Capitulo 24.

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El fin de semana romántico terminó y salieron de allí mas unidas que nunca. Unidas y con muchas de las barreras que tenían, desaparecidas. Pero el relax les duró poco. A la vuelta a casa les esperaba de nuevo su ajetreada vida. Miriam no paraba de componer y de preparar los conciertos que tenía por delante, y Mimi se pasaba los días ensayando para mejorar cada vez mas sus shows. Como prometió Miriam, se escapó con Ana un fin de semana para ir un concierto de Mimi y aquel fin de semana se lo pasaron con las lolas de fiesta. Ana y Miriam fueron una mas de ellas y, de echo, las nombraron lolas de honor. No podían negar que aquellos días se lo pasaron muy bien y que a todas les vino muy bien el respiro.

El verano se acababa y con ello los conciertos cada fin de semana. Eso suponía que Mimi estuviese algo mas relajada. A demás estaba feliz por haber podido acompañar a Miriam a muchos de sus conciertos y haber podido ver como disfrutaba su chica en el escenario. Cada vez que la veía estaba mas convencida de que aquel era su medio natural y que haría lo que fuese para que se mantuviese allí. 

Mimi había terminado el último ensayo que tenía y se fue a casa. Paró a hacer unas compras para llenar la nevera y se distrajo en alguna que otra tienda de ropa enamorada de algunas prendas. Se contuvo y no compró nada porque no les cabía mas ropa en casa. Entre las dos acumulaban muchísimas cosas. Cuando entró a casa escuchó a Miriam hablar y al asomarse al salón se la encontró tirada en el sofá con el movil en la oreja.

-Si Inma, si se que tenemos que ir y tengo muchas ganas. A ver cuando hacemos un hueco de varios días porque un fin de semana es poco- hizo un medio puchero al pensar que iban solo dos días.

-Cuando podáis pero hacedme un hueco anda. Que no quiero ir por allí yo. Mi hija lleva mucho sin venir a casa y me hace ilusión que venga de una vez. A demás los abuelos...

-Lo se, se que la echan de menos y que para ellos moverse es una faena- bufó- En cuanto venga hablo con ella y nos organizamos algunos días para ir.

-Se que ahora estáis empezando y que os apetece estar solas, os entiendo y entiendo que queráis intimidad, ya sabes- dijo en tono pícaro- pero....- Mimi al ver a Miriam roja como un tomate le quitó el teléfono y se puso ella.

-¿Que le estas diciendo a la chiquilla que se me ha puesto colorá en un segundo? Joe mamá, que esto lo tenemos mas que hablao

-Hola mama, ¿que tal estas? Bien ¿y tu hija? Bien también...- dijo su madre con sorna.

-Que si mamá, ahora iba a eso, pero es que sabes que no le gustan esas cosas...

-Ya no soy una niña Mimi... me cuesta pero me tendré que acostumbrar- se defendió Miriam

-Pon el manos libres anda- dijo su madre- Lo siento Miriam, es que a veces se me va.

-Que no pasa nada, de verdad. Me acostumbraré- dijo riendo

-Bueno eso, que vengáis- dijo cambiando de tema.

-Que si mamá, ahora mismo lo hablamos y te decimos algo de verdad.

-Vale niñas. Cuidaos mucho, comed bien y con lo que sea aquí estoy- dijo con todo el cariño del mundo.

-Gracias suegra. Tranquila que te hacemos caso- Mimi sonrió ante como llamó la gallega a su madre.

-Hablamos pronto mami. Te queremos.

-Y yo a vosotras- Mimi dejó el movil sobre la mesa y se echó para atrás en el sofá.

-Perdón por lo bocazas que es Miri, es que no puede dejar de meter la pata- bufó.

-Que no es para tanto. Simplemente sois diferentes a mi y me choca. Pero si quiero pasar la vida contigo tendré que acostumbrarme- la besó.

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