Capítulo Sexto: Pete Pitchaya

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Pete

Can aprieta el volante con fuerza. Veo su mano por el rabillo del ojo. Ha quedado roja después de haberle pegado a Tin. En cada oportunidad que tiene de detenerse en alguna intersección me observa. Está preocupado. Los chicos también están llenando mi casilla de mensajes en Line, algunos me animan, otros me preguntan cómo me encuentro, y otros me dicen que no me deprima. Bow me escribe que se enteró de lo que sucedió y que no me preocupe, que Tin pronto me perdonara. Ae también me ha escrito, diciéndome que sigue comprometido a participar en todo lo relacionado al bebé, también me cuenta que sus padres han pedido ecografías, y de paso me pregunta para cuando tengo programada la próxima.

Suspiro y me refriego el rostro con las manos. No hemos hecho el recorrido directo a casa, ya que estamos haciendo una parada en una farmacia. Ae me ha dado dinero para comprar las vitaminas que necesito. No quiero admitirlo, pero ese acto me da vergüenza. Yo soy mayor, yo debería poder con todos mis gastos.

— ¿Qué sucede, Pete? —Pregunta Can a mi lado—. ¿Estás cansado?

—Algo así... Todos lo han tomado bien, menos Tin... —miro mis manos al recordar sus palabras. Él buscaba herirme, hacer que el resto desconfiara de mí, pero Ae...—. No creo que pegarle haya sido la mejor opción. Toda esta mierda es mi culpa... —las lágrimas empiezan a nublar mi vista—. Te tendría que haber hecho caso desde un principio... debería de haberle dicho todo a Ae.

—Lo sé, pero lo hecho, hecho está. Lo importante es que Ae participará... eso es bueno. Por Tin no te preocupes... se merecía el golpe. No le tengas compasión. —Me dice, pero al mirarlo, veo que las palabras de nuestro amigo le han dolido tanto como a mí, lo que sirve para aumentar mis lágrimas. Trago.

—Ojala Dely regrese...

La respuesta fue un gruñido.

—Mejor baja y compra esas vitaminas. Dely es lo último que debes preocuparte.

Veo su mano una vez más y asiento.

—De acuerdo. Compraré algo para curar esa mano también. —Digo antes de bajar.

***

Han pasado dos semanas desde el almuerzo en casa de Tin. Hasta el momento nada ha cambiado, salvo que sus padres vienen a menudo al departamento de Can. No es muy grande, es apenas un mono ambiente. Las camas están en una esquina, la cocina en otra y en el medio se encuentra la mesa con unas pocas sillas. Ae tan sólo ha venido dos veces. Sus padres me han pedido disculpas en su nombre pues Ae está muy ocupado con los estudios, pero está reservando un día para la ecografía. Los abuelos de mi bebé chillan cuando ven las antiguas y me piden copias, las que no puedo negárselas. Deseaba preguntarles por Tin, pero no me animaba, y ellos tampoco lo mencionaron. Una tarde, la madre de Ae me miró muy nerviosa. Me asusté.

Cariño... —su voz era muy tranquila, de tono bajo y melodioso—. ¿Hasta cuándo piensas seguir trabajando? Tienes cinco meses... y...bueno, Ae podría conseguir algo, hasta entonces nosotros podemos ayudarlos... —su marido asintió a cada una de sus palabras.

Sentí arder mi rostro. No pretendía nada de eso. Yo era quien debía pagar las deudas por los anillos y demás.

No deben preocuparse por eso. Lo que menos quiero es que Ae deje de prestar atención a sus estudios. Soy mayor y... no es como si yo no supiera que esto podía suceder. Es suficiente con haberme ayudado a comprar los suplementos, y el que Ae quiera hacerse cargo...No pido más, de verdad. —no los convencí demasiado, podía notarlo en sus miradas, así que proseguí—. Y el trabajo... puedo trabajar un mes más, luego me corresponde una licencia... así que no se preocupen.

Noche en las Vegas [AEPETE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora