Capitulo 16

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Los programas que habian esparcido aquel rumor habian sido denunciados, ademas que la noticia se afrimo es falsa y aunque Yoongi no queria que se sepa nada del tema, tuvo que aclarar que su ex-novio habia estado en total acuerdo con él, no se menciona mas nada, en la Universidad, algunos lo habian empezado a cuestiornar y el no muy amablemente les habia dejado claro que con él no se mete nadie, ademas de que lo relacionaban con Jimin y el pelinegro lo defendia a capa y espada, puede que en lo profundo de su corazon un sentimiento de proteccion y querer crecia hacia Jimin, el rubio era paciente, buena compañia, ineligente y un maravilloso amigo, notaba un brillo especial en el rubio y el de apoco descubria que talvez con su ex solo estaba desesperado por sentir aquel sentimeinto de am,or por lo que dejo de lado todo para darcelo a él, pero comprendio que el amor no limita y solo ayuda en el crecimiento personal, y eso lo descubria con Jimin, y claro que el aun no esta enamorado, claro que no.

Hyung, ¿por qué estás tan callado? - preguntó Jimin de repente. Estaban en la sala de su departamento, la noche traía brillantes estrellas y una brisa fría. Jimin tenía una taza de té a medio terminar, sentado a su lado, mirándolo con aquellos ojos azules que le causaban grandes mariposas en su panza. - Hyung, ya despierta, llevas como 10 minutos sin ni siquiera moverte.

Meneó su cabeza y suspiró, se acomodó en el sofá y, mirando hacia el cielo oscuro que se mostraba a través de la gran ventana, sonrió. - Sabes, al principio estaba tan desolado, tan apagado que no creí que superaría esta situación. Pensé que mi corazón se desquebrajaba con los días, pero desde que te conocí no he dejado de pensar en lo afortunado que soy - Jimin sonrió y, dejando la taza en la mesita del centro, juntó sus manos. - Eres una persona increíble, me animas y a pesar de la situación no me has dejado, no huiste y solo me sostuviste para continuar juntos.

Sus oscuros ojos chocaron con los azules del rubio, aquellos orbes brillantes, con una sonrisa pequeña y tímida, pero que le calentó el corazón de una manera que ni su madre había hecho antes.

Te quiero mucho, Hyung, y sabes que estaré aquí cuando tú lo necesites, e incluso si no me necesitaras, estaría aquí siempre. - Yoongi se acercó lentamente, su palma atrapó la mejilla de Jimin y se acercó para darle un corto beso. El color subió en la cara de Jimin, se sentía asfixiado.

- Sabes, Jimin, no quiero que estés conmigo porque lo necesite, sino porque tú quieres, y sé que ahora lo haces, sé que me estimas y me quieres, y quiero que sepas que, aunque a pasitos de tortuga, has logrado cavar en mi corazón y enterrarte. No quiero apresurarme contigo, quiero que si llegamos a algo, que estoy seguro lo haremos, lo hagamos bien.

Jimin asintió sintiéndose tranquilo, sujetó la camisa de Yoongi y lo abrazó, dejó descansar su cabeza en el pecho del pálido y respiró la esencia amaderada. Sintió calma y, por primera vez, volvió a sentir aquel sentimiento de tranquilidad interior, con su cuerpo relajado y su mente en paz. Ya no se culpaba de su condición de doncel, ya no huía de aquel sentimiento de autoamor. Se aceptaba y ahora se sentía feliz de poder concebir, porque así en un futuro él tendría hijos, tendría un esposo, tendría una familia. Haber imaginado todo ese futuro al lado de Yoongi le hizo sonreír y llenarse de fuerza para poder lograr aquel sueño.

Te quiero mucho, Hyung. Gracias por todo. - Yoongi asintió y besó sus rubios cabellos, lo abrazó con fuerza y dejaron que la noche los consumiera, dejándose dormir en el calor ajeno.


La mañana del sábado estaba soleada. Eran las 10 y un sol brillante resplandecía, y el calor empezaba a sofocar en la ciudad. La ventilación era una gran ayuda con aquel clima. En la cafetería se servían bebidas frías y la gente estaba llegando en demasía para refrescarse. Jimin suspiró algo cansado. Jin atendía en caja y su nueva compañera de trabajo, una joven de 19 años, recogía las mesas dejándolas limpias. Sirvió un té frío y dos granizados, los dejó en la mesa correspondiente y atendió a la siguiente persona, un hombre de unos 40 años. Él le habló con demasiada confianza e incluso rozó su mano, lo que hizo que Jimin se sintiera incómodo. Cuestionó esta actitud y el hombre, sintiéndose superior, no dudó en dejar en claro que debía atenderlo o de lo contrario pondría una queja.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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