⛓️19~ |

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By Jimin.


Seguía lloviendo cuando volví a abrir los ojos, aunque el agua ya no me caía encima. Podía oír los repiqueteos de las gotas chocando contra los cristales de la ventana a un ritmo hipnotizador. Podía respirar con cierta facilidad, aunque seguía sintiendo los pulmones cargados. Estaba en una cama y tras escasos segundos, volví a cerrar los ojos, agotado. ¿De verdad había nadado durante horas y alguien me había rescatado del mar? Porque así me sentía, como si hubiera nadado kilómetros y kilómetros, de una punta del mar a otra. Intenté moverme, pero enseguida rechacé la idea. Era como si un peso muerto me aplastara contra el colchón. Estaba helado y la espalda me dolía de tanto tiritar hasta que algo me cayó encima, haciéndome entrar en calor. Una sábana me cubrió el cuerpo y un aliento caliente me rozó la mejilla. Fruncí el ceño y me volví en la cama, huyendo de una molesta sensación.
Había soñado que durante días y días, nadaba sin parar en medio de un mar embravecido y helado, buscando algo que nunca encontraba. A cada brazada que daba, más cansado me sentía y más se me llenaban los pulmones de agua, hasta que, finalmente, me dejé vencer por las olas y me hundí en ninguna parte, pasto de los tiburones. Había sentido una gran desesperación, pero ahora, despierto aunque sin ser capaz de abrir los ojos, sabía que todo había sido una horrible pesadilla, por muy cansado que me encontrara.

—Hum... — gruñí, cuando algo húmedo, como una esponjita, me cubrió los labios. Los acarició y me traspasó calor. El contacto era un poco áspero, pero agradable. Me tembló el cuerpo entero y se me aceleró la respiración. Conocía aquel roce a la perfección y encogí la cara. La esponjita se apartó un poco, pero enseguida volvió a frotarse contra mi boca con más insistencia. Se cerró sobre mis labios y atrapó el inferior. Lo aplastó melosamente hasta que se escapó. Yo seguía caminando al borde de la inconsciencia y la realidad al oír la voz.

—Eres un Muñeco muy malo. – escuché. Supe que era Jungkook e intenté abrir los ojos, pero me pesaban una tonelada. – Siempre he sabido que las películas de dibujos animados son pura fantasía, pero tenía que intentarlo. Por lo visto, no todas las princesas se despiertan cuando el príncipe las besa. – le oí murmurar. Me estaba hablando al oído. Podía sentir la humedad de su lengua rozándome. – Puede que sea porque esto es el mundo real, no una película de Disney... o puede que sea porque yo no soy el príncipe adecuado. Soy el príncipe engreído y malo que muere cuando el bueno le atraviesa con su espada tras una gran batalla, en un acto de valentía. El príncipe bueno se queda con la princesa y no se vuelve a saber nada más del malo. Quizás sobrevivió al ataque, pero a nadie le importa saber qué ocurrió con él. – Jungkook se separó de mí. Su mano, aparentemente lejana, me acarició la frente y me retiró el pelo de la cara. Luego, para mi sorpresa, me besó la sien, pegando los labios a ella. El sonido casi imperceptible de sus labios contra mi piel me provocó una descarga eléctrica que me hizo suspirar de gusto. Después, se apartó. – Si te despiertas pronto... te prometo que seré un buen Amo. – murmuró. – Pero tienes que despertarte ya.

Oí unos golpecitos fuertes y seguidos. Parecía el golpeteo de algo duro contra madera.

—Ya estoy aquí, Jungkook. – pronunció una voz familiar.

—Quiero saber qué le pasa. Ya. ¡Ahora!

—A ver qué puedo hacer... eh... ¿a dónde vas?

—Tengo que salir un rato. Si se despierta, que no se mueva de aquí.

—Pero tío, tengo que verte la oreja, no tiene buena pinta... eh, oye... ¡Jungkook! – lo llamó el desconocido que acababa de entrar. Su voz me resultaba muy familiar, pero no era capaz de clasificarla. – A ver qué cojones hago yo ahora contigo, maldito marica.

Entonces, me volví a dormir profundamente.

Soñé que estaba en mi mundo perfecto. Me desperté en Seúl, con un cuerpo sano, sin cicatrices de ningún tipo y con las costillas perfectamente ocultas tras una buena proporción de carne endurecida. Era tan musculoso como cuando practicaba natación y mi pelo brillaba cuando los rayos del sol le golpeaban. Mamá estaba siempre contenta y Kwan era mi padre biológico. Minho y Kai seguían siendo mis mejores amigos y en la universidad, la gente siempre me tenía en cuenta y me respetaba y admiraba. No había guerras, no había contaminación, ni barrios bajos ni altos. Todo el mundo era feliz porque todo el mundo tenía pareja y no necesitaban nada más. Un mundo de parejas... pero yo no tenía pareja, porque era hijo único. En su lugar, tenía una azucena que nunca se marchitaba. Pero no era suficiente, ni de lejos.

⛓️Muñeco Encadenado⛓️ ~KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora