1. Gran remate

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"El gimnasio estará cerrado por mantenimiento" Eran las palabras que el capitán de Karasuno había dicho cuando vio a los de primero caminando en dirección al club a cambiarse por sus ropas deportivas.

—¿Entonces no vamos a entregar hoy? —preguntó Yamaguchi.

—Mejor para mí. —Tsukishima tomó su maleta con el cambio de ropa y comenzó a caminar por el pasillo que separaba la escuela del gimnasio.

—¡Hay que entrenar en algún parque! —el pequeño mandarina estaba entusiasmado por seguir jugando al voleibol, no quería perderse ni un día de entrenamiento.

—Tsukki. —llamó el pecoso.

—Paso.

—Por eso eres un asco jugando voleibol. —comentó Kageyama con una sonrisa que atemorizó a Hinata.

Tsukishima se giró y lanzó una de esas miradas que perfectamente competía con la sonrisa del chico de cabello negro. Parecía ser una competencia para ver quién daba más miedo. La tensión se podía palpar.

—Tienen la obligación de seguir entrenando. —ordenó Daichi llegando de haberle avisado a los demás sobre la suspensión del gimnasio. Su oscura aura y mirada temeraria se hicieron presentes.

Claro, como capitán del equipo debía preocuparse por no bajar el rendimiento del equipo.

—¡Si, capitán! —Yamaguchi y Hinata hicieron una especie de saludo militar mientras tomaban a los dos altos que aún seguían en su extraña competencia de miradas, la cual claro, Daichi había ganado sin haber participado.

—Tch. —fue lo último que alcanzó a decir el más alto rompiendo la pelea de miradas.

Literalmente fue arrastrado por su mejor amigo. Tal y como había propuesto Hinata, llegaron a un parque que no estaba siendo transcurrido y se ubicaron en el área más abierta y sin árboles que habían encontrado. Tanto Kageyama como Hinata habían llevado sus balones por lo que optaron en solamente practicar pases y recepciones en pareja. Obviamente quedando juntos el dúo dinámico, Hinata y Kageyama, y los amigos juntos,Tsukishima con Yamaguchi.

Estaban a punto de comenzar un pequeño calentamiento cuando notaron algo extraño en ellos.

—Hianata idiota —el pelinegro llamó su atención —. Estamos en uniforme.

—¿Y que tiene? —preguntó el niño mandarina sin darse cuenta de la situación.

—¿Como que y que tiene? ¡Vamos a arruinar el uniforme, Hinata idiota!

—Ya empezaron estos dos. —susurró el más alto dándose la vuelta para darles de espalda.

—¿Tsukki? —intento averiguar qué era lo que haría su amigo cuando se agachó a la altura de su mochila, lo vio sacar su camisa deportiva pero aun así no lograba entender que haría con ella —¿Tsukki, te vas a cambiar aquí?

Casi en un abrir y cerrar los ojos ya se había quitado la parte superior del uniforme para ponerse aquella camisa. Al darse la vuelta y toparse con el pecoso solo lo miró de mala manera.

—Lo siento Tsukki. —se disculpó con una pequeña sonrisa.

—Solo practicaremos pases, no vamos a correr.

—¡Buena idea! —gritó Hinata imitando su acción cambiándose la parte de arriba del uniforme.

A los pocos minutos ya se encontraban practicando pases y algunas recepciones pequeñas. Más que nada estaban intentando tener un mejor manejo del balón, aprender a mandarlo hacia algún lugar en específico y mejorar la coordinación en parejas. Poco después de una hora practicando de ese modo, el gran dúo dinámico comenzó a practicar su técnica secreta, claro, lo hacían sin una red, intentando mejorar la conexión y la fuerza del pequeño Hinata.

—Hinata idiota. Si hubiera red no la hubiera cruzado. —se quejó Kageyama yendo por el balón.

—¡Claro que si hubiera pasado! Fue como Bam, shush. Sí pasó.

—¡Te digo que no pasó!

—Y ahí va otra vez. —se quejó el más alto consiguiendo una pequeña risa de su compañero.

—¡Entonces uno más! ¡No me iré hasta que según tú cruce la red!

—Tsukki, ¿se dará cuenta que no hay ninguna red? —preguntó el pecoso intentando no reír.

—Vamonos ya. —ordenó el más alto mientras dejaba el balón en el piso.

El dúo ni siquiera notó cuando sus compañeros se fueron, estaban tan sumergidos en intentar mejorar su nueva técnica que parecían no tener ojos para otra que no fuera el balón y la red imaginaria.

—¡Esa fue tu culpa! ¡Bakayama!

—¡Tú no saltaste bien! ¡Idiota, Hinata idiota!

—¡Uno más!

El mandarina lanzó el pase hacia su compañero el cual armó el balón de una forma tan meticulosa y con la fuerza suficiente para que fuese la partida del año. Por alguna razón el salto de Hinata no llegó a tiempo y solamente la alcanzó a rozar con los dedos dándole un poco de impulso pero en vez de hacia enfrente, la pelota siguió de lado.

De forma casi tan increíble, la pelota cambió de dirección con un fuerte y rápido golpe. Hinata miró su mano, no le ardía, no había sido él.

—Tu salto fue horrible.

Ambos chicos giraron hacia donde provenía aquella voz. ¿Una chica? ¿Ella había golpeado de esa forma tan espectacular?

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Pasivo Agresivo (Tsukishima Kei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora