VIII. Capítulo Veinticuatro

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Advertencia: en el presente capítulo hay alto contenido sexual...otra vez. Está en sus manos saltarlo o no hacerlo, así que así mismo, no me hago cargo de ningún tipo de reclamo posterior. Todo está a su discreción.

*

VIII. Verdades

Dos días pasaron con velocidad de vértigo. Las cosas avanzaban a mi alrededor como en cámara lenta, y yo estaba ahí, seis de la madrugada del día martes diez de diciembre del año dos mil trece, mirando por la ventana de mi habitación cómo poco a poco motos y autos se acoplaban bajo el edificio de nuestro apartamento. El domingo lo habíamos pasado a solas con los chicos y Lana y Claire. Pude ponerme al tanto de las cosas que estaban ocurriendo, pequeñas cosas sin sentido alguno a simple vista, pero que nos ponían a todos en la misma situación de sed de justicia cuando de Tomlinson se trataba. Harry, Mike y Josh habían salido temprano en la mañana y no volvieron hasta que era cerca de las nueve de la noche. Harry finalmente llegó a nuestro cuarto, donde me había ido a esperarle mientras leía un libro que Liam me había recomendado. El cáncer no era un buen tema para un libro, pero al parecer para Jhon Green lo fue. Algo en la personalidad de Hazel me recordaba a Harry, y eso me ponía realmente mal.

―Me doy una ducha y vuelvo ¿sí?―murmuró apenas mirándome, hecho que produjo un nudo en mi estómago. Se perdió en el baño y volvió luego de unos minutos secando su cabello con una toalla, completamente desnudo. Dejó la toalla en el suelo como siempre hacía, se tiró a mi lado en la cama y arrastrándose hasta debajo las frazadas acomodó su cabeza sobre mi regazo obligándome a deshacerme del libro para poner mi atención en él. Jalé de las frazadas y tapé su desnudo cuerpo, acariciando sus cabellos húmedos. Me acomodé contra las almohadas blancas de nuestra cama, escuchándole suspirar―. Estoy muy cansado, amor mío.

―Se nota, mi amor―sacudí sus cabellos con delicadeza con la intención de deshacerme de la humedad en ellos―. ¿Cómo te fue?

―Todo bien. Todos están de acuerdo y Jim...―suspiró, su rostro hundiéndose en mi abdomen bajo.

―Es lo que debemos hacer, mi amor. Tranquilo. Te amo.

―Te amo. Acuéstate―se alejó de mí y me permitió acomodarme sobre la cama, cuando lo hice, nos tapamos y se acurrucó contra mi pecho. Yo simplemente le recibí entre mis brazos con todo el amor posible, y le abracé besando su frente.

―¿Mejor?

―Sí―sonrió. Nos quedamos en esa posición hasta que un débil maullido nos hizo abrir los ojos. Batman había subido a nuestra cama y caminaba hasta nosotros por encima del cuerpo de mi chico. Ambos reímos por lo bajo, con tranquilidad, dejando al pequeño gatito acomodarse entre nosotros―. Si así es tener hijos contigo, entonces tráiganlos ya.

Mordí mis labios y alcé mi mano hasta su mejilla haciendo que sus ojos dieran con los míos. Suspiré largamente ante su sonrisa, pero ésta murió poco a poco.

―¿Qué? ¿Hice algo mal?―cuestionó asustado.

―Sí. ¿Dónde metiste al Harry que yo conocí? ¿Qué le hiciste?

―Oh, eso...―rió desviando su vista al pequeño gatito acurrucado contra su pecho―. No lo sé, Louis. Me...―negó con su cabeza―, antes pensaba que yo no podría cambiar nunca. Pensé que siempre sería este tipo sin razones para seguir adelante, pero llegaste tú y―me miró entonces―, lograste cambiar muchas cosas en mí. Desde el primer momento, desde el primer beso, desde la primera vez que te hice el amor. Todo cambió...en mí. Tú cambiaste todo en mí y si te vas...―cerró sus ojos, acercándose más a mi pecho volviendo a la posición que estábamos―. Louis, si te vas, volveré a ser un monstruo y esta vez no habrá nada ni nadie que me detenga. Porque todo en mi vida está repleto de mentiras, de cosas malas. Mi vida es un túnel oscuro y tú eres la llama que ilumina mi camino.

Diecinueve Veranos |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora