Un viaje con los Volker
Habíamos salido un día después de lo que fue el funeral del pequeño Demian Volker, la familia parecía en verdad entristecida por la muerte del infante y lo demostraban con las muchas discusiones que tenían lugar cada cinco minutos y gracias a las más grandes estupideces que se pudieran imaginar.
Francamente, los hermanos de Timothée comenzaban a reventarme la cabeza con tantas niñerías, aunque si me preguntan a quién tolero menos, sería obviamente a Derek y juntándolo con la horrible presencia de mi caprichosa hermana Priscila, las cosas se ponían mucho peor; el que le seguía en edad, Jack era en realidad de mi agrado, era más bien un alma libre, risueña y relajada, caprichoso pero manejable hasta cierto punto; por último, Timothée, obviamente a él era al que conocía mejor y le tenía más confianza, solíamos estar juntos para evitar al resto de la familia, incluso, en ocasiones, evitábamos a la pobre Millie.
"Oh, Raphaela, ¿no te encanta?" sonrió Millie, la madre del difunto niño y madrastra de los Volker. "¿No fue mi niño en verdad inteligente al mandarnos a un lugar tan hermoso?"
"Sí, en realidad lo es."
No le podía quitar crédito al buen gusto de Demian, mira que esparcir sus cenizas en un lugar tan hermoso como lo era Islandia... sí, en definitiva, le daría un descanso eterno bastante agradable.
"¡Millie!" gritó entonces uno de los Volker, no tenía idea cuál de ellos, puesto que ninguna de las dos hicimos amago por volvernos para averiguarlo. "Millie, necesitamos los celulares."
El que rezongaba en ese momento era obviamente Derek, aunque comprendía muy bien el sentimiento de desesperación al no traer su teléfono consigo. Durante el vuelo, Millie había decidido quitarnos a todos los celulares, lo cual, a mi ver, había sido una pésima idea; con sus aparatos en las manos, los Volker al menos no discutían entre ellos, pero al tener la única opción de hablar entre ellos, aquellas charlas derivaban a peleas.
"No, ustedes necesitan convivir entre ustedes."
"Nos la pasamos peleando con esa supuesta convivencia" se cruzó de brazos Jack.
"Deben arreglar sus problemas" ignoró la mujer, elevando la cabeza de forma orgullos. "Vayamos a comer, se ponen insoportables cuando tienen hambre."
"Será mejor que vayamos con ella, si no quieren que vuelva a llorar" aconsejé a Derek y Jack.
"Ella llora de cualquier cosa" se quejó Derek.
"Quizá sí" le dije enojada. "Pero tú no sabes lo que es perder un hijo, Derek y mientras no lo sepas, no pondrás réplicas."
"¿Y tú quién te crees que eres para venir a indicarme lo que haré o no haré?" me dijo con ojos inyectados en molestia.
"Soy una amiga de Millie, por el momento eso es suficiente."
"No para mí."
"Basta, Derek" llegó de pronto Timothée, quien se había perdido en algún lugar junto con mi hermana Priscila.
"Derek tiene razón, Timothée" dijo mi hermana. "Ella no hace más que tomarse atribuciones."
"Sólo estoy pensando en el bienestar de una mujer que acaba de perder a su único hijo" expuse con exasperación. "¿Cómo pueden ser tan desalmados?"
"Basta ustedes dos, relájense" sonrió Jack.
En ese momento, la misma Millie salió del establecimiento en el que seguramente comeríamos, apuntándolo con una sonrisa de oreja a oreja y ojos brillantes.
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Esta soy yo: Raphaela
Teen FictionRaphaela regresa con su última aventura en la que tiene muchas cosas que descifrar y no sólo es con referencia a su amor de la juventud Timothée Volker, sino que, como todo en la vida, las cosas no son fáciles, se complican si no es que para ti, par...