No te vayas

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Tras la aparición de aquel extraño pilar de luz ambos seres alados alzaron el vuelo y durante unos minutos este fue un tramo de silencio en el que la felina intentaba descifrar a que se debió aquella inesperada reacción por parte de Guerra ¿Qué era lo que se escondía tras aquella coraza? Catra no era idiota, siempre supo que nunca interactuó con un verdadero monstruo, incluso sentía que en miles de oportunidades pudo ver algunos de sus verdaderos rasgos. Pero aquella reacción, sin duda fue algo diferente e inesperado, algo que en cierto modo le carcomía por dentro, pues sabía que, de una forma u otra, esa frase fue solo rozar la superficie "No soy un monstruo, no quiero ser un monstruo."- ¿De verdad lo vamos a dejar así? - Su respuesta fue el silencio, un silencio deliberado que le sonsacó un bufido frustrado.

A veces le parecía hasta algo de alabar que seres milenarios fueran tan infantiles, pues conocía de mortales que a las pocas décadas ya tenían la sabiduría y madurez necesaria para llegar a rozar el significado de la vida, por supuesto que era pocos y lo mismo fallecían a los días, pero aun así, en lo que respecta a madurez eran fácilmente superados, por supuesto la morena se incluía dentro de esa actitud infantil de vez en cuando, pero no era algo que fuera a admitir fácilmente.- Entonces... ¿Esa es tu solución? ¿Ignorarme? - Nuevamente silencio, nuevamente un bufido. - ¿Sabes? Realmente no creo que sea algo que debamos ignorar y bueno...- Catra pareció sopesar las palabras que iba a vocalizar. - por mucho que nos peleemos, creo que confiamos lo suficiente la una en la otra como para hablar de esto. - Esta vez la respuesta no fue diferente, sin embargo, la morena no pudo evitar apreciar como una calidad sonrisa se trazaba en el rostro de su compañera. - ¿Qué significa eso? - Preguntó, casi que por inercia.

-Nada. - Mencionó con tono apagado. - Solo me sorprende que consideres que tenemos confianza.

- ¿No la tenemos? - Respondió titubeante, casi con miedo, al haber afirmado algo así tan a la ligera.

- ¿Quieres que sea sincera? - Aquella sonrisa comenzó a transmitir cierta altanería al sentirse en control de la situación. - Te confiaría mi vida con gusto, gatita. - Aquellas palabras fueron dichas antes de que la rubia tomara unos metros de ventaja en aquel vuelo, mientras que la felina no pudo evitar un inexplicable sonrojo ante aquella frase.

A los pocos segundos acabaron por aterrizar en la terraza de dónde provino aquella columna de luz y esta solo se pudo encontrar silencio, más la obvia carencia de cualquier criatura viva, ninguna de las dos dijo nada, mas centradas en su entorno y cualquier movimiento o ruido extraño que pudiera emboscarlas.

-Siento un rastro. - Habló de pronto la rubia.

- ¿Lujuria? - Adora negó en silencio.

-El rastro de Lujuria acaba aquí, pero sé que Asmodeo ha estado dentro del edificio. - Ante aquella información ambas miraron la puerta por la que se entraba al edificio, sin saber exactamente que se podrían llegar a encontrar.

- ¿Vamos? - Preguntó la castaña.

-Las damas primero. - Respondió la rubia con una pequeña reverencia. Catra blanqueó los ojos ante aquel gesto exagerado.

-Eres un jinete, no un caballero. - Catra avanzó hacia el interior del edificio mientras la mayor sonreía ante su juego de palabras.

Ambas entraron con cautela y silencio, el lugar estaba a oscuras y conforme bajaban las escaleras podían observar como las grietas abarcaban suelos y paredes, una constante amenaza y recordatorio de la poca estabilidad que podía tener aquel edificio, debido a los recientes temblores.

Pronto, la rubia se detuvo en el pasillo del cuarto piso, observando a la infinidad de aquel pasillo. - ¿Aquí? - La felina preguntó con intriga, sin recibir respuesta de su contraparte, quien simplemente avanzó por aquel pasillo, la castaña no tuvo más remedio que seguirle en silencio.

De virtudes a pecados. (Catradora UA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora