Capítulo 21

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El sonido de mi teléfono me despierta, un número desconocido me llama, por el código de área sé que es de Cambridge, puede ser alguien del hospital Hope así que mejor contesto.

—¿Bueno?

—¿Sam? ¿Eres tú?

—Allison...

—Perdón sé que llevo más de tres días perdida, pero mi celular se dañó y perdí todos mis contactos, he intentado comunicarme con Laura también, pero ninguno de los números que recordaba le pertenecían a ella. 

—Entonces, ¿cómo lo conseguiste? —Ya no puedo creerle, no puedo caer como tonta una vez más en sus mentiras.

—Entré hoy a trabajar y se lo pedí a la secretaría del hospital.

—Claro, porque no hay otras formas de comunicarse, ni redes sociales ni correo electrónico.

—Sí, sé que hay esas maneras, pero el día que salía del retiro hubo una fuerte nevada y el guía me invitó a quedarme un par de días mientras la tormenta cesaba y por el mal tiempo no había señal de internet. —me dice con la mayor convicción, pero algo dentro de mí se quebró, y ya no, ya no creo en sus excusas.

—¿Y cómo se supone que se dañó tu celular?

—¿En serio, Sam? —Su voz suena molesta.

—¿En serio qué?

—Pensé que ibas a estar feliz al escucharme y saber que no me pasó nada malo. Y lo único que has hecho es un interrogatorio, como si me estuvieras acusando de algo, ¿acaso no me crees?

—Mejor respóndeme tú eso, ¿puedo creerte?

—¿Qué rayos te pasa? ¿Por qué me hablas de esa forma? No fue mi culpa no poder llamarte, ni escribirte, pero acá estoy, ¿sí? Y te juro que moría por hablar contigo, desearía poder ir hasta Forside para verte.

—Entiendo.

—Ya en serio, ¿qué es lo que pasa?

—Allison, lo sé todo —sentencio y ella se queda en silencio por varios segundos.

—¿De...de qué hablas? —Su repentina tartamudez me confirma que estoy bien al no creerle nada, para ella siempre ha sido sencillo mentirme, cualquier excusa por más que sonara a película yo se la creía.

—Megan —le respondo, pero ella no me dice nada—. Sé que estabas con ella en el supuesto retiro.

—Sam, te juro que pensaba decírtelo, desde el primer día que volvimos a hablar, pero no quería que pensaras mal o que tuvieras que estar con la incertidumbre de si algo iba a pasar con ella. Yo no la invité.

—Ahora me vas a decir que está tan loca que se invitó sola.

—No creo que esté loca, pero esa es la verdad, Megan llegó sola al retiro.

—¿Cómo sabía ella dónde ibas a estar?

—No lo sé, ¿sí? Pudo haber hablado con alguna de mis amigas, ya sabes que también son sus amigas.

—Y al parecer son más amigas suyas que tuyas...

—Eso da igual, lo que importa es que sepas que yo no vine con ella y todo el tiempo allí estuvimos separadas, al menos hasta donde pude lograrlo.

—Te hubiese creído de habérmelo contado...

—Lo hice por nosotras, no quería dañar nuestra oportunidad de regresar. De haber decidido venir con ella ni siquiera te hubiese respondido el mensaje, ni te hubiese estado escribiendo como una acosadora todo el tiempo, además, ¿crees que Megan me hubiese permitido utilizar mi tiempo libre del retito para hablar contigo? —Eso tiene un poco de sentido, sí, ya le estoy empezando a creer, pero dicen que cuando la confianza se rompe tu vida y tu relación se convierte en un infierno, aceptar creerle me puede llevar a eso justamente— ¿Al menos me darás el beneficio de la duda?

Punto de QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora