By Jimin.
El panorama, las circunstancias y la escena me sorprendieron bastante cuando llegué a la puerta de la pastelería, puesto que no era una pastelería en realidad como me lo habían pintado.
Ya me había parecido raro que hubiera una pastelería en los barrios bajos ya que si la gente no tenía dinero para comprar comida decente, carne o pescado, fruta, menos iba a tener para pasteles.La pastelería del tío de Andreas era… ¿cómo debía describirla? Multiusos, quizás. El local era grande viéndolo desde fuera, a través de los cristales limpios. Fuera del mismo, a ambos lados de la puerta abierta, una hilera de mesas y sillas formaban un pasillo entre ellas por las que deberían pasar los camareros. Una chica las colocaba en orden con temple concentrado. Vestía un uniforme bastante provocativo, negro y blanco. La falda era corta, a la mitad del muslo, con un bonito vuelo, de color oscuro y encajes claros. Un delantal atado a la cintura adornaba la falda y un lacito azul oscuro decoraba su cuello. El traje era sin mangas ni tirantes, apretado a la parte superior del pecho, cosa que me preocupó bastante. Deseé en silencio que mi uniforme tuviera manga larga.
Finalmente, el pelo de la chica (de un color rubio platino con mechas rosas recogido en dos coletas, bastante divertido), estaba decorado con un pañuelo blanco a modo de felpa. Sus zapatos tenían plataforma, y calcetines altos del mismo color que el pañuelo le llegaban a las rodillas.Era el típico traje de sirvienta que vendían para carnaval o cosplay atrevido para esas ceremonias de frikis de manga y japonés.
—Andreas… — murmuré. Él me dirigió una mirada feliz.
—¿Sí?
—Yo no tendré que llevar un uniforme como ese ¿verdad? – señalé a la chica y Andy rodó las pupilas por la cuenca de sus ojos.
—¿Quieres el trabajo o no?
—Sí, pero…
—¡Pues aguántate con lo que haya! – me golpeó la espalda con una mano y estuve a punto de vomitar en mitad de la calle. Había conseguido reprimir el vómito sobre aquella moto, pero no me fiaba de poder aguantar mucho más si se me zarandeaba. – Venga, vamos dentro. Deben estar esperando. – se adentró en la pastelería con aire optimista, pero antes, saludó a la chica del traje de sirvienta con una mano. Ella ni se dio cuenta de su presencia.
Entramos, y yo analicé la estancia con ojo crítico. Hum… limpieza. Mesas brillantes y sillas aún más relucientes, de una forma un tanto extraña, originales. El lugar era grande y el estante estaba lleno de pasteles, tartas y chucherías de toda clase y formas. Uff, pasteles de crema. Se me hacía la boca agua. Desgraciadamente, estaban ocultos tras una fina pared de cristal. Sobre la repisa había pan tierno en una cesta, flores que olían a campo, algunos platos recientemente fregados, de cristal y cartas donde venía el menú. Cogí una y me sorprendí al descubrir que no solo preparaban dulces. También vendían pan y a la vez, hacían de las suyas como bar con cerveza, vinos y demás. Tapas variadas, desayunos y almuerzos. Hum…
—¡Andreas! – un grito ronco me sobresaltó. Dejé la carta sobre la repisa de nuevo con rapidez y me volví enseguida.
—Ya estamos aquí, tío. — ¿tío? Observé detenidamente a sobrino y tío. No se parecían en nada y tampoco me hubiera esperado que el dueño de tanto azúcar fuera semejante hombre. Era más bajo que yo, con pelo canoso, mirada exigente y poco tolerante, arrugas alrededor de los ojos y dueño de un cuerpo tan musculoso, que daba grima. Fumaba puros… y era feo. Solo le faltaba el bigote.
—Llegas tarde. – gruñó. — ¡Tres minutos tarde! ¿Es que pretendías hacerme esperar toda la mañana, nenaza?
Hostias… el presidente del Daily Planet.
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⛓️Muñeco Encadenado⛓️ ~Kookmin
FanfictionBy Jungkook ¿Qué haces aquí, Jimin? Debería preguntar. ¿Es posible que esto sea lo que llaman destino? Si creyera en el destino, si creyera en Dios, si creyera en el karma, si creyera en algo, sin duda ese algo sería el culpable de nuestro reencuent...