CAPITULO 14

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"Caja."

La Push era una playa muy diferente para Percy y para mí, su clima era muy húmedo, sus costas estaban con constante llovizna por la cercanía del océano pacifico, el oleaje era calmado en el día, pero eso no quitaba que la temperatura del agua, cas...

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La Push era una playa muy diferente para Percy y para mí, su clima era muy húmedo, sus costas estaban con constante llovizna por la cercanía del océano pacifico, el oleaje era calmado en el día, pero eso no quitaba que la temperatura del agua, casi siempre, estuviera helada. Después de ocultar la mochila de Percy detrás de un árbol, corrimos hacia el agua, nos cubrimos hasta las rodillas provocándonos un shock por el cambio de temperatura, no seria ningún problema internarse en las profundidades. Aproveché la distracción de Percy, mientras se remangaba el pantalón, para empujarlo hacia el agua, reí y corrí lejos de él para meterme en el mar. No era la primera vez nadando en la fría agua de la Push, sentía como mi ritmo cardíaco aumentaba y la adrenalina comenzaba a fluir por mi cuerpo. Nadé hacia la superficie, pero de la nada fui golpeada por una ola, sabía que era Percy, este se encontraba a metros de mí.

Intentamos hablar con Papá mientras descansamos en la arena después de estar un rato en el agua, le contamos lo que estábamos haciendo con nuestras vidas, aunque él ya supiera varias cosas, de vez en cuando el mar borboteaba cuando nos callábamos, sabíamos que él estaba poniendo atención a nuestras historias. No podíamos ir al palacio, ya que nos encontrábamos al otro lado del continente y el palacio se encontraba en el Océano Atlántico.

De un momento a otro, me encontraba en el lomo de Blackjack, indicando hacía qué dirección estaba la casa donde me estaba quedando. La noche empezó a apoderarse en Forks, haciendo que un viento helado surcará por los cielos, me erizaba la piel, por suerte estábamos cerca de llegar. Los deje solos para adentrarme en la casa, entre por la terraza encendiendo las luces para dirigirme a la cocina para buscar en la alacena una caja de donas que había comprado. Con eso en mano, fui al patio dirigiéndome hacia el Pegaso, este veía a mi hermano con cara de indignado mientras comía los terrones de azúcar de su mano.

—Mira lo que te traje, Blackjack —saqué las donas glaseadas que ocultaba en mi espalda. Movió su cabeza mientras sus ojos tomaban un brillo y relinchaba de felicidad. Comía con tanta felicidad que aleteaba sus alas. Mi hermano me dirigió una mirada para nada grata, sabía que no debía consentir al Pegaso, pero hace mucho que no lo veía.

Mi lady, usted si es buena con su leal corcel —relincho Blackjack mientras resoplaba a Percy. Esté nos daba a ambos una mirada de desaprobación, pero antes de que pudiera decir algo, Blackjack se alejó mientras murmuraba que "su jefe solamente le daba azúcares malos."

—No deberías darle donas, después no quiere comer la comida del campamento, ni siquiera me acepta las manzanas —dijo entrando a la casa.

—Si, bueno... Un premio, de vez en cuando, no hace daño —le dije mientras cerraba la puerta de la terraza.

Pude ver como Percy veía mi recamara con detalle, después se puso a recorrer cada parte de la casa como una vieja chismosa, lo dejé hacer lo suyo para dirigirme a la cocina, a poner unos trozos de pizza en el horno para cenar.

Tormenta| Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora