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—No me quiero ir. Esta vez no, papi.

—Anda, Katsuo.

—No, no quiero.

—¡Ven, hermano, es genial!

—Kenji, no.

La época de nevadas. Esta vez, el frío era tanto que los niños llevaban doble gorro, Tani lucía igual que una estrella de mar disfrutando de su primera nevada caminando con ayuda de Katsuki por la pomposa ropa que vestía. A Kenji nada le impidió tirarse en la nieve, era su cosa favorita de la época y lo que sus padres más odiaban, pues terminaba mojado y debían cambiarlo al menos unas tres veces.

—¡Kenji, que no! —el pequeño rubio siguió sin escuchar a su padre Katsuki y rodó sobre la nieve con la risa de Tani de fondo.—¡Deku!

—Resuélvelo, cariño. Estoy con Katsuo. —y una vez más, el castaño intentó llevar a su hijo a la nieve.—Oh vamos, Kats. Siempre has visto la nieve.

—Pero ahora tengo mucho frío, papi. No quiero.

—Sólo un ratito, es la primera nevada de Tani.

—Mejor vuelvo dentro.

—Katsuo, sólo un momento. Si juegas con tus hermanos se te olvidará el frío, y tienes como cinco capas de ropa encima. Ven. —Izuku jaló de su mano con suavidad, el pequeño peliverde caminó unos pasos aún con duda, pero todo se fue a la basura cuando su torpe hermano resbaló cerca de él por escapar de su padre, salpicándole nieve en el rostro.

—¡Está helada!

—Cielos, Kenji. —Izuku sólo suspiró, Katsuo volvió corriendo a la entrada intentando limpiarse la nieve.—Ve adentro a cambiarte, jovencito. Ya estás todo mojado, te hará daño.

—Ayúdame a parar, me pesa la ropa.

—Yo lo llevo. Quédate con Tani. —el rubio mayor le entregó la pequeña a su esposo, tomando después a Kenji y llevándolo en su hombro hacia dentro.—Ve a la nieve, Katsuo, a tu hermana le encantó.

—Papá...

—Cuando quieras está bien.

Katsuki y Kenji desaparecieron por la puerta de entrada, dejando a Katsuo con dudas y el rostro frío.

—Está bien. Vamos a sentarnos un rato, Tani puede jugar con un poco de nieve aquí. —Izuku decidió esperar, por esta vez, a que su hijo quisiera por él mismo ir a la nieve.

Katsuo aceptó sin decir nada, sentándose en un escalón y donde el frío no llegaba a él de forma total, Izuku se sentó a su lado con Tani, dejando un poco de nieve frente a ella que no tardó en aplastar con sus pequeñas manos enguantadas.

Los tres se mantuvieron en tranquilidad y silencio, Izuku cuidaba que su pequeña niña no comiera nieve y ella de todos modos seguía intentándolo. Katsuo se mecía de un lado a otro en su lugar, tenía frío, pero también quería ir a la nieve, pero no quería mojarse y que le diera más frío, no entendía cómo Kenji gustaba de eso.

Kats.

—¿Tani?

La pequeña rubia le dió a su hermano una bolita de nieve, y después otra cuando él no sonrió, la miraba confundido, era la primera vez que Tani decía algo con sentido. La niña no se detuvo a analizar nada, lanzó hacia el frente una de las bolas de nieve y miró a su hermano mayor, esperando que hiciera lo mismo. Katsuo por fin le sonrió e hizo lo que ella esperaba.

Izuku se prohibió decir una palabra, era el momento de Katsuo y Tani, donde por fin su peliverde hijo olvidaba el frío para jugar con la nieve. Estaba silenciosamente agradecido con su pequeña niña, esta vez ella lo había salvado.

—Volvimos. Kenji está listo para volver a jugar.

Katsuki salió por la puerta cargando en su hombro a un Kenji vestido con ropa seca y para más precaución, le había colocado uno de sus impermeables encima como una capa más, el niño estaba a nada de lucir como estrella igual que Tani.

—¡Vamos a jugar, Katsuo! —apenas tocó el suelo de nuevo, Kenji volvió a correr a la nieve donde antes jugaba.

—Sí, voy... Vamos.

Katsuo le pidió permiso a Izuku para llevar a Tani con él y el peliverde se lo permitió, no había mucho peligro si la llevaba de las manos estando en la nieve y con un súper héroe vigilando todo sus movimientos. La niña caminó con ayuda de Katsuo hasta llegar donde Kenji, quien estaba haciendo figuras en la nieve completamente sentado en el suelo, el impermeable protegiendo su trasero de terminar mojado con nieve derritiéndose. Katsuo comenzó su muñeco de nieve con ayuda de Tani, aunque lo único que hiciera la niña fuera picotear con sus manos la primera parte del cuerpo de la escultura. Finalmente, los tres niños se divertían juntos en la nieve.

—¿Qué le dijiste a Katsuo?

—¿Disculpa?

—¡Sólo pregunto! No es ninguna acusación, cariño. —Katsuki tembló un poco, pero lo disimuló abrazando por su costado al peliverde.

—Mmh. Esta vez sólo esperé, Tani hizo todo el trabajo. Dijo su nombre y se pusieron a jugar con la nieve.

—¡¿Tani dijo el nombre de Katsuo?! —el rubio gritó y por inercia apretujó a su esposo, se dió cuenta cuando Izuku lo pellizcó y le dolió.—Auch. Perdón.

—No dijo su nombre exactamente, dijo Kats. Y es la primera cosa con sentido que ha dicho, así que cuenta. —Izuku sonrió, mirando a sus tres pequeños amores jugando en la nieve, Kenji más que jugando estaba intentado mojarse de nuevo con la nieve derretida.—¡Kenji!

—Ay.

—Perdón, Kacchan. Debía gritarle a ese desobediente niño. —el peliverde sobó la oreja de su esposo, realmente no lo había lastimado pero su grito sí lo había tomado por sorpresa, incluso siendo un súper héroe.—¡Si mojas tu ropa de nuevo ya no sales, Kenji!

—Sí, papá...

Katsuki rió bajito observando a su pequeño esposo con las mejillas infladas, amaba cómo lucía enojado, siempre y cuando no fuera en contra de él, su esposo era precioso por donde lo viera.


























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I don't want to go (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora