Mimi llevaba días organizando la noche a espaldas de Miriam. Cada vez que la gallega se metía en el estudio, ella salía pitando a buscar los detalles para aquella noche. Sabía que a Miriam le servía con algo de poco, pero quería que la noche fuese verdaderamente especial. No todos los días se le pedía a una de tus mejores amigas algo así. Quedaban poco mas de veinticuatro horas para el momento. La granadina tenía que disimular los nervios ante la gallega aunque aquella tarde se los notó peor no le dio importancia. Esa tarde estaban todos en el patio. Unos estaban tomando algo tranquilamente en la sombra, ella estaba tomando el sol en bikini y Mimi y Roi estaban haciendo el tonto por el césped. El moreno entró un momento a la casa y Mimi se acercó a la tumbona sin que Miriam se enterase.
-Ufff, madre mía como te queda mi bikini rubia- le dijo al oído- tenía que estar prohibido estar tan buena.
-Habló...- dijo sin abrir los ojos.
-Me pones muy mala Miriam Rodriguez- le dejó un beso muy sexy en el cuello.
-Mimi por favor, que estamos con mas gente y sabes que me da cosa- se estaba poniendo colorada.
-Están todos a lo suyo reina. Al menos déjame darte un beso. Todos saben lo nuestro.
-Jobá Mimi- abrió los ojos y al mirar esas lagunas verdes, no pudo decirle que no- ven, siéntate aquí anda.
-¡Voy!- se sentó a su lado, se agachó hacia ella y unió sus labios. Poco a poco la cosa fue subiendo de tono y, cuando Mimi tenía la mano en un pecho de la rubia, apareció una interrupción.
-Mimi, mira lo que compré ayer en...- se dio cuenta tarde y Mimi le miró con cara de asesina mientras Miriam se escondía. Cuando se dio cuenta se dio la vuelta- Perdón, perdón, no he visto nada.
-A ver chico, que no has visto tanto. Pero vamos, que nos has cortado el rollo total.
-Déjale Mimi, lo iba a parar ya porque la cosa se te estaba yendo de las manos.
-Mis manos las pobres han ido buscando un sitio donde estar bien. No te metas con ellas rubia- se echaron los tres a reír.
-Que morro tienes- le cogió la cara y le dejó un breve beso- Anda Roi, dale una pistola de esas. No me mojéis ¿eh?
-Claro que no reina, tu sigue aquí poniéndote morenita- le guiñó un ojo y se levantó- Tú trae que te vas a cagar chaval- Roi le lanzó la pistola de agua y corrió.
-Eso será si me pillas- esas palabras fueron el detonante.
Miriam los observaba y los grababa para que el mundo viese a dos críos pequeños pelear. Le flipaba que, aún teniendo cierta edad, ninguno de sus amigos perdía ese espíritu infantil. Es probable que por aquello todos formasen la familia tan especial que eran. La sonrisa no se le borraba de la cara al ver a esos dos pelear. Todo aquello terminó con los dos empapados y con Mimi en el suelo mientras Roi le sujetaba las piernas. Estaban riéndose a carcajada limpia, una risa pura y verdadera. Mientras los observaba, su movil empezó a vibrar. Miró la pantalla y cuando vio el nombre de su hermano sonrió. Como estaba lejos con la tumbona, cogió la llamada sabiendo que no se escucharían mucho los gritos de sus amigos.
-¡Hola enana!- dijo Efrén con Inés a su lado.
-¡Ey! ¿Cómo estáis?- dijo con una sonrisa.
-¿La verdad? Visiblemente mucho peor que tu. Vaya vistas y vaya piscinita cuñada.
-Esto es increíble chicos. Puedo trabajar y relajarme al mismo tiempo. Pasado mañana marchamos y estoy hasta triste.
-Cuando seas rica te compras la casa. Así van tu hermanito y tu cuñada a relajarse también.