Cazando tu amor ~2da Temporada~ [NaruSasu]

"Quisas ya es tiempo de terminar esto"

"El amor no tiene cura, pero
es la única cura para todos
los males."

Leonard Cohen
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Lo último que recordaba era estar con Sasuke y su bebé en la cama, luego su cuerpo se estremeció ante el recuerdo de una ola de frío que recorrió cada parte de el hasta petrificarlo por completo. Soñaba con eso usualmente.

También soñaba con alguien hablándole, la voz de una niña que lo llamaba cada día. A veces la oía reír, otras veces gritar y muchas veces... llorar. Cuando la oia sollozar sentía algo doloroso en su pecho, y aún más cuando la voz lo llamaba "papá".

Otras veces, cuando no soñaba con la voz de la niña, veía a Sasuke. Siempre estaban juntos, ya sea haciendo nada como haciéndolo todo. Reía y sonreía en su sueño, y amaba eso; se sentía feliz, cómodo, también estaba su bebé con ellos. Su bebé siempre permaneció igual en sus sueños, pequeña y regordeta, con esos hermosos ojos azules y las finas hebras doradas que se desparramaban por su pequeña cabeza.

Su bebé, su Sasuke, su familia. Ellos siempre habían estado con el en sus sueños durante todos estos años, porque Naruto sabía que estaba siendo cautivo por el árbol en su interior, siempre lo supo. Podía oírlo hablarle, susurrarle en su cabeza; le decía que duerma, que todo estaría bien, que ahora el sería su familia.

Pero Naruto no quería eso, el quería salir de ahí, quería volver con Sasuke, quería ver a Misaki otra vez. Fue ahí cuando comenzó a preguntarse el como se vería su hija hoy en día, que tan alta sería, que tan hermosa se había vuelto, quería verla... abrazarla y decirle cuanto la amaba.

Quería ver a Sasuke tambien, quería volver a sentir su aroma, su piel; quería volver a besarlo y a hacerlo suyo. Extrañaba su risa, su sonrisa, su mal humor, su hábito de morderse el labio cuando está ansioso, quería todo de el. Fue por eso que, cuando sintió una brisa extraña que azotó su rostro, algo revoloteó de felicidad en su interior.

El árbol se estaba abriendo.
Era hora de ir a casa.

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Eso que saboreó al principio era delicioso y estimulante, lo llenaba de energía y de vitalidad, lo alimentaba como nada antes lo había hecho. Y, muy dentro de él, sabía que era de Sasuke.

Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el rostro fruncido de su doncel. Veía el miedo y el alivio mezclados en su mirada, alzó su mano y la posó en su rostro. Acarició de nuevo esa piel de nieve que tanto extrañaba y una sonrisa se dibujo en su rostro por la alegría.

-Te ves bien, cazador -habló con voz ronca, hace años que no usaba sus cuerdas vocales.

Sasuke sintió como el alma le volvía al cuerpo, después de tantos años de estar a la deriva en el infinito, por fin le volvió el color al rostro y las ganas de seguir viviendo florecieron de nuevo dentro de él. Tan grande fue el alivio y la felicidad de volver a ver a Naruto, de escuchar su voz, que las lágrimas fluyeron inevitablemente de sus ojos.

Tomó la mano que estaba en su rostro y la llevó a sus labios, beso la palma y volvió a restregar su mejilla en ella.

-No tienes idea de cómo te extrañé -dijo entre llantos.