Celos irracionales
En cuanto me sentí mejor, mi madre y yo tomamos camino hacia la fiesta, dónde rápidamente nos entramos a Timothée, esperando por mí junto con mis amigos Francis y Lucas, a quienes no esperaba ver en Londres y menos en la beneficencia.
"Hola" los abracé con una sonrisa de oreja a oreja, "que buena sorpresa ¿qué hacen aquí?"
"Invitados de honor" galanteó Francis vestido en un hermoso traje, "¿Tú cómo estás embarazada?"
"Pues... embarazada" le dije con obviedad, yendo hacia Timothée, quién me estiraba un brazo.
"Hola, señora Van Wyngaarden" saludó Lucas a mi madre.
"Chicos" mi madre asintió hacia ellos y siguió con su camino.
"¿Todo bien?" me miró Timothée.
"Vomité en un baño menos lujoso que el tuyo" le dije en broma, "pero estoy bien."
"¿Quieres que nos marchemos?"
"No, por lo menos tenemos que estar presente en esa mesa más de quince minutos."
"Vamos Raphaela" bromeó Francis, "te serviré un trago."
"Eh, no puedo tomar Fran, estoy embarazada."
"¡Maldición! Es verdad, lo siento, entonces te pido una limonada o un jugo."
"Tengo una obsesión por los frutos rojos últimamente."
"Vale, te lo pediré, panzas" rodé los ojos y asentí.
Seguimos platicando mientras caminábamos a la mesa, donde estarían los demás Volker y algunos de mis amigos, en realidad, sólo estaría Lucas, puesto que Francis había sido colocado en la mesa de mis padres, junto con Priscila y Derek, lo cual agradecía sobre manera.
"¿Cómo están las cosas en Nueva York?" sonreí hacia mi amigo, "¿Algo nuevo sobre Olivia o Alek?"
"Pues, Alek está muy bien, tiene a Amy Beth totalmente consentida y la verdad es que a Oliv casi no le veo, parece no estar mucho en casa últimamente y si lo está, Billy absorbe su energía al cien por ciento."
"Espero poder ir pronto a Nueva York, en serio los extraño."
Noté la mano de Timothée sobre mi muslo desnudo y moví mi oído cerca de él para que pudiera susurrarme lo que quisiera decirme, pero al notar el perfil apesadumbrado de Lucas provocó que no lograra ponerle una total atención, él no era de los chicos que se deprimieran y, que mostrara esa cara larga, quería decir que algo grave pasaba.
"Eh, ¿Qué pasa?" le dije, poniendo una mano sobre su brazo.
"Nada, estaba pensando" y sonrió hacia la persona sentada a mi lado, "no te puede quitar las manos de encima ¿cierto?"
Miré rápidamente a Timothée, quién charlaba con un ministro importante de Londres, pero mantenía una mano puesta en mi pierna sin remedio alguno a que la soltara.
"Creo que más que nada lo hace para saber si me siento mal, me suelo poner un poco tensa cuando tengo mareos, él lo sabe."
"Sí, supongo que nace de la convivencia ese saber" el dio un trago a su vino y me miró, "siendo sincero, no pensé que volverían, cuando me avisaste del embarazo, casi me estrello."
"Fue inesperado para mí también" acepté, "pero soy muy feliz, aunque no lo creas lo soy."
"Si lo creo, te ves feliz."
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Esta soy yo: Raphaela
Genç KurguRaphaela regresa con su última aventura en la que tiene muchas cosas que descifrar y no sólo es con referencia a su amor de la juventud Timothée Volker, sino que, como todo en la vida, las cosas no son fáciles, se complican si no es que para ti, par...