HACKER [Min Yoongi]

11. Celos

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El día en la universidad no inició como esperaba. Me hubiera gustado tanto la idea de sentarme con Yoongi en la única clase que compartimos, pero los planes cambiaron.

In Ho había traído su mochila al banco que se encontraba a mi derecha, sin siquiera preguntar si estaba bien sentarse ahí.

No estoy diciendo que el no me agrade o algo por el estilo, es solo que siempre parece querer estar sobre mi.

Ser el hermano mayor de una de mis amigas no le da el derecho de hacerlo, pero, como soy un poco cobarde —por no decir que mucho—, nunca le digo que no.

— ¿Sabes qué estaba pensando?

Dijo interrumpiendo mi concentración, y haciendo que me equivocara.

— ¿Mhh? —lo miré— ¿en qué?

— Deberíamos salir —sonrió—... el viernes ¿te parece?

No dije nada, y evité verlo directamente a los ojos, lo cual hizo que siguiera insistiendo.

— ¿Qué opinas?

— No estoy segura, tengo mucha tarea y un proyecto que hacer.

— Umh... bien.

Parecía molesto, muy molesto, pero realmente tenía tarea y tampoco quería salir con el.

— Buen día chicos, lamento el retraso.

¿En dónde estará Yoongi?

...

Y el chico nunca apareció. La clase se acabó y el no estuvo presente.

La mayoría de mis compañeros ya habían abandonado el salón. Planeaba quedarme a esperar a Yoongi —ya que aún estaba su mochila en su banco—, pero mi segunda clase comenzaría pronto. Me levanté de mi banco y tomé mis cosas, y por arte de magia, el cruzó la puerta en ese momento.

Dudé unos segundos en decidir si ir a dónde el, pero no lo hice ya que parecía algo serio.

Caminé a la puerta, hasta que el sujetó mi brazo, haciendo que mi mochila caiga y entre nuevamente al salón.

— Hola. Lo siento, hace un rato no pude terminar de decirte...

— Tranquilo —lo interrumpí—, no fue tu culpa.

— Mhh, bien... toma. —sonrió— Tengo algo de prisa, pero ¿puedes esperarme a la salida?

— Claro, te veo en un rato.

Nos sonreímos y el se fue, dejándome un sobre en las manos. Iba a leerlo, pero tenía que ir a clases, por lo que decidí dejarlo para más tarde.

Levanté mi mochila y salí en dirección a mi siguiente clase.

...

— Hola —dijo sentándose a mi lado— ¿esperas a alguien?

— Ehh... algo así, ¿buscas a In Ha?

— Si.

—Ella se fue hace rato. Salió junto a un chico alto.

— Esa maldita... iré por ella. Nos vemos.

— Adiós In Ho.

Sonreí e inmediatamente centré mi vista de nuevo en la puerta esperando a que Yoongi saliera. Hasta que me dí cuenta que él se encontraba frente a mi con una expresión de ¿sorpresa?

— ¿Qué pasa?

— Celos —soltó rápidamente—, no sabía que podría sentirlo tan pronto.

Comencé a reír, lo cual hizo que el sonriera cerrando los ojos.

— Vamos.

Dijo tomándome de la mano para comenzar a caminar en dirección a la salida. El no dijo nada en el poco camino antes de que llegáramos a un carro blanco estacionado.

Yoongi no me había dicho nada respecto a donde íbamos, así que estaba algo ansiosa, por lo que me puse a jugar con una flor de plástico que encontré por ahí.

— ¿El carro es tuyo? —pregunté intentando llenar el vacío—

— No —sonrió—, se lo pedí prestado a un amigo. Así que más te vale no dañarlo.

— No te preocupes —reí—, ¿a dónde iremos?

— Mhh cierto, no lo mencioné antes. Tendremos una cita.

— ¿Siempre eres así de directo?

— No lo se... tal vez.

El chico se detuvo con el semáforo rojo, y a los pocos segundos se giró a verme y comenzó a acercarse a mi. Mi corazón latía rápidamente por lo cerca que estaba, y realmente no sabía cómo reaccionar por lo que cerré los ojos.

— ¿Qué haces? —rió al verme— No traías puesto el cinturón de seguridad.

Inmediatamente bajé la cabeza, mis mejillas están ardiendo y seguramente se encontraban muy rojas por la vergüenza que acababa de pasar.

— Nada.

El soltó una carcajada para acercarse nuevamente a mi dándome un beso a penas dos segundos, ya que nos vimos interrumpidos con el claxon de un carro detrás de nosotros.

Ambos reímos, y el siguió conduciendo hasta que llegamos a un parque. Estaba algo vacío, pero se podían apreciar a varias parejas y familias paseando por ahí.

Caminamos en dirección a lo que parecía una tienda, y el se detuvo ahí unos segundos, mientras hablaba con un trabajador de ahí.

— ¿Vamos a rentar unas bicicletas?

— Si —sonrió—