Que te jodan

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-Me aburro ¡Llevamos una hora aquí! - Menciono una pequeña peli azul mientras observaba a una morena sentada en el césped con la espalda recta y transmitiendo altitud y grandeza únicamente con su pose.

- ¿Me culpas a mí? - Respondió sin especial expresión en su rostro.

- ¿A quién si no?

- ¿Qué tal a la que atravesó con una espada maldita a uno de los tres consejeros? - Objetó mirando a una rubia sentada a su lado de forma despreocupada mientras miraba al horizonte.

- ¿Mm? ¿Yo que? - Dijo con inocencia retribuyendo la mirada de su compañera.

-Tu ineptitud a veces me sorprende. - Una carcajada por parte de la rubia fue toda su respuesta mientras volvía su mirada al frente.

-No soy inepta, solo te ignoro.

-Le va a reventar la vena. - Guerra no apartó la vista del frente, por lo que fue al oír aquella frase del estandarte que pudo trazar una pequeña sonrisa victoriosa.

Pudo oír como la virtud se levantaba, para acto seguido oír el alzar de unas grandes alas. - ¿Adónde vas? - Volvió a preguntar sin mirar.

-A hacer mi trabajo. - Dijo con un tono más seco de lo habitual.

-Con tanta muerte alrededor, te van a ver. - Recrimino aun con aquella sonrisa en el rostro.

-Como si mi magia no tuviera suficiente nivel para ocultarlo. - Y acto seguido una fuerte brisa y el sonido de un aleteo alejándose le indicó que se había ido. El ambiente se quedó silencioso y apacible, fue al cabo de unos minutos que la rubia borró su sonrisa y dio un gran suspiro agachando la cabeza para observar el césped sobre el que estaban sentadas.

-No lo entiendo. - La voz de Frosta llamó la atención de la jinete, que, por su reacción de sorpresa, era seguro decir que se había olvidado de su presencia.

- ¿El qué? - Preguntó tras disimular aquella pequeña reacción de sorpresa.

-Te cae bien, es mas a mí también me cae bien, no solo porque nos respeta, sino porque realmente actúa en pos del equilibrio, además... no nos insulta. - Casi se podría haber vislumbrado un pequeño puchero, una pequeña fisura de debilidad que no pudo evitar enternecer a la mayor.

-Frosta... ¿Está todo bien? - La mencionada se levantó con su sonrisa de pequeña gamberra de siempre surcando su rostro.

- ¡Claro que sí! - Su sonrisa disminuyó un poco. - Es solo que... no me gusta interactuar con ellos, pero ahora estoy obligada a hacerlo. -Una pequeña sonrisa comprensiva surgió de la mayor.

- ¿Tan mal ha ido? - La menor, al ver el rostro de la rubia y su notable preocupación por su estado no pudo evitar sincerarse, un puchero finalmente surgió mientras pateaba cabizbaja una piedra que tenía a sus pies.

-Me dieron ordenes de ir junto a Valor y Micah, aunque ellos obviamente no querían.

- ¿Qué han dicho? -Preguntó algo enfadada.

-Lo de siempre, pero además no paraban de meterse contigo. - Ambas se quedaron en silencio mientras la menor continuaba pateando aquella pequeña piedra. - ¿Por qué te ven como un monstruo? Es que... a veces parece que te odian más que al resto y no sé por qué. Siempre haces tu trabajo, cargas con dos de los pecados más pesados por ti sola aun con las consecuencias que tiene eso sobre ti y siempre nos proteges de todo, los cuatro nos protegéis de todo...

-Frosta...

-He visto muchos ángeles morir, cuando nos mandabais a una misión conjunta de bajo nivel que se salía de control, he visto mil veces a los ángeles llamar por refuerzos y solo ver que mandaban a mas ángeles sin rango a tener su mismo destino, pero cuando nosotros pedimos ayuda siempre venís, si no eres tú, es Glimmer o Prime o Weaver, pocos demonios mueren en las misiones porque os aseguráis de mandar a los que tengan suficiente nivel para volver.

De virtudes a pecados. (Catradora UA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora