18 de enero del año 2016 a las 3:24 am
El sonido de la sangre que brota del cuello de mi primera víctima, fue el mayor placer que he tenido en la vida.
Miró mis manos las cuales se encuentran manchadas del líquido carmesí, miró a mi alrededor y veo...
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Lana
Entro al escenario donde todos están esperando con nerviosismo mis botas hacen eco provocando que todos giren su cabeza como exorcista.
— Hola a todos — digo mientras me siento en la orilla de la tarima.
— Es un gusto ver a muchos futuros músicos o compositores, ya saben las reglas, ser puntuales, tolerantes y sobre todo pacientes las cosas no les saldrá a la primera, deben ser consientes de eso, algunos de ustedes son buenos en los instrumentos y otros en la voz. — los miro y ellos asienten nerviosos, mis ojos se encuentran con los de Luciano son fríos de color azul intenso, me sonríe y me muerdo el labio, dejo de mirarlo y sigo hablando con los compañeros.
— Los que saben tocar instrumentos por favor de irse con Harry y los que cantan se vienen conmigo.
La gente se separa unos de lado de Harry la mayoría hombres, mientras se juntan de mi lado las mujeres y unos cuantos hombres, les enseño lo básico y hago que canten una canción favorita de ellos en medio del escenario para quitarles el miedo escénico.
Paso una hora cuando el timbre avisa del descanso, les pido que acomoden todo y decido ir tras bambalinas por mis cosas, hasta que las voces de unas chicas llaman mi atención.
— Viste lo hermosa que es Lana, así quiero verme de delgada a de tener muchos hombres a su alrededor.— dice una de las chicas.
Me quede escondida un poco para oírlas y verlas.
— Pues si quieres verte como ella debes bajar por lo menos otros cinco kilos, te veo gorda a comparación de ella — le dice su amiga castaña mirándola de arriba a bajo con desaprobación.
Veo a la chica rubia quien se jala la piel de su estomago con frustración.
— Joder, si trae la piel pegada al hueso, lo único que provocara es una anorexia severa. — pienso.
Salgo de mi escondite y me acerco a ellas, al verme la rubia se deja de tocar.
Deberías respetarte, y tu! — señalo a su amiga - apoyarla, en lugar de juzgarla y criticarla, eres hermosa y especial a tu manera.
Llego a lado de la rubia y acaricio su pelo
— Las mujeres son poderosas no por el físico, si no por la inteligencia. — Come lo que quieras sin exceso y haz ejercicio, es lo que hago y sobre todo confía en ti.
Y a los hombres los tendrás a tus pies — le susurro en su oído, provocando que se sonroje.
— Interrumpo algo — la voz masculina de Luciano hace eco.
Las chicas miran a Luciano con asombro y emoción.
— Claro que no — hablo acercándome a el, el toma mi mano y me da un beso en mi palma sin dejarme de ver.