Setareh: estrella o destino
*******Farishta corría siendo perseguida por Malik y Elaheh los miraba desde un banco sentada. La nieve cubría todo de forma uniforme y el frío era imperioso, pero soportable. Aun así ella todavía se sentía incómoda en esa estación del año. Cinco años y aún se sentía fuera de lugar cuando el blanco delicado e invernal cubría todo a su alrededor, incluso más que la primavera y sus intensas y prolongadas lluvias.
La niña no, había nacido allí, aquel era su hogar y ese sus características. Además le fascinaba todo lo que fuera frío y húmedo. Lo único frío que a Elaheh le gustaba eran las manos de Malik.
Ambos corrían y jugaban a perseguirse mientras sus huellas quedaban marcadas en la nieve del jardín interno, a Elaheh esa imagen le traía paz. Recordaba lo intranquila que pasó los primeros tres años de la niña, mirando cada rasgo en busca de Vahid.
Solo encontró sus ojos verdes, el resto de la pequeña era una diminuta e intranquila versión de ella, incluso Malik lo decía todo el tiempo. Una patada fuerte del pequeño bribón dentro de ella la sacó de sus pensamientos. Este tiene que ser varón, pensó atribuyéndolo a la fuerza con la que la pateaba.
El embarazo de Farishta había sido más calmado, ella solo esperaba que este parto fuese más sencillo. Malik también estaba intranquilo por ello, había pasado el peor momento de su vida en aquel instante y deseaba no tener que pasar por eso de nuevo. Aunque nada era seguro.
Elaheh todavía recordaba aquello, el parto había durado tres horas y la había dejado exhausta. Malik se halló nervioso todo el tiempo, sin embargo la había mirado como si fuese un ser celestial que le daba el mayor regalo del mundo.
— Es una niña— había anunciado Rada.
— ¿Cómo quieres llamarla?— Elaheh siempre había dicho que de ser una niña sería Malik quien la nombrara, se merecía el honor.
— Farishta— dijo finalmente Malik luego de unos minutos— a fin de cuentas, es nuestro ángel.
— Majestad— Dushan había llegado y los miraba preocupado— una carta del rey Ognjen llegó para usted, es urgente.
Malik tomó a Farishta de la mano y caminó hacia Dushan, quien le entregó la carta.
— Mi ángel ve con mamá— le dijo dulcemente a la niña, quien sonrió para él y fue corriendo hasta los brazos de Elaheh.
Solo podía dejar que la niña se aferrase a ella sentada, lo avanzado de su embarazo actual impedía cargarla, mucho menos si se ponía en pie. Pidiéndole a Farishta silencio con un gesto, Elaheh observó con cuidado las expresiones de Malik a medida que leía la carta, supo de inmediato que algo andaba muy mal. Malik despidió a Dushan con gentileza.
— Iré en unos minutos— le aclaró el rey a su amigo y mano derecha.
— RADA— gritó apuradamente Elaheh cuando Dushan se retiró del jardín, esta acudió al llamado inmediatamente. En su rostro se veía la preocupación, rara vez Elaheh la había llamado de forma tan desesperada.
— ¿Qué sucede?— preguntó muy agitada.
— Llévate a Farishta a jugar arriba por favor— le pidió apresuradamente mentiras empujaba de forma delicada a la niña a los brazos de ella.
— Claro— Rada se llevó a la pequeña dando saltitos por un corredor.
— ¿Qué dice?— preguntó enseguida que vio irse a las dos juntas, acercándose a Malik.
— Los acuerdos están en peligro— le explicó Malik— Alfred ha desatado una especie de amenaza general contra todos, quiere volver colonias de su país a todos los que no comparten fronteras con él y a los que sí los quiere absorber dentro de su territorio transformándolo todo en un país gigantesco— a Elaheh se le heló la sangre.
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Encadenada al Desierto
Narrativa StoricaEn el Oriente del mundo las mujeres son el objeto de lujo de los hombres ricos, por eso mientras más riqueza más grande era el harem que poseían. Elaheh llega a Jaldra huyendo de su antiguo amo, de quien había sido esclava durante toda su vida. Odi...