Las semanas fueron pasando y ambas chicas se adaptaron a su nueva normalidad. Se crearon una rutina tanto personal como profesional. Por la mañana se despertaban a buena hora y se iban al gimnasio. Se duchaban, desayunaban y hacían las tareas de casa. Siempre que podían comían juntas. A Mimi le vino genial la habilidad de Miriam en la cocina, y su costumbre a comer cosas sanas. Eso no quiere decir que de vez en cuando no comiesen porquerías varias, normalmente los fines de semana. Como la cosa en la música estaba muy parada, por las tardes Miriam se dedicaba a componer, y Mimi se iba a ensayar con las Lolas a la escuela de baile de un amigo. De vez en cuando les salía un directo por instagram y nunca lo rechazaban. Eso si, se ponían de acuerdo siempre para no hacerlo a la vez y hacerlo siempre en sus respectivas habitaciones.
En cuanto a Ana, la amiga de ambas, estaba cada dos por tres en casa de las chicas. Todo el confinamiento y la situación con la pandemia, había hecho un clic en la morena. Había decidido deshacer todo el disco y hacer uno que verdaderamente le llenase. Como Miriam, cada días se dedicaba a componer y cuando le salía algo que la ilusionaba, corría a casa de sus amigas a enseñárselo y a grabarlo en su estudio ya que ella no tenía. Las rubias estaban realmente orgullosas de como Ana le había echado un par de narices y se había arriesgado a romper con todo. Ellas iban a estar ahí para ayudarla siempre y se lo estaban demostrando de la mejor manera posible.
Miriam por su parte cada miércoles por la tarde iba a la psicóloga y estaba cada vez mejor. Carla le estaba ayudando mucho a superar todo el trauma que había supuesto su experiencia, pero es cierto que alguna situaciones aún le resultaban un poco incómodas. Por ejemplo hubo una tarde que lo pasó un poco mal. Ella estaba en el estudio con los cascos grabando una guitarra y ni se percató de que Mimi había llegado. Sin querer la granadina le puso una mano en el hombro y sintió como esta se tensionó.
-No me hagas daño por favor, llévate lo que quieras pero no me hagas daño- empezó a hiperventilar. Mimi al darse cuenta de la situación le quitó la mano, se puso frente a ella y le quitó los cascos.
-Ey reina, soy yo. Tranquila que no pasa nada- la abrazó y la pequeña se tranquilizó.
-Joder Mimi, perdona. Es que eso aún no lo tengo controlado. Se me viene todo el rato lo mismo y...- se le estaban encharcando los ojos.
-Chsss que no pasa nada, si ha sido mi culpa. Bueno a ver, ¿Qué estabas haciendo?- dijo para distraerla.
-Pues... estaba grabando unas guitarras que no se a donde me llevarán.
-Por ahí se empieza ¿no?- le sonrió
-Si, se supone que si. Aunque últimamente no me sale nada bueno.
-Venga ya tía. He escuchado cosas que han salido aquí y son muy buenas. Deja de exigirte tanto.
-Ya sabes que mi mayor TOC es la perfección- dijo con una sonrisa- Por cierto, ¿y mi beso de llegada?
-Pensé que no lo querías por haberte asustado- dijo sincera.
-Pues por eso mismo lo quiero, para que me pidas perdón.
Mimi se acercó y le dio el pico. Habían adoptado la costumbre que antes de salir de casa y nada mas entrar, se daban un beso. Al principio Miriam estaba mas vergonzosa pero luego se fue acostumbrando y ya lo hacían hasta ante sus amigos. Mimi le había explicado que era un gesto de cariño como otro cualquiera y la convenció. Tampoco le costó mucho la verdad.
Otra rutina que habían cogido era la de los fines de semana estar en casa relajadas tiradas en el sofá. A veces algún amigo venía y hacían una cena, pero pocas veces. Los fines de semana se dedicaban a descansar y a disfrutarse entre ellas. Alguno había habido que se habían metido en la cama de una y habían salido al baño y a comer y solo porque Miriam insistía en no comer en la cama. La verdad es que las dos se hacían mucho bien.
