Especial- Elaheh: Estrías de recuerdos

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Capítulo especial en honor a los 2k de vistas, seguimos creciendo y yo sigo emocionándome.
Elaheh: Estrías de recuerdos.
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Elaheh estaba sumergida en la bañera, observaba tranquilamente los pétalos de flores de jazmín que flotaban a su alrededor, mostrando un ondular tranquilo en el agua que ella causaba con sus manos. Últimamente ese olor se le hacía relajante y por ello pedía las flores en su agua de baño. Sin embargo aquel día ese juego usual no era más que una distracción para su mente, en la cual el pensamiento de que su vientre se había agrandado mucho en el último mes y medio no dejaba de rondar.

Veía ya las primeras estrías en tonos blanquecinos formándose alrededor de sus caderas, su vientre todavía no era muy prominente pues solo tenía entre cuatro y cinco meses, pero lo llegaría a ser eventualmente y esto traería marcas que no se podrían borrar.

Cuando las vio por primera vez tuvo un ataque de ansiedad, Malik había viajado a Sagnam para unos negocios, se suponía que era solo un viaje de tres días y Elaheh pidió quedarse, por eso quien la encontró sentada en el suelo, temblando, con sollozos rotos que desgarraban su garganta y sus manos arañando su vientre en un vano intento de su mente por sacar el bebé, fue Rada.

No fue sino hasta que sintió el agua fría con fragmentos de hielo caer en su cuerpo, empapándola totalmente, que reaccionó. Tenía su rostro caliente y la marca de una mano en un tono rojizo, por ende supo que Rada la había abofeteado, también sus dedos estaban marcados en sus brazos, posiblemente la zarandeó, pero Elaheh había estado tan ida que no notó nada de aquello. Lloró con más tristeza al ver los rastros de sus uñas por su vientre, algunos arañazos incluso habían abierto la piel.

— Shhh, ya, no pasa nada— la acalló Rada abrazándola. Elaheh lloraba totalmente asqueada de sí misma, amaba a su bebé y lo quería tener, aquella reacción había sido meramente instintiva.

Luego de que se hubo calmado un poco, Rada le preparó el baño caliente y la ayudó a bañarse, la secó y vistió con ropa cómoda para arroparla en la cama. Por más que intentó entablar conversación con Elaheh todo fue ignorado por parte de la reina, quien se negaba a decir nada y solo se mantenía sumida en sus pensamientos.

No fue hasta que Rada se fue, dejándola descansar en una oscuridad creada por las gruesas cortinas negras que mantenían la luz del sol fuera de la habitación, que Elaheh se permitió a sí misma pensar en su condición.

Antes de que se diera cuenta el sueño la venció y las pesadillas, que durante tantos meses se habían mantenido al margen, volvieron. Después de esa noche no había vuelto a dormir bien, ni siquiera cuando Malik regresó y ella podía sentir su calor entre sus brazos y sus frías manos envolviéndola, nada la consolaba. Estaba deprimida y lo sabía, pero no era que ella quisiese estar así, simplemente no podía evitarlo.

Malik no preguntó sobre las marcas en su vientre, ella no comentó nada tampoco. Posiblemente Rada le hubiese explicado en algún momento, pero Elaheh no era consciente de cuánto tiempo había pasado desde que empezó a sentirse así.

El sonido de la puerta del baño abriéndose la sacó de su enajenación, Elaheh observó a Malik entrar en el baño vestido con unos pantalones grises con bordados azules y solo su camisa por encima, debía de haber dejado el khalat a juego en la habitación. Su cabello rubio estaba sujeto en una cola suelta que se anudaba por debajo del nivel del codo y le daba un aire más juvenil, que a Elaheh la hizo recordar los días en "El rayo sangriento".

— El agua se te ha enfriado, diosita— puntualizó Malik mientras tomaba la bata que estaba perfectamente doblada en una esquina a su derecha.

— No me di cuenta— admitió Elaheh sin darle importancia, salió de la bañera y tomó la mano fría que Malik le extendía para ayudarla. No dijo más y Malik se limitó a secarla y ponerle la bata por encima, para luego guiarla a la habitación.

Encadenada al DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora