Ella una semidiosa... El un vampiro...
Vivirán, batallaran cualquier problema que se atraviese para crear y frotarleser su amor.
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-¿Cómo has...? -pregunto conmocionado.
-𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐲 𝐚𝐠𝐮�...
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Jasper pudo percibir que Nerea no retrocedería en la batalla de miradas que tenía con el cobrizo, la chica no parecía querer ceder ante los hombres que buscaban la verdad.
Hubo un momento donde todos se preocuparon por ella, Jasper había llegado con la chica en brazos inconsciente, detrás de él venían sus hermanos y minutos después llegó su padre para revisar a la joven, llegando al punto realmente querían saber porque se había desatado su ataque, adentrándose en una discusión.
—Está bien, Edward. ¿Quieres saberlo? —soltó irritada. —Bien, sufrí un trauma. Pase por cosas horribles, que tal vez, ustedes en sus largas vidas no han experimentado. ¿Y adivina? Aún no puedo superarlo, ni olvidarlo. —lo miro gélidamente. —Tengo pesadillas horribles y etapas de ataques de pánico.
Nerea cerró la puerta de la habitación de Jasper, tras hablar dejando a los hermanos perplejos en sus lugares. Jasper miró con desaprobación a sus hermanos antes de marcharse, sabía que Nerea necesitaba su espacio y por el momento, no quería disgustarla más de lo que ya estaba.
Jasper salió del despacho de Carlisle hace dos horas, había escuchado que su compañera se quedaba dormida, su padre había regresado al trabajo y sus hermanos estaban en sus habitaciones. Al dirigirse a su habitación, su mirada captó una delgada figura al fondo del pasillo frente al ventanal, los árboles bailaban al compás del viento, las gotas de lluvia pegaban contra el vidrio deslizándose. Estaba ahí parada, observando el desastre, no la había oído, ni sentido bajar las escaleras, era curioso cómo lograba evadir sus sentidos. Se acercó silenciosamente para pararse a su lado.
—Pensé que dormías —acabó con el silencio.
—No podía hacerlo. —Volteo a verlo por un segundo para volver a poner su vista al frente. —Me gusta ver la lluvia, es increíble cómo algo tan bonito puede ser tan devastador y reparador al mismo tiempo.
—Como tú. —susurro sin pensar, haciendo que ella lo miraba intensamente.
—Lo siento. —balbuceo.
—¿Por qué?
—Por hacerte pasar por esto. Sé que sientes lo que yo siento y realmente no fueron sentimientos nada bonitos. —hablo en voz baja, eventualmente la toma entre sus brazos.
—No me importa, ambos somos compañeros de vida y estaré contigo en tus mejores y peores momentos. Jamás me molestaran.
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Jasper parecía un depredador al acecho, los últimos días me estuvo vigilando, esperando que no tuviera otra recaída. Me había obligado a faltar a clases al día siguiente y al volver no se apartaba de mí y tampoco sus hermanos cuando compartía clases con ellos, agradecía su preocupación, pero no era una persona débil. Me había tomado por sorpresa, en Forks solamente había tenido percances en el bosque. Jamás tuve una presencia divina tan cerca, la Diosa no volvió aparecer por el instituto, mucho menos ante mi presencia.