Entre tanta aparente tranquilidad, llegó una noticia que les removió completamente. Había salido fecha para el juicio y era relativamente pronto. Al ser un caso que tuvo otra denuncia después de ser abierta, tardaron a penas cuatro meses en llevarlo a juicio. Al llamar a la familia para contarlo, Efrén e Inés no dudaron en ir a Madrid para apoyar a Miriam. Sus padres querían ir también, pero al final decidieron que quizá iba a ser demasiado. No podrían entrar todos al juicio y la pequeña les rogó que no viniesen. Con los tres que iban a estar con ella, estaba bien protegida.
Por supuesto Mimi se empeñó en que Efrén e Inés se quedasen a dormir a casa. Miriam les cedió su habitación y las dos chicas rubias durmieron juntas. De todos era sabido que no tenían ni el mas mínimo problema en hacerlo. De echo cuando Miriam tenía alguna pesadilla, se iba a la cama de su compañera a que la protegiese. Era su sitio seguro.
El día del juicio fue un caos absoluto. Miriam no daba pie con bola y los de su alrededor estaban tan nerviosos que se estaban empezando a desesperar. Ver a la perfeccionista de Miriam haciendo todo mal, les estaba haciendo ver lo que realmente era para ella. La pequeña pensaba que sería el cierre de una etapa y que por fin podría vivir su vida sin miedo. Una vez en el juzgado y con su abogado al lado, los cuatro entraron a la sala. Allí se encontraba esposado y muy desmejorado un Victor que no levantó ni la cabeza. Miriam sabía que todo lo que había pasado había sido fruto del alcohol, pero aún así jamás le perdonaría lo que le hizo. El chico admitió todo lo que hizo, tampoco podía decir que no porque había pruebas mas que suficientes para culparlo. Con todo dicho, lo condenaron a cuatro años de prisión, tenía que acudir a terapia para reconducir la conducta y, por supuesto, se le puso una orden de alejamiento contra Miriam. En el momento en el que la jueza sentenció con su mazo, Miriam respiró tranquila. Por fin podía vivir mas o menos sin miedo.
Cuando llegaron a casa, unos cuantos amigos estaban allí. Mimi les había contado lo que habían sentenciado y estos prepararon una cena para celebrar la nueva tranquilidad de la pequeña. Ana tenía llave así que les había sido fácil organizar todo. Pasaron una tarde-noche muy amena, pero pronto Miriam se fue a la cama porque estaba agotada. La dejaron descansar y en cuanto todos se fueron Mimi se unió a ella. No hizo ruido pero Miriam se dio la vuelta para mirarla.
-¿Te he despertado?
-No, en realidad aún no me he dormido.
-¿No puedes dormir?- la gallega negó- ven anda- la acomodó en su pecho y empezó acariciarle el pelo- Oye
-Dime Mimita.
-Me ha dicho Roi que en unos días se va a Ibiza con Álvaro y unos amigos a un estudio. Me ha dicho que si queremos ir. ¿Te apetece?
-Pfff no se, es que no se que me apetece.
-La verdad es que nos vendría bien para desconectar.
-Tienes razón- miró a los ojos de la mayor- nos vamos con ellos.
-Claro que si reina, nos lo vamos a pasar muy bien.
-Eso espero. Buenas noches- le dio un pico y se volvió a acomodar.
-Buenas noches Miri.
Ambas sabían que ese viaje sería el primero de su nueva vida. Quizá sería un punto de inflexión para ellas. Lo único que tenían seguro es que iban a disfrutar de sus amigos, de la naturaleza y de la música a mas no poder. ¿Qué mas podían pedir? Seguro que nada mas.
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¡Hola!
Perdonad la tardanza pero esta siendo una semana de locos. Se que este capítulo es a lo mejor un poco tostón porque no hay mucho dialogo, pero es que tenía que ser así. Tenía que dar el salto temporal.
Y ahora se van a Ibiza. Ese viaje que nos regaló muchos momentos incluido el de la portada. Tengo cositas pensadas pero a mi me gustaría saber que os imagináis que pasará. Me encanta leer vuestras ideas.
Una vez mas, gracias por leerme y apoyarme. ¡Sois un sol!
¡Hasta pronto!