedazos.