Capítulo Cuatro

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A la mañana siguiente (o lo que yo pensé era mañana porque los rayos del sol ocultándose me decían otra cosa) salí de la cama y me estiré por el camino, bostezando, pero casi me ahogo con mi propio bostezo cuando escuché una voz tan peculiarmente conocida para mí.

―El Sr. Tomlinson no para, creo que...¡Louis!

Ambos chicos me miraron como si hubiese salido de una película de terror. La mirada de Liam se paseó por mi cuerpo con descaro y eso a Harry pareció molestarle lo suficiente como para levantarse y tirarme un cojín.

―Al menos ponte ropa ¿no?

Asentí más por darle en el gusto. Liam corrió hasta mí y me abrazó por la cintura, alzándome entre sus fuertes y bien formados músculos.

―No sabes cómo estaba de preocupado por ti.

―¿Cómo llegaste acá?

―Harry me contactó―me besó las mejillas y sonrió.

―Ropa.

Una nalgada me hizo dar un salto. Reí bajo y me puse el chándal que Harry me tendía, luego les seguí a la sala del apartamento. Me quedé mirando a Liam con especial afecto. De todos al que más extrañaba era a él, era imposible no hacerlo cuando fue Liam quien estuvo conmigo en cada paso que di en mi vida y este era uno de aquellos. El sofá se hundió a mi lado y miré cómo una mano de dedos largos y blancos se hundía en mi muslo tan cerca de mi entrepierna que su roce quemaba, mordí mi labio y le miré: Jack Daniel's en la otra mano, su cuello y sus cabellos encajaban la perfección mientras bebía de la botella con tal facilidad...; un chico malo. No podía evitar admirar a ese chico malo de esa forma. Su boca, sus labios, su cuerpo...¡estaba volviéndome loco!

―Louis, te estoy hablando, hermano.

―Sí...sí, claro―desvié mi vista a Liam con rapidez evitando dentro de lo posible sonrojarme. La presión de mi muslo se hizo más fuerte y mordí mi labio.

―Te decía que tu padre te desheredó, Louis.

―No sé por qué no me sorprende para nada―dije sin más. Y es que era verdad. Tampoco me importaba porque le tenía a Harry y sabía que él no me dejaría, y eso era mejor que todo.

―Canceló todas tus tarjetas y mandó a botar todas las cosas de tu habitación.

―Qué difícil es tener un hijo gay, ¿no es cierto?

Me levanté y froté mi rostro con mis manos, estaba exhausto. Comencé a dar vueltas por la sala.

―Tú no eres gay.

Miré a Liam y suspiré, luego desvié mi vista a Harry y negué con la cabeza volviendo mi vista a Liam en apenas un respiro.

―Tienes razón, soy una persona―asentí.

―Louis, has tenido más novias que todos nosotros, ¿cómo es que de repente...?

―Liam―interrumpió Harry y le miró fijo y enojado. Entonces sonrió― ¿Te sirves un trago?―le tendió la botella. Liam pareció no comprenderle, claro que no, era difícil entender cómo interactuaba con los demás.

―No, gracias, yo no bebo.

―Louis ¿un trago?―esta vez me tendió la botella a mí. Le sonreí y tomé la botella de whisky, le di un sorbo igual de largo al que Harry le había dado unos momentos atrás―. ¿Notas el punto, Liam?

Él asintió. Yo volví a sentarme en mi antigua posición y le miré.

―Solo pasó y fin del asunto. Sin etiquetas, sólo...sólo...

Diecinueve Veranos |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora