Mentes Psicópatas © |TERMINADA| en edición

EXTRA |L & L|

Lana

Gracias a todos por venir! - grito por el micrófono y la gente me grita con emoción, me despido y salgo del escenario.

Fuera del backstage esta mi asistente con una botella de agua lista.

Le doy un sorbo y le pido mi celular para ver los mensajes que siempre me deja Luciano cada que salgo del país, lo sorprendente es que no encuentro ninguno, confundida me dirijo a mi camerino y al abrir la puerta suelto un sonido de asombro al encontrarme el lugar lleno de rosas rojas.

Sonrió y me adentro a él en mi tocador hay un enorme ramo con una nota.

Estos días he anhelado más tu caricias de lo que me gustaría admitir. -

Sonrió y decido mandarle un mensaje

- Te amo tanto que quiero azotarte en estos momentos.

- No sabes cuanto lo deseo, así que mira la caja que esta a lado del ramo enorme.

Miró y sonrió al no darme cuenta de ello, lo abro y encuentro un hermoso vestido negro de seda, una abertura en la pierna derecha un poco más arriba de las rodillas y un hermoso escote.

- Te recogerán en veinte minutos. -

Emocionada tomó mi vestido con los tacones de Christian Dior que viene en el.

En el baño me cambió rápidamente y me doy un retoque de maquillaje leve ya que a Luciano le encanta verme con menor maquillaje posible.

- No deberías cubrir tu belleza natural, así me encantas

Solo me coloco un labial rojo para resaltar mi piel blanca, recojo mi cabello en un moño con algunos mechones sueltos dejando mi cuello al descubierto ya que a Luciano le encantan darme besos en mi cuello algo que siempre me prende bastante.

Me coloco los tacones y cuando salgo de mi camerino ya estás dos guardias esperándome.

- Querida mañana te mando los detalles de la próximo concierto. ¯ grita mi agente.

- Hasta mañana María - sonrió riendo y sigo a los hombres de Luciano.

- Suba con cuidado mi señora - entro y dejó que me lleven al lugar.

Tardamos como treinta y cinco minutos, cuando me ayudan a salir me quedo asombrada al ver en donde estamos.

— Es... El palacio de Versalles.

- Por aquí mi señora -

Camino emocionada hacia las escaleras para poder entrar por fin a uno de los lugares más famosos e importantes de Paris.

Al entrar suelto un sonido de asombro al ver el lugar lleno de candelabros, la madera brilla al igual que el piso, cada paso que doy suena haciendo eco en todo el lugar, hay un espejo enorme y decido mirarme ahí.

- Me veo bien? - digo nerviosa.

El silencio se vuelve incómodo.

Los miro a ambos y ellos no me miran

- No me escucharon?

- Si mi señora, pero no tenemos permiso de mirarla de otra manera que no sea profesional.

- No les estoy pidiendo que me vean con deseo solo pregunte si me veo bien.

- Usted es hermosa con lo que se ponga mi señora siempre lo ha dicho el señor. - dice el otro de seguridad.

- Sigamos por favor — habla el otro.

Asiento y los sigo, abren otra puerta y si la sala principal me había fascinado los jardines eran otra maravilla, empezamos a caminar y sonrió al ver el color verde tan bonito algunos arbustos traen flores, miro mas alla y solo veo una larga extensión de jardines decorados tan hermoso.