Capítulo 18

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Me parece que por lo que ocurrió ayer por la noche en mi casa, a Sam no le ha agradado mucho la idea de asumir juntas la dirección del hospital. Ella quiere recuperar su relación y sabe que estar cerca de mi le dañaría el plan, porque estoy segura que hay algo entre nosotras y que no puede negarlo. Pero, ¿Qué tanto estamos dispuestos a soportar por "amor"? Nueve años amándola con la misma intensidad cada día, escribiéndole cartas para contarle mi vida sin ella, sí, cartas que nunca le envié y que quizás nunca vaya a leer, no me quedan argumentos ni siquiera para juzgarla por haberme dejado acá sola, mientras ella perseguía su sueño, porque si amas a alguien tu prioridad siempre debe ser que esa persona crezca, se sienta libre y siempre luche por sus sueños, al final hizo lo que creyó sería lo mejor para su vida, lo que me duele de su abandono, no es el abandono en sí, es la maldita forma en que lo hizo, ni un mensaje, ni una llamada, ninguna explicación de su boca, solo se fue sin mí, me hizo ir hasta el aeropuerto para ahí darme cuenta que una hora antes su vuelo había partido. Uno de los peores días que he vivido, pero no solo lo fue para mí, Juan Pablo lo vivió conmigo, ver que la había elegido a ella antes que, a él, llevar hasta el aeropuerto a la mujer que amaba para que se fuera con su mejor amiga le quemaba por dentro, el dolor se le notaba en su mirada, y aún recuerdo sus palabras cuando nos enteramos que el vuelo de Sam ya había salido:

—¿Se fue sin ti, es en serio? —me dijo con rabia y confusión.

—La chica del centro de información me acaba de decir que el vuelo partió hace una hora... —En ese momento no lloraba, solo intentaba analizar la situación y buscar una explicación lógica a lo que sucedida.

—No puedo creer que Sam nos haga esto —La voz de Juan sonaba cada vez con más enojo. Quizás porque al igual que yo no comprendía nada.

—Tiene que haber pasado algo, quizá ella tampoco lo tomó. De saber que el vuelo iba a salir antes, Sam me hubiese dicho algo.

—Mierda, Sam. Espero que tengas razón, preciosa. Porque de lo contrario voy a odiar a esa imbécil por el resto de mi vida.

—No la trates así, de verdad, ambos conocemos a Sam, tuvo que haber ocurrido algo. Voy a llamarla, estoy segura que ella no sabía de este cambio —Busqué mi celular por todos lados, pero no lo encontré, al parecer lo había dejado olvidado en casa de mi familia.

—Ten, llámala del mío.

Marqué su número, pero no había respuesta, la operadora decía que estaba fuera del aérea a de cobertura.

—No hay respuesta, Juan. No entiendo qué pasa.

—Pasa que por muy mejor amiga mía que sea, la voy a matar. No puede hacerte esto, May, a ti no, no te mereces nada malo en esta vida.

—Hasta que no sepamos realmente dónde está no vamos a sacar conclusiones.

Juan Pablo llamó a los papás de Sam y resultó que Sam sí se había ido en el vuelo con destino a Cambridge, y, además, había dejado un mensaje para mí con ellos. Me dijeron que Sam ya no quería saber nada de mí, que pidió que no intentara comunicarme con ella de ninguna forma porque no obtendría respuesta que me olvidara de ella, así como ella lo haría de mí. Eso fue toda la explicación que necesité para que mi mundo se viniera por completo abajo.

Punto de QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora