18. Pude...

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—¡¿Se podría saber en qué diablos pensaban ustedes dos?! —gritó Sugawara enojado una vez los encontró sentados en una esquina de la calle bajo una luz mercurial.

—Lo siento. —la primera en hablar fue Gen, antes de que el mayor llegará ellos ya habían ideado las cosas que dirían para evitar un regaño aún mayor.

—¡Son unos tontos! Estaba tan asustado cuando contesté el teléfono. —exclamó lanzándose abrazando a la chica, pues claro, era como su hermanita y claro que se llevó un gran susto cuando le aviso a media madrugada que estaba perdida en una zona de hoteles, había formulado mil y un situaciones cada una peor que la anterior.

De nada había servido todo lo que había acordado, Sugawara era un pan de dios, era una mamá en todos los sentidos y afortunadamente no estaba enojado, solo asustado por la situación.

Con ayuda de Suga comenzaron a caminar en silencio, como si estuvieran regañados. Agradecían que no hubiera preguntado nada durante el camino pero al llegar a la habitación vio como el chico platinado le sonreía y le guiñaba un ojo.

¿Qué diablos pensó que hacían ellos?

Cuando la mañana llegó, ambos chicos agradecieron que nadie más hubiera notado su ausencia durante la madrugada o al menos eso pensaban.

—Ustedes dos no se salvan. —dijo Daichii mirando con odio al rubio.

—¡Ejercicio! —se adelantó a aclarar la chica.

—No me importa lo que haya sido. Tienen prohibido salir durante la noche. —ordenó con su oscura aura.

—Da igual. Hoy es el último día. —se mofó el chico de lentes restándole importancia a la situación.

—Te quedas en la banca hoy.

—¡¿Qué?! —exclamó Kei.

—Soy el capitán, son mis reglas. —dijo enojado.

—Daichi, él es parte fundamental del equipo. —comentó mamá cuervo en un susurro.

—Silencio, solo es para que se asuste. Obvio no lo dejaré en la banca. —susurró hacia su compañero de vuelta.

Tsukishima por su parte estaba furioso, pensando en que todo su trabajo no iba a importar si no le dejaban estar en la cancha, si no podía tocar el balón. No iba a poder demostrar que era el mejor, que era más fuerte. No se iba a poder lucir frente a Gen Minagawa. De nada le servía estar en la banca y para ese momento consideró seriamente que el ejercicio no le servía de nada sino que podía estar en la cancha.

Pasó la mañana frustrado y con el ceño fruncido. Había decidido no calentar cuando llegaron a la cancha.

—Tsukishima, a la cancha. —ordenó Daichi.

—Tch. ¿No que no?

De mala forma entró a la cancha frío, apenas logró hacer unos cuantos estiramientos antes de que el equipo rival diera el primer saque.

Estaban en problemas, Aoba Johsai estaba del otro lado de la cancha.

Cuando el partido terminó el ambiente estaba tenso. Habían perdido. La final del tercer set fue muy reñida pero terminó a favor del equipo rival.

No querían tirar culpas pero todos se culpaban a sí mismos.

El camino de regreso al hostal fue tenso, nadie se atrevía a hablar, tampoco tenían ganas de hacerlo.

Tomaron el autobús en silencio y al llegar de vuelta a la prefectura el entrenador Ukai los reunió para comer. Comieron en silencio, un duro y frío silencio.

Pasivo Agresivo (Tsukishima Kei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora