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¿Qué sucede con Olivia?

Aterrizamos en Nueva York a las diez de la mañana, Timothée venía de malas como cada vez que era necesario tomar ese tipo de transporte y Minnie May estaba rivalizando con su padre en el mal genio, yo sin embargo estaba feliz de volver, había extrañado todo de esa ciudad y aún más a las personas que vivían en ella.

"Te veré en un rato ¿sí? He quedado con Olivia."

"Bien, te veré en la casa, contesta el teléfono por favor."

"Sí, sí" rodé los ojos, "cuida a Minnie May."

Miré a la preciosa bebé en los brazos de su padre.

"Sé cuidar a mi propia hija, Raphaela, adiós" subió el vidrio de la ventana e indicó al chofer que condujera.

Si claro, Timothée era un padre extraordinario y un esposo sólo un poquito mejor, pero no toleraría más de tres horas con Minnie May a su cargo, resultaba ser que nuestra hija era mucho más demandante de lo que fuese Amy Beth a su edad, increíble, lo sé, pero cierto.

Entré al restaurante en el que prácticamente iba a acorralar a Olivia, la chica se había hecho toda una experta en evadirme desde que fue a visitarme unos días después de que nació Minnie May.

Hasta cierto punto la comprendía, en serio lo hacía, siempre había sido el sueño de Olivia tener un hijo y el no poder embarazarse la había consumido por mucho tiempo, al menos hasta que pudo adoptar al pequeño Billy.

Sin embargo, y sin explicación de su parte, una de mis mejores amigas había cambiado por completo, tal parecía que deseaba deshacerse de todas sus verdaderas amistades y llevaba meses sin hablar con nadie sobre su aparente desprecio hacia nosotros.

Hoy descubriría qué era lo que le sucedía, había dejado pasar demasiado tiempo, le quise dar su espacio, pensé que eventualmente acudiría a Rachel o a mí para hablar, pero dado a que ese día no llegó, yo se lo impondría justo ahora.

Levanté la mano desde la mesa cuando la vi entrar y no pude más que sorprenderme, ella no parecía sentirse muy bien o eso era lo que denotaba su cara; lucía cansada, quizá un poco enferma, no estaba perfectamente vestida, pintada o peinada, esa no era la Olivia que yo conocía, la preciosa morena de ojos verdes parecía totalmente desanimada, quizá deprimida.

"Oliv ¿qué pasa? ¿Te sientes mal?"

"No, para nada, estoy más que perfecta."

"Cariño, no lo pareces. Venga siéntate."

"Gracias" sonrió y me miró de arriba abajo, "mírate, te ves hermosa, incluso después de tener un bebé."

"No había sabido de ti desde que fuiste a Londres a ver a Minnie May ¿Qué ocurre?"

"¿Ocurrir?" tomó una taza de café, "no ocurre nada Raphaela."

"Bien" levanté las manos, "si tú lo dices."

"Me enteré que Tim y tú se casaron a escondidas" rodó los ojos, "muy típico de ustedes, aunque no deja de ser... romántico."

"No somos de grandes fiestas, fue algo entre nosotros; comimos, tomamos e hicimos el amor, nada más."

"Suena bien para mí" asintió con la mirada perdida. "Al final parece que tienes la vida de cuento que soñaste alguna vez."

"No diría que fue un sueño, creo que logré pasarlo bastante mal, pero ahora, no lo sé, parece todo haberse acomodado, ¡el destino tal vez!" sonreí, bebiendo de mi café.

Esta soy yo: RaphaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora