Capitulo 25

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—Hemos llegado a la universidad, ¿Estas lista? —me pregunta Romeo apretándome la rodilla para animarme, llevo un vestido floreado suelto y ligero para el tiempo soleado que hace afuera.

Asiento, me sonríe y me guiña un ojo,  luego sale y rodea el vehículo para abrirme la puerta. Me ofrece su mano para bajarme como todo un caballero, sonrío y le paso mi mano.

Entramos por la puerta de atrás sin que los estudiantes se den cuenta de nuestra presencia —por seguridad de Romeo—.

—Antes de ir a la dirección necesito enseñarte algo.

—Si —digo confundida.

Me lleva hasta uno de los jardines alado del estacionamiento para profesores, empiezo a observar todo alrededor y veo mi precioso convertible rojo ¿pero cómo ha llegado aquí? Romeo ve mi cara y sonríe.

—Tengo alguien a quien presentarte.

—Ah —murmuro porque no se qué decir.

Alado del carro hay un chico, de unos 29 años diría yo, pero que parece un universitario con el aspecto que lleva, una camisa polo y unos Jeans desgastados.

—Buenas tardes, Michael, te presento a la señorita _____. —se dan la mano y yo solo miro confundida intentando guardar la compostura.

—Buenas tardes, señor Romeo —le responde serio ¿Quién es este?

—____, él es Michael, será tu guardaespaldas mientras estés aquí en la universidad, esta vestido de civil, pero solo es para no llamar demasiado la atención y para que te sientas más cómoda. —Romeo responde a mi pregunta no hecha en voz alta.

—Mucho gusto —le digo y nos damos la mano en un saludo formal. Es apuesto, aunque no tanto como Romeo, tiene aspecto de chico malo con esa ropa, tiene el cabello café muy claro y ojos verdes, con lo celoso que es Romeo ¿Por qué contrato alguien apuesto?

Narra Romeo

Le presento a _____ al que será su equipo de seguridad, aunque todavía no estoy convencido de dejar que un muchacho esté cerca de ella todo el tiempo, pero es por su seguridad, parece que a ella se le hace apuesto, eso empieza hacer crecer mis celos irracionales y ahora solo quiero decirle que a Michael que agarre sus cosas y se largue, pero es recomendado por ser discreto, fiel y no es fácil conseguir a alguien así de joven con experiencia, así que por ahora lo dejo pasar. Es bueno contar con un equipo eficiente, además de contar con la cooperación de la escuela.

Narra _____

Llegamos a la dirección, ahí están las secretarias, Romeo intercambia algunas palabras y nos dirigimos a Trabajo Social para que me entreguen mi horario, vamos tomados de la mano en todo momento, y me siento feliz por ello, y me reúso a pensar todavía que en unos minutos el se irá de regreso a casa y después se irá a su concierto, y yo no podre ir a verlo, agito la cabeza para librarme de mis pensamientos y sigo a Romeo.

Llegamos a una puerta de madera con una placa que dice “TRABAJO SOCIAL” y tocamos, esperamos y abre la puerta una mujer de unos 35 años o más, que barre de arriba abajo a romeo con la mirada para después ruborizarse, yo pongo los ojos en blanco y Romeo me lanza un guiño y me dice algo moviendo los labios pero sin llegar a usar la voz creo que dice <<tranquila>> pero no estoy segura, no soy muy buena con ello, sin contar que sus labios son una distracción, por alguna razón desconocida sonrío ante mis pensamientos y entramos con la mujer, si señora, él es solo mío, no lo comparto.

Recogemos mi horario y nos dirigimos a mi habitación, edificio 4, piso 2, habitación 112, mientras vamos por los jardines vemos a algunos chicos paseándose por ahí, deben de estar ya en clases y algunos están afuera, cuando llegamos Romeo saca una llave de sus Jeans.

—Tengo que irme amor, tu maleta ya la trajo Michael mientras estábamos en dirección, no tardan en tocar la campana y tienes que ir a clases, mucha suerte nena, vendré a recogerte el viernes por la tarde-noche, nos hablamos ¿vale?

Oh no, ya se va, un pellizco de tristeza me invade.

—Vale, te quiero Romeo —me pongo de puntillas, le rodeo el cuello con las manos y le beso, un beso suave que se va tornando diferente, enredo mis manos en su cabello, el me toma de la cintura y me acerca a él, nos separamos jadeando y sin aire.

—Yo te quiero más ____, mi amor, nos hablamos, ah… y aquí están las llaves de tu convertible, ten mucho cuidado nena —me da otro beso largo, nos quedamos abrazados un momento y yo aspiro su aroma, a gel de baño y a Romeo, nada mejor en el mundo, durante ese breve segundo pienso que todo está bien y que no me quedare aquí, sino que iremos a casa y dormiremos juntos, aunque sé que no es verdad, nos separamos.

—Hasta el viernes. —murmuro.

—Estaré esperándolo nena —me sonríe— te quiero —me toma la cabeza entre sus manos y me da un beso en la frente que me quita el aliento.

Y mientras él se va, yo entro a mi nueva habitación sintiendo un nudo en la garganta.

Romeo Santos y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora