Esta soy yo: Raphaela

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La habitación en conjunto

Llegamos justo a tiempo para que no perdiera la cordura, los Volker no habían parado de gritarse entre sí, incluso escuché a Millie alzar la voz una que otra vez, mis sobrinos, gracias a Dios, eran chicos tranquilos y se habían dormido en los asientos de atrás sin problemas, pero lo que eran los cuatro adultos... eran un completo dolor de cabeza.

"Al fin" dijo Millie cuando bajó del carro y entró al hotel hacia la recepción.

"No sueles tener tan malas ideas Raphaela, me sorprendes" sonrió Jack quién caminaba a mi lado. "Lo mejor hubiera sido que Derek manejara, Priscila se sentara a su lado, tú sentadita entre Millie y Timothée y yo feliz durmiendo con los niños."

"Para la próxima, tú da las ideas y yo atenderé."

"Es un trato, bocona" me revolvió el cabello y caminó al loft.

Me acerqué al hermano que parecía más sacado de sus casillas, y este obviamente era Timothée, a quién miré con una sonrisa de disculpas por haber tenido la mala idea de mandar a los Volker atrás, manejando yo y con Priscila de copiloto.

"En serio que fue una forma muy ocurrente de torturarme."

"No lo hice por eso, lo siento."

"Lo sé" me miró con un brillo en los ojos y delineó mi nariz con uno de sus dedos hasta llegar a mis labios, por donde pasó su pulgar, "vamos antes de que mi familia se mate por estar sola."

Me sentí un tanto hechizada por aquel movimiento, en realidad no había sido nada, pero me dejó con una agradable sensación en mi interior y no me di cuenta que se marchó hasta que Priscila se acercó a mí con mis dos sobrinos.

"Está resultando ser un viaje muy revelador para mí" dijo mi hermana, "no soporto a esta familia."

"¿En serio?" rodé los ojos, "pero si a mí ver el que causa más discordia es Derek ¿Por qué no le dices que se calme?"

"Derek sólo actúa conforme fue tratado por todos ellos" los ojos de Priscila se encendieron, "No puedo creer que sigas pensando que Timothée es un ángel después de todo lo que te hizo."

"Sé que no lo es, pero te dije lo anterior viendo comportamientos actuales, no de cuando éramos niños."

"Quieres metértele hasta por los ojos ¿cierto? No soportas que no te ponga atención."

"Me pone atención Priscila y, en todo caso, no la busco en ningún sentido, tanto él como yo somos libres el uno del otro."

"¿Ah sí?" sonrió y negó, "¿Qué haces aquí entonces?"

"Ya te lo he dicho antes Priscila, pero si lo que quieres es atacarme, entonces hazlo."

"Deberías darte cuenta que él puede hartarse de tu actitud en cualquier momento, cualquiera lo haría" me dijo, "además, sé que tiene un socio muy importante en Francia, se muere porque Timothée conozca a su preciosa hija."

Odiaba a Priscila, cuando se sentía amenazada, no dudaba en hacerle la vida imposible a quién tuviera cerca, en ese caso era yo, puesto que encontraba en mí todo lo que a ella le faltaba: la aceptación del resto de los Volker. La entendía, quería ser parte de la familia de su marido, pero yo no tenía nada que ver con ello.

"¡Millie!" gritó Timothée, para mi sorpresa, persiguiendo a la mujer que caminaba sin miramiento hacia nosotras.

"No aceptaré otra replica Timothée Volker, deja de gritarme y de seguirme" levantó una mano para que él se detuviera.