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—¡No me quiero ir!

—¡No vamos a ir, papá!

—¡No vamos!

Izuku tal vez pataleó un poco.

—No puede ser. ¡Niños, debo estar ahí ya!

—¡No queremos!

El peliverde mayor aumentó su molestia cuando los tres pequeños desobedientes que tenía por hijos se rieron de él, en su cara. Y ya estaba prácticamente desesperado, sus niños le estaban quitando tiempo que ya no tenía para llegar a su reunión, que en realidad no era una reunión, sólo una sesión de fotos que era básicamente trabajo.

Cuando le ofrecieron la sesión Izuku no dudó en aceptar, llevaba tiempo sin ese tipo de acción y ya extrañaba tener algo de atención sobre él. Ahora sería más que uno de los Héroes más fuertes de Japón, también se mostraría como un padre de familia, dedicando la mayor parte de su tiempo a sus hijos y esposo pero sin olvidarse de él mismo, un todo en uno.

El problema era... que sus hijos lo veían como algo aburrido, apenas llegaron al lugar encontraron extremadamente entretenida la enorme fuente de agua con luces y no dudaron al escapar de su padre para jugar. La pequeña Tani ya era parte del grupo, había pasado mucho tiempo con sus hermanos y era tan rebelde como ellos.

—¡Niños!

—Es muy bonita, papi.

Desde el edificio, a través del gran ventanal de cristal, varios ojos estaban fijos en el alboroto que sucedía debajo. Algunas fotos ya habían sido tomadas desde ahí.

—Deberíamos preparar algo para cuando el señor Midoriya logre subir con sus hijos.

—Definitivamente.

—¿Es señor Midoriya o señor Bakugo ahora?

—Usemos el de siempre.

—Yo... seguiré tomando un par de fotos.

Cuando Katsuo y Kenji lograron hacer que su hermana entrara en la fuente fue suficiente para hacer explotar a Izuku, el peliverde comenzó a perseguirlos por todo el alrededor de la enorme fuente, y tal vez si no fuera tan divertido para los niños habría sido suficiente para calmarlos.

—¡Atrapalos, papi! —Tani saltó en el agua que apenas llegaba a sus rodillas, animando a su padre, para ella también era un divertido juego.

—¡No brinques, Tani! —gritó Katsuo entre sus risas, con Kenji y su padre detrás.—¡Puedes caerte!

Izuku aceptó que a pesar de ser tan travieso, Katsuo era precavido cuando se trataba de sus hermanos. Dejó de correr cuando su cuerpo le gritó que ya no podía más, no era tanto el ejercicio, sino que las travesuras de sus hijos sobrepasaban sus límites, era momento de rendirse. O negociar.

—¡Está bien, niños! Ya. —el par dejó de correr, lejos de su padre para evitar ser atrapados.—Entremos. Tendrán televisión y la comida que quieran allá dentro, vamos que ya es tarde.

—No gracias, papá.

Katsuo y Kenji entraron a la fuente sin problemas, yendo con la pequeña Tani que jugaba debajo de un chorro de agua color azul brillante. El peliverde mayor se sentó un momento en el suelo para descansar, sus niños estaban completamente mojados y ya no podía hacer nada contra ello.

—Bueno... No tengo más opciones. —habló para sí mismo, con resignación.

Izuku entró a la fuente con todo y sus zapatos, los niños intentaron escapar una vez más pero el agua y sus pesadas ropas les impidieron lograrlo, el peliverde se burló de ellos con malicia.

I don't want to go (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora