Capitulo 17.

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Dos segundos habían pasado desde que Miriam les desveló a sus padres su verdadera relación con Mimi. Dos segundos de silencio los cuales a la gallega se le hicieron como una eternidad. Y por esa eternidad que solo ocurrió en su cabeza, Miriam huyó de aquel comedor corriendo. Entró a su habitación con lagrimas en los ojos y una vez en su cama, comenzó a llorar con desesperación. No sabía que iba a hacer. Tenía claro que con Mimi no lo iba a dejar, pero tampoco quería separarse de sus padres. Si la querían tendrían que acabar aceptándolo de alguna manera. Su cabeza era un hervidero de pensamientos altamente pesimistas. Pero el sonido de su puerta le hizo salir de ese bucle. No le hizo falta levantar la cabeza para saber de quien, o mas bien de quienes, se trataba. Sintió sus pesos en la cama a ambos lados de su cuerpo y necesitó soltarlo.

-Si me queréis de verdad tendréis que ir aprendiendo a aceptarlo. No voy a dejar escapar a Mimi porque me hace muy feliz- dijo contundente.

-Miriam, es que no nos dejaste expresarnos. Has huido por miedo a lo que te pudiésemos decir- y se dio cuenta de que su padre tenía razón. Salió de su escondite y se sentó apoyando la espalda en el cabecero.

-Te conocemos mejor que nadie y sabíamos que esto iba a llegar Miriam. Desde que Mimi y tu os reencontrasteis no parabas de hablar de ella- le sonrió su madre.

-Y no hablar como hablas de una amiga que te ha echado una mano como pueden ser Ana, Roi y Agoney. Hablabas con un brillo especial en los ojos.

-No quisimos decir nada porque sabíamos que tenías que pasar tu proceso y que para ello necesitabas tu tiempo, pero a Mimi la consideramos de la familia desde hace unos meses ya.

-¿Tanto se notaba? porque yo me he dado cuenta hace relativamente poco. De echo hace una semana que somos novias.

-Sabes que no te diste cuenta hace tan poco- dijo su madre en un tono muy suave- sabes que en tu cabeza esto lleva mas tiempo pero no quisiste darte cuenta o no lo quisiste afrontar- Miriam agachó la cabeza sabiendo que su madre llevaba razón.

-Que sepas que nosotros vamos a estar a tu lado siempre. Te vamos a apoyar en todas esas decisiones que te hagan feliz y Mimi es una de esas decisiones.

-No dudes jamás que vamos a estar contigo y te vamos a querer pase lo que pase.

-Jobá, pero pensé que os decepcionaría que no tuviese una relación "normal".

-No digas nunca mas eso. Que dos personas se quieran es normal siempre Miriam.

-Pero no es lo estipulado- dijo jugando con sus anillos.

-Como si a nosotros nos importase mucho lo que marca la sociedad. Lo que nos importa es que seas feliz.

-Ya pero....

-Que no hay mas peros Miriam. Que os queréis como nos queremos tu madre y yo y ya está. Sois una familia igual que las demás- dijo acariciándole la cara.

-Gracias por entenderlo y apoyarme- unas lágrimas recorrieron su rostro- Y siento el numerito- sus padres la abrazaron.

-¡Anda ya!- le dieron besos por la cara- Lávate la cara y vete a darle un beso a Mimi que se ha quedado preocupada. Tira.

Sus padres bajaron a recoger todo lo que había en la mesa mientras que Miriam se despejaba un poco. Todos estaban ayudando cuando la pequeña de la casa apareció por la puerta con una sonrisa en la cara. Mimi le dedicó una sonrisa, se acercó a ella y le dejó un beso haciéndole saber que todo estaba bien, aunque intuía que eso ya lo sabía. A pesar de que estaban cansadas, decidieron quedarse con la familia en el salón. Estaban sentados en los sofás y le contaron a Mimi millones de anécdotas de Miriam cuando era pequeña. También contó ella algunas de las suyas. En general se dedicaron a conocerse. A demás, como todos allí eran conocedores de su relación, por primera vez se sintieron en la libertad de poder demostrarse cariño con gestos y sin miedo ante su familia. Para ellas fue liberador. La tarde empezaba a caer y Miriam interrumpió aquella reunión tan bonita.

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