I. Liberación
Hacían tres meses desde que había cumplido mis veintiún años. Fue una fecha celebrada doblemente porque cumplir el veinticuatro de Diciembre es toda una odisea. No me importaba lo suficiente como para hacer una gran fiesta o celebrar en grande, pero mis padres siempre querían grandes fiestas e invitar a todos los hijos de los empresarios conocidos y por conocer. No me molestara mucho, simplemente estaba unos minutos y luego me iba a mi habitación con mis amigos más cercanos. Era más un evento de negocios que uno social en celebración a mí.
Me acerqué a mi ventana ese viernes veintinueve de Marzo y salí por el ventanal al balcón, abrazándome a mis propios brazos y sintiendo chocar contra mi rostro la brisa del invierno que aún no se quería ir del todo. Inhalé el aire frío y congelante y caminé por el balcón hasta asomarme lo suficiente como para ver hacia ambos lados. La playa. No cualquiera puede vivir en los Hamptons y yo era un beneficiado gracias a las montañas de dinero que mi padre manipulaba diariamente. A causa de ello también tuve que ir a vivir a Estados Unidos desde Inglaterra donde había nacido. No me había afectado demasiado la mudanza a otro continente, porque al poco tiempo tres de mis amigos se mudaron también. Todos de la misma clase social que yo, y por la misma razón que yo: trabajo de nuestros padres. Todos eran menores que yo. Yo era el mayor pero aun así y por razones infortunadas, yo era el más introvertido de todos, aunque no siempre lo fui. Ellos eran amantes de las grandes fiestas, el alcohol, algunas drogas y el sexo alocado. Yo no, al menos ya no. Había tenido suficiente de ello hacía unos años, había sufrido demasiado por ello esos años.
Las risotadas de mis tres mejores amigos se escuchaban desde el exterior de mi habitación, y aunque las paredes fuesen insonorizadas, ellos tenían el volumen y los pulmones necesarios para retumbar por todo el lugar. Sonreí. Sus risas y sus bromas siempre habían sido las mejores, las pocas que me habían hecho sonreír en esos días donde todo lucía nublado.
―¡Eh, Lou, ven acá que te estás helando!―gritó Niall con su particular acento irlandés. Él había vivido sus primeros años en Irlanda su país natal, pero luego de cinco años se fue a Inglaterra y hacía varios años todos estábamos viviendo en Estados Unidos. Sonreí al recordar aquello y dando media vuelta entré nuevamente a la habitación cerrando el ventanal en el proceso.
―¿Qué hacías allá afuera, loco?―preguntó Zayn alzando su botella de agua mineral.
―Nada, nada. Solo pensaba―le sonreí.
―¡Oh, y piensa!―contraatacó Liam.
―Mejor que tú, mota de pelos.
Y las risas no se hicieron esperar. Estallaron en carcajadas y yo me les uní. Nuestras conversaciones banales y caseras eran comunes, aunque siempre había un momento que nos poníamos a racionalizar lo que estaba pasando a nuestro alrededor, en nuestras familias. Todos estábamos cansados de la vida que nuestros padres llevaban y nos obligaban a llevar, en especial yo. Ir de traje y presumir un Rolex de Oro de varios miles de dólares no era nuestro pasatiempo favorito, y cuando teníamos la oportunidad de darnos el tiempo y criticar a quienes nos habían dado la vida, lo hacíamos sin cuestión demás.
Siempre había algo que desencajaba en nosotros, en la forma en la que vivíamos. Todos sabíamos que de cierto modo no pertenecíamos, y quizá era mi culpa por implantar ese pensamiento en mis amigos. Varias veces sus padres me habían culpado, habían dicho que yo era la oveja negra del grupo social y que gracias a mí sus hijos se habían desviado del camino, pero no paraban un segundo y se preguntaban por qué ellos eran cómo tal. Por qué yo era así, por qué me estaba muriendo por dentro a cada segundo que pasaba.
―El otro día conocí a un chico―murmuró Zayn rodando la tapa azul de su botella con agua―, era bastante guapo, como los que te gustan a ti―las miradas de los chicos se situaron en mí y yo reí negando con la cabeza. Sí, siendo más joven había sufrido un desliz y una confusión acerca de mi sexualidad, pero desde hacía varios meses salía con una chica. Eleanor. Una chica hermosa, simpática, una buena amiga que consentía mis idioteces y yo las suyas, así de simple.
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Diecinueve Veranos |Larry Stylinson|
FanficLouis es de alta clase social con un pasado manchado por la rebeldía misma de un chico que nunca encajó. Harry llega a su vida para darle un vuelco a la misma, un vuelco repleto de aventuras y situaciones que Louis nunca pensó experimentar, viviendo...