Capítulo Dieciséis

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A/N: Hola dulzuras. Este es un capítulo de más de 3.500 palabras. Y nada, solo quería expresar el cariño que le tengo a este capítulo en especial. Escribí muchos de estos capítulos cuando estaba atravesando por el infierno en mi vida, y mucho de lo que dice aquí, yo lo sentí eventualmente (no, juro que no lloré escribiendo (mentira)). También conocerán un poco más a Harry y estarán enamorados de él tanto como Lou y yo. ¡Gracias por leer! Recuerda, SI TÚ *le toca la nariz*, recuerda votar y dejar tu hermoso comentario. No seas tímido/a. Disfruten.

*

Creo, pienso y estoy seguro a esta altura, que haberme separado de él en ese momento fue lo más difícil que había experimentado en días. Fue incluso doloroso físicamente soltar su torso y que él soltase mi cuello. Pero ambos queríamos disfrutar de ese día y recordar los viejos tiempos en los cuales nos conocimos. En resumen trataba de comida basura, cerveza, un restaurante viejo y lo que se nos ocurriera por el camino. Luego de una ducha que compartimos y luego de ponernos ropa, o más bien mi ropa ya que Harry llevaba días usando mis camisetas, negándose a lavar su ropa o en último caso comprar más ropa, partimos en su auto a un restaurante que quedaba al otro lado del pueblo.

―Pon la radio, Lou.

―¿Qué pasó con tu música?

―No tengo idea. Aún estoy buscando mi CD de Nirvana―solté una risa y alcé mi mano prendiendo la radio, buscando una emisora, aquella que yo solía escuchar. Normalmente a esa hora, pasadas las doce del mediodía, daban un especial de las canciones pedidas y la mayoría me encantaban.

―Estoy seguro de que si fueses más ordenado, Harry, lo hubieses encontrado. Te ayudaré a buscarlo luego.

Y ahora, pedido de Caroline, Let Her Go de Passenger. Disfrútenla.

Mordí mi labio al escuchar el nombre de la canción, y estaba a punto de cambiarla cuando su mano quitó la mía y volvió la misma al volante. Miré por la ventanilla, aspirando el aire frío de la tarde, escuchando el sonido de las guitarras, del piano. La letra de esa canción...Todo acerca de esa canción me devolvía al pasado, a lo que quizá él podría sentir por mí. Pasé mis manos por mis brazos y tomé aire, fijando mi vista al frente, en la carretera.

Only hate the road when you're missing home―susurré la letra y cerré mis ojos, mordiendo mi labio―. Only know you love her when you let her go...and you let her go.

Pronto pude escuchar la voz de Harry seguir la letra a perfecto compás. La conocía. Abrí mis ojos y le miré, sonriendo un poco.

―La conoces.

―Sí. Conozco la canción. Realmente odiaba la carretera cuando extrañaba mi hogar.

―¿Tu hogar? ¿Nueva York?

Él rió, su voz ronca―. Sí...mi hogar.

―¿En serio tienes un hogar?

―¿Lo dudas?

―Nunca―vociferé sonriéndole. Nunca.

Llegamos al restaurante solo unos minutos después, Harry estacionó su auto y juntos entramos al local de comida rápida. Nos sentamos en una de las mesas más apartadas e hicimos nuestro pedido cuando la mesera llegó a nuestro lado.

―¿Puedo ofrecerles algo más? Lo que sea―nos preguntó la chica, colorina, ojos azules, bastante guapa. Quizá más bien debería decir que le preguntó a Harry, ya que sus ojos no se despegaban de su rostro. Me removí incómodo, sin ser capaz de esconder mis celos y mi enojo.

―No, no creo. ¿Y tú, mi amor? ¿Vas a querer algo más?―vociferó Harry. Su mano se juntó con la mía por sobre la mesa. ¿Qué...diablos? De pronto sus ojos me miraron y no hicieron falta las palabras. Quería que le siguiera el juego.

Diecinueve Veranos |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora