—Y bueno chicos, gracias a mi ausencia tendré que mandar a un nuevo docente para esta clase. —dijo la maestra con un vientre abultado.
La maestra Hyuna estaba embarazada y dentro de algunos meses prontos tendría a su bebé, por lo cual quería dedicarse totalmente a su embarazo ese tiempo y así no correr ningún riesgo.
Ante el aviso la mayoría se quejó puesto que no era secreto que esa maestra era la favorita de toda la universidad, siendo tan amable y ayudando de manera considerada.
Por eso no era raro que se haya casado con el enfermero de la universidad y justo ahora estar formando una linda familia.
—Maestra, por favor, prometa que volverá~. —Pidió suplicante una pelirroja.
—Chicos, ya hablamos de esto, depende de como se adapten con el nuevo profesor. —contestó sonriente mientras arreglaba algunos papeles.
El timbre sonó y entonces todos los estudiantes dentro del aula empezaron a guardar sus cosas y a salir, sin apuros, por fin habían terminado las clases, amaban los lunes, porque terminaban su última hora con la mejor maestra.
—Jimin, cariño, ¿puedo hablar un momento contigo? —Llamó la atención del muchacho que se estaba quedando de último.
Asintió y se acercó con sus cosas hasta la bonita mujer, se sentó en la silla más cercana esperando las primeras palabras de la contraria.
—¿Cómo están las cosas en casa?, ¿compraste la medicina de tu abuela?, ¿necesitas un poco más de dinero?, puedes decirme cielo, te apoyaré. —Hyuna tomó las manos de su alumno y las acarició.
Jimin se sonrojó por ser bombardeado con preguntas, y es que su maestra de psicología era un ángel en la tierra, era la única en toda la universidad que sabía de su situación.
Desde el momento en el que lo supo, quiso ayudarle y por más que él se quisiera negar, la sonrisa compasiva de la mujer, le hacía ceder, y él estaba más que agradecido.
Ella lo supo aquél día cuando Jimin no logró juntar suficiente para las medicinas de su abuela y entonces cayó en una crisis, se quedó en su salón llorando, pensando que no había nadie.
—¿Hola?, ¿quién está ahí? —Escuchó una voz algo lejos.
Era su maestra de psicología, quien había ingresado al salón debido a que escuchó los sollozos dentro cuando no debía haber nadie en ese horario.
—L-lo siento maestra, y-yo estaba por irme, solo olvidé algo. —habló entre cortado intentando limpiar su rostro.
—¿Qué sucede Jimin?, puedes contarme, sabes que no es bueno guardar tus emociones. —habló cariñosa Hyuna.
—No es nada, son cosas locas. —contestó Jimin restando importancia.
—¿Cosas locas?, no creo que llores por "nada", vamos cielo, puedes decirme. —Alzó una ceja intentando persuadir al joven.
Jimin empezó a llorar de nueva cuenta, su rostro se contrajo de forma doliente, y sus manos se volvieron puños arrugando su suéter.
Hyuna al ver la escena tan dolorosa, lo abrazó, intentó calmarle con palabras susurradas, acariciaba su espalda como si estuviese consolando a un bebé.
Pero no entendía nada, y eso le preocupaba, ¿sus compañeros lo molestaban? Toda la universidad adoraba a Jimin, ¿Su pareja lo engañó? Jimin no había anunciado relación alguna o al menos no sabía, ¿Habría sido tan grave como para dejar llorando a un chico tan bueno como lo es Jimin?
Así que solo le quedaba consolar al pobre alma rota, mientras que ella se contenía para no llorar junto con él.
—Mi abuela está enferma... —Sorbió su nariz—, y no he podido juntar el dinero suficiente para su medicina. —con dificultad habló.
—Oh cariño, ¿cuánto te falta?, dime yo te acompletaré. —habló de manera rápida tomando de los hombros al chico.
Jimin negó preocupado, su cabeza se movió de lado a lado, no podía aceptar tal cosa, y menos si no sabía si podría devolver pronto ese dinero.
—No, yo no podría devolverlo pronto, tengo muchas deudas en casa. —Puso sus manos en su rostro.
—No te preocupes, no tienes que devolverlo, pero por favor, a tal punto, puedo notar que es algo grave, de lo contrario no te traería tan preocupado. —Susurró poniendo sus manos encima de las de él.
—¿Cómo puedo devolver el favor?
—Bueno, promete que seguirás siendo el número uno en mi clase. —Sonrió hacia el chiquillo y revolvió sus cabellos.
—Todo está bien, muchas gracias por su apoyo. —contestó el castaño sonriente.
—Que alivio, lamento dejarte solo, pero sabes que cualquier cosa puedes decirle a Hyojong y me dirá de inmediato.
—No se preocupe noona, usted vaya tranquila y cuide del pequeño. —Extendió su mano hacia el vientre abultado y lo acarició.
Ambos salieron del salón de clases, donde estaba un guapo enfermero esperando por su amada esposa, quien se lanzó a sus brazos apenas le visualizó.
Eran la pareja perfecta ante los ojos de cualquiera, aunque Dawn era perseguido por las adolescentes hormonales, no dudó en poner sus ojos en la maestra de psicología amable.
Nunca dudaban en mostrar su amor, y aunque tuvieron ciertos inconvenientes con respecto a ello, se mantuvieron fuertes y juntos, para demostrarles a todas esas lenguas venenosas que ellos no se separarán por nada ni nadie.
Jimin se dirigió a su hogar una vez salió del colegio, se ahorraba el autobús caminando y aprovechando su poco tiempo para despejar su mente. Su siguiente parada era el colegio de sus pequeños sobrinos.
Así que ni tan perezoso se apuró para llegar a tiempo por ellos, para después ir a su casa y ver a su abuela.
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BUTTER // Yoonmin //
FanfictionPark JiMin es un joven estudiante de universidad, trabajando en una cafetería en medio tiempo. Está a cargo de las deudas de su casa, con sus dos pequeños sobrinos y una abuela enferma, su adolescencia no fue más que esfuerzo para salir adelante. Nu...