—Oohhh… — gimoteó, entreabriendo los labios. Me imaginé su lengua lamiendo cada centímetro de mi polla.
—Vamos a probar algo. Estoy deseando sentir la profundidad de tu pequeño agujero. – cuando sin dejar de restregarle con una mano el pecho, los pezones que se le habían puesto duros de gusto, tocándoselos insistentemente con los dedos, bajé la otra mano y tanteé minuciosamente la zona que tanto deseaba, entre sus nalgas, recorriendo el camino que había entre ellas desde los huevos hasta llegar a su entrada cerrada. Jimin abrió los ojos de golpe y me miró justo en el momento en el que, a lo bestia, sin consideración alguna, introduje dos dedos de golpe, hasta el fondo, hasta los nudillos.
—¡Aaaah! ¡Juuungkoook! – chilló. Soltó su pene de inmediato y alzó el brazo agarrándose con fuerza al reposacabezas del sofá. Me reí en su cara mientras sacaba los dedos despacio, viendo su expresión variante entre dolor y placer. Era tan escandaloso con sus gimoteos…
—¿Qué te pasa? ¿Te duele? Pensaba que te gustaba. – no contestó, ahogándose entre sus propios suspiros mientras se los introducía otra vez, muy lentamente. Su agujero parecía querer tragarme por la presión que ejercía, estrecho, apretándome. – Estoy sorprendido, Muñeco. Ya no duele tanto como antes ¿no? ¿Le has pillado el truco o es que… estás más abierto? – y se rió. ¡Se rió! Ignorando los fuertes temblores de su cuerpo.
—Ya… es la… uh… la costumbre. – por un momento me quedé paralizado escuchándolo. ¿La costumbre? ¡Pero si hacía meses que no follábamos! Se los clavé hasta el fondo otra vez y Jimin arqueó la espalda. Su cuerpo retrocedió hacia atrás hasta dar con el final del sofá en un espasmo y su cabeza casi se quedó colgando del mueble. Apretó los puños y se llevó uno de ellos a la boca, con la cara roja como un tomate.
—Pensaba que hacía más de una semana que no te metías nada, como ahora el chucho de los huevos no está aquí y yo no estoy por la labor de jugar contigo… — Jimin sonrió de oreja a oreja, como si fuera estúpido. Le temblaba todo el cuerpo y al abrir la boca para hablar, un hilo de saliva se escurrió por la mejilla y barbilla.
—Hay muchas… muchas maneras de… ¡Aaah, aahh!
—¿Muchas maneras de qué?
—…De jugar… — lloriqueó. Saqueé los dedos y volví a introducirlos esta vez, con un tercero. Se los clavé tan al fondo como pude, con sadismo incluso, para qué negarlo. Jimin se llevó las dos manos a la cara, tapándosela y destapándola, mordiéndose los dedos con nerviosismo y ansia. – Juunggkook…
—¿Hay muchas maneras de jugar? Dime una. – le pedí. Su culo se endureció y su polla tembló, sacudida por mis movimientos, meter y sacar, meter y sacar, despacio, para que lo sintiera más. Estaba empezando a mojarse y si no fuera porque era imposible la lubricación en el recto, hubiera jurado que empezaba a mojarme los dedos.
—¿U—una? – suspiró, mordiéndose el labio inferior. – Igual… que tú estás… haciendo ahora… — y me detuve. Jimin suspiró y alzó la cabeza para mirarme. Cuando se percató de mi expresión burlona y agradecida por la pista, se tapó la boca con las manos. Me reí con pura maldad.
—¿Te los metes, Muñeco? ¿Igual que estoy haciendo yo ahora, eh? ¿Cuándo lo has hecho? No me he dado ni cuenta. ¡Qué torpe soy! Tendré que tenerte más vigilado a partir de ahora… — se estaba poniendo más colorado todavía si cabía, pero eso no le impidió pedirme más. Empezó a bajar y a ascender el culo, buscando más contacto con mis dedos, intentando metérselos él mismo más a fondo… y lo estaba consiguiendo. Observé casi babeando como se mordía el labio y empezaba a restregarse contra mi mano, prácticamente casi a saltar sobre ella. Se irguió un poco y me agarró del brazo, intentando pegarlo más a su trasero.
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⛓️Muñeco Encadenado⛓️ ~Kookmin
FanfictionBy Jungkook ¿Qué haces aquí, Jimin? Debería preguntar. ¿Es posible que esto sea lo que llaman destino? Si creyera en el destino, si creyera en Dios, si creyera en el karma, si creyera en algo, sin duda ese algo sería el culpable de nuestro reencuent...