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—No me quiero ir. No quiero. Papi, no quiero.

—Ve, Katsuo. No hay nada de qué preocuparse.

—Papi no.

Izuku suspiró, esta vez la rabieta de su hijo lo cansaba mucho más, su bebé estaba a una semana de nacer, haría lo que pudiera. Inhaló profundamente y volvió su vista al pequeño peliverde entre sus piernas, que estuviera sentado en una banca del parque no hacía las cosas más fáciles.

—¿Por qué no? Kenji está jugando con los demás niños y tu padre está cerca cuidándolo. Me sorprende que tú cabecita brillante le tema a jugar.—Izuku dió un par de toques en la frente de su hijo mayor, Katsuo hizo un puchero tierno.

—No me da miedo jugar, papi. Es sólo que... ¿y si no quieren jugar conmigo?

—Pues, tal vez un villano visite sus casas.—Izuku se encogió de hombros bromeando, Katsuo se separó de él negando frenéticamente.

—No, papá. Sin villanos. ¿Si intento jugar con ellos no habrá villanos?—Izuku fingió pensarlo, provocando que Katsuo volviera a abrir su boca con indignación.—¡Papi!

—Está bien. Pero de verdad intenta jugar con ellos, o por lo menos ve y juega algo, ¿sí?—la mano de Izuku acarició la mejilla de Katsuo con cariño, le preocupaba que su bebé fuera de esa forma siempre, con miedo a los demás.

—Bien. Iré y jugaré, pero, espero que haya helado en la cena.—Katsuo se alejó con sus ojos verdosos acusando a su padre de algo, lo que hizo a Izuku reír y que el pequeño intensificara su mirada.

—Te veré desde aquí, Kats.

Izuku vio a Katsuo ir hacia el arenero y sentarse a jugar ahí, Kenji también, así que corrió con su hermano y pareció invitarlo a jugar con los demás niños, pero Katsuo sólo negó y siguió jugando con la arena, su hermanito insistió un poco más y al no recibir una afirmativa optó por irse y seguir en lo suyo. El peliverde mayor suspiró una vez más mirando hacia arriba, recargando su espalda en la banca y sosteniendo su vientre como costumbre.

Katsuki consideró el área lo suficientemente segura como para regresar con su esposo y dejar a Kenji jugando con los demás niños, además, notó que Katsuo ya no estaba con él.

—¿Dónde está Katsuo, cariño?

—Jugando solo en el arenero.

Katsuki miró hacia el arenero en el momento justo que un niño de cabello blanco se acercaba a Katsuo y se sentaba frente a él sin decir nada, eso le pareció extraño.

—¿Quién es el niño raro que está con mi hijo?

—¿Cuál?—Izuku volteó tan rápido como pudo, una sonrisa cruzando su rostro.—Ni idea, pero es una buena señal de algún tipo.

—Mmh, es extraño. No ha dicho nada.—Katsuki miraba con recelo hacia el arenero, observando con cuidado al niño desconocido.

—Cariño, tu hijo le teme a los demás y si un niño se acerca a él para jugar sin decir una palabra, lo dejaré. Al menos hasta que la situación se ponga más extraña. Déjalos un momento, ¡oh! mira, ya están hablando.—Izuku casi saltó de la emoción, su pequeño estaba haciendo amiguitos fuera de su círculo de amigos por el trabajo.—Sólo quiero que mi niño sea sociable por su cuenta y no por nosotros.

—Bueno, dejaré pasar esto. Pero los cuidaré desde aquí.—Katsuki no dejó de mirar ni un solo segundo hacia el arenero, ni cuando Izuku se acurrucó en su costado, sólo lo envolvió con su brazo por instinto.

—Como quieras, cariño.

Katsuo y el niño desconocido parecieron llevarse bien, se notaba desde lejos la alegría en el ambiente y cómo no paraban de hablar de algo. El niño pareció muy emocionado de repente y Katsuki fijó su mirada en él con más intensidad, hasta que los dos niños voltearon y lo saludaron desde lejos con sus manitas, les devolvió el saludo un poco confundido, aún más cuando el otro niño se dejó ir hacia atrás en la arena luego de saludarlo.

—Le agradas. Le agradas al niño del que estás celoso porque está hablando con tu hijo.—Izuku rió burlón sin separarse de su esposo, viendo también al par de niños risueños jugar solos.

—Es un niño extraño. Katsuo est-

—Estará bien, hacer amigos para jugar debería ser su principal preocupación ahora. Como Kenji, ese pequeño diablillo parece que se quedó con el lado sociable de su hermano.—ambos esposos echaron un vistazo a su hijo menor, que jugaba sin ningún problema con el mismo grupo de niños de hace un rato.—Son tan opuestos mis bebés.

—Parece que heredaron mucho más de lo que esperábamos de nosotros.—Katsuki dió un toque en la nariz de Izuku, le pareció tan bonito mientras lo miraba.

—Hermosa mezcla la que logramos.

—Totalmente, cariño.

Izuku y Katsuki finalizaron su conversación con un pequeño beso y una sonrisa cariñosa, después siguieron cuidando de sus dos niños jugando a lo lejos hasta cansarse. Sus juegos pararon en el momento que el sol se estaba poniendo, ambos pequeños completamente agotados volvieron a sus padres, ya estaban hambrientos y aunque sentían que el sueño los estaba alcanzando, intentarían no dormirse hasta estar en sus camas.

—¡Papá! Papi dijo que habría helado después de cenar, lo prometió.—Katsuo miró a Izuku malicioso, el peliverde le devolvió la mirada indignado pero no dijo nada, por hoy lo dejaría pasar.

—Bueno, si terminan sus verduras tendrán su helado.

Katsuo frunció su ceño cuando vio a Izuku burlarse de él en silencio.

—Volvamos a casa ya, niños. Es tarde.





















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I don't want to go (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora