capítulo 11

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La cara de Taehyung era de sorpresa, tenía su ceño fruncido procesando la información que su rubio amigo le relataba y es que para nada cabía en su cabeza que Jimin haya aceptado vivir con Min Yoongi, uno de los jóvenes más deseados de su país y el exterior.

—Tae, ¿me estás escuchando?— Jimin mueve sus manos frente a su amigo. Al no recibir respuesta, choca su dedo índice contra su nariz, sacando así al castaño de sus pensamientos. —Oye, préstame atención, esto es importante—.

— Soy tu mejor amigo y sabes que te amo.— La seriedad de Taehyung asusta a Jimin, quien asiente con la cabeza. —Debería decirte que me parece algo absurdo y desesperado lo que estás haciendo y que no deberías involucrarte con alguien a quien apenas conoces—. Suspirando fuerte, Tae toma la malteada que antes había ordenado y vuelve una sonrisa pequeña a Jimin. —Pero, lo que de verdad te voy a decir y con toda sinceridad es que seas feliz. Aprovecha esta oportunidad de salir de tu rutina, vive cada día al límite y toma riesgos. Quizá es alguna señal del cielo el que te hayas encontrado con el chico y al final no estás dañando a nadie ni causando problemas. Piensa en ti, Jimin. Si sientes que esto está bien, es porque lo está. Ya deja de atormentarte, solo vive y disfruta—. Taehyung terminó su malteada y sacó una llave de su bolsillo. —Ten, cuando sientas que todo va mal, no olvides que ya tienes un hogar—. Los ojos de Jimin se llenaron de lágrimas al ver que su amigo le daba una copia de las llaves de su casa.

—Muchas gracias Tae, en serio gracias por todo— Se levanta y en un cálido abrazo derrama unas lágrimas más. —Eres mi mejor amigo, mi hermano y mi alma gemela—. Tae asiente y ve llegar a Jin.

—Hola chicos, ¿qué pasa, por qué esas caras feas?— Los menores se ríen  Jimin deja que hyung te abrace, no estés triste lindura— Rodea a Jimin con sus brazos y llora otro poquito más. El mayor estaba al tanto de su situación de desalojo.

—No se preocupe, hyung. Ya he podido encontrar un lugar donde quedarme — comenta, limpiando su cara con una servilleta —gracias por preocuparte— sonríe mientras la campanilla de la cafetería suena. Se giran y logran ver a un chico pálido vestido totalmente de negro — ¡¿Yoongi hyung?!

Yoongi mueve su mano en saludo y se sienta en una de las mesas cercanas a la ventana desde donde se pueden ver los autos y las personas pasar. Jin mira interrogante a Jimin y Tae solo examina al chico que espera pacientemente ser atendido.

—Terminaron de observarme o les paso una foto— la voz monótona del pelinegro los sacó de su análisis —Deseo un café americano y una torta de naranja, por favor— el silencio volvió mientras Yoongi tamborileaba sus dedos en la mesa esperando su pedido.

Jin menea su cabeza, disipando sus pensamientos, y se pierde detrás del mostrador para preparar el café y sacar la torta. Taehyung se vuelve a sentar y posa su mirada en Jimin, quien a su vez no parpadea por estar pendiente de las acciones del chico pelinegro.

Jimin, deja de babear y acércate—. Un golpe en su pierna hace callar a Tae. —¡Ay! Qué agresivo—. Es ignorado por el rubio, quien a pasos torpes llega hasta Yoongi.— Hace un momento era su alma gemela y ahora me golpea—. Se cruza de brazos y hace un puchero.

— Hola hyung— su voz es susurrante y amable. —Lamento lo de hace un momento, solo que me sorprendí al verlo— sus mejillas teñidas de rojo lo hacen ver tierno ante Yoongi, quien esboza una pequeña mueca denotando una sonrisa.

—No te preocupes, Jimin. Tampoco esperaba encontrarme contigo—. Sus labios pequeños son relamidos con lentitud a ojos de Jimin.— En la mañana esperé verte, pero ya te habías ido como si estuvieras huyendo—. Sus ojos se agrandaron y sus manos temblaron, había sido descubierto. —Pero sé que no harías eso, estabas con prisa seguramente—. Suspira y asiente, aunque la verdad sí huyó, pues tenía un poco de verguenza y lo mejor que se le ocurrió fue salir temprano de casa.

—Aquí está su pedido, joven—. Llega Jin interrumpiendo la charla. —Jimin, por favor, puedes ir a casa—. Se dirige al rubio. —Falta poco para cerrar y solo tenemos un cliente.

—Está bien, hyung—. Ve a Jin alejarse y vuelve su atención a Yoongi, quien come despacio el postre y toma con cuidado el café. —Nos vemos luego, hyung, disfrute su postre—. Hace una reverencia y se gira, pero las palabras de Yoongi lo detienen.

—Epera Jimin, iremos juntos a casa—. Con lentitud, limpia su boca con una servilleta. —He traído mi auto y parece que pronto lloverá, así que ve por tus cosas y nos vamos—. El rubio solo acepta con un ligero "sí".

Cinco minutos más tarde, sale con su bolso y su abrigo un tanto desgastado. Mira a Yoongi pagar y agradecer por el servicio, se despide de Tae, quien aún procesa lo sucedido en su cerebro. Aunque sabe que después tendrá que darle detalles, cosa de mejores amigos. El frío en el exterior es descomunal y tiritando ante la brisa helada, pero antes de emitir alguna queja, siente algo calentito posarse en su espalda. El aroma un tanto cítrico de la loción de Yoongi lo nubla y solo quiere restregarse y ahogarse en tan rico aroma.

—Deberías ser más cuidadoso con tus prendas, hace frío y puedes enfermar—. Las manos del pálido aprietan ligeramente sus hombros. —Ven, vamos al auto, se me congela el trasero—. Una risa grave lo deleita y vuelve a parecer un robot que es controlado por las acciones del mayor.

A una distancia corta logra ver un lindo auto negro, la alarma es desactivada y la puerta del copiloto es abierta.

—Gracias—. Murmura, sube al auto y ve a Yoongi hacer lo mismo.

—Vamos a casa, Jimin—. Y esas simples palabras aceleran el corazón del rubio, quien siente una tonelada de mariposas en su estómago.







En dos semanas entro a exámenes para finalizar el semestre, me contagie de Dengue y pues me duele hasta el dedo meñique y pues toca soportar.

Un abrazo a las personas que me leen, gracias por seguir aquí.

Mill🖇

Forelsket |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora