Veo a Leonore dirigirme una mirada vacía mientras entra a la cueva donde se encontraba el nido de demonios que exterminamos el día de hoy. Instintivamente la sigo, tratando de alcanzarla. Juro que es ella, necesito encontrarla. Corro por los oscuros pasillos de la cueva sin importarme nada.
Llego hasta donde se encontraba la madre demonio y observo como se traga a Leonore. Me quedo paralizado en el sitio donde estoy, sin poder hacer algo al respecto. Una fuerte risa se escucha y de las sombras aparece Alice carcajeando sin parar. La bestia agarra ahora el cuerpo de Scarlet y también se la come.
Alice se ríe y un coro de voces infernales la imitan. Caigo de rodillas mientras tapo mis oídos y grito fuertemente. Muchas garras comienzan a despedazarme y el dolor se siente agónico. Los demonios me muerden, desmiembran, arañan y yo solo puedo pensar en la muerte de Leonore y Scarlet. Mis propios gritos me hacen despertarme.
Todo fue una pesadilla...
—Shh, tranquilo, todo está bien—los brazos de Scarlet me envuelven en un abrazo.
Una lágrima cae de mis ojos. Todavía continúo tengo sueños horribles muy seguido. Pero el de esta noche ha sido el peor en mucho tiempo. No me di cuenta del momento en el que Scarlet se escabulló en mi cama, posiblemente para intentar calmarme.
—Solo fue un mal sueño—repite.
—Estoy cansado de esto—respondo con el corazón agitado.
—Sé perfectamente cómo te sientes, pero solo tú puedes ponerle un alto si dejas ir todos esos recuerdos—añade.
No. No quiero olvidar a Leonore.
—No te pido que borres tus sentimientos, solo deja que todo fluya y acepta que lo que pasó no fue tu culpa—continúa Scarlet.
La observo directo a los ojos. En la cueva, cuando le quitaron años, no se veía para nada como la chica que acabaría con un ejército demoniaco en un solo movimiento.
—Tú... ¿siempre fuiste así de valiente?—le pregunto.
Scarlet se queda en silencio.
—No. Yo era la niña más cobarde e introvertida que pudieras imaginar. Pero la vida muchas veces te tiene preparada muchas curvas y caminos totalmente opuestos a lo que esperas—contesta en voz baja.
—Cambiaste cuando te hiciste Hunter, ¿no es así?
—Algo así. Te sorprenderá un poco escuchar que fui huérfana dos veces—comienza a relatar.
—No lo sabía... debió ser muy difícil.
—Mis padres biológicos murieron cuando yo tenía diez años. Sin nadie lo suficientemente responsable para hacerse cargo de mí, fui llevada a un orfanato. El accidente donde perdí a mi familia me dejó muy afectada y bloquee muchos recuerdos, me volví miedosa en extremo y con mucha desconfianza a lo que me rodeara. Tuve amigos: Wesley, Peter, Trevor y Valery. Todos acabamos involucrados con un OAPP que escondía el coordinador del orfanato. Afortunadamente la Sociedad de Hunters llegó a tiempo gracias a que el dueño del hospicio tenía contactos con la organización—relata con melancolía en su voz.
—Y supongo que ese fue tu primer encuentro con los Hunters—deduzco.
—Es correcto. Ver a los cazadores conteniendo valientemente al OAPP me hizo admirarlos mucho, pero en el fondo seguía siendo una cobarde en extremo. Lloré para irme con ellos, fue tanto mi deseo que uno de los Hunters sintió compasión y decidió adoptarme. Así conocí a mi padre adoptivo, Michael Hayashi—continúa Scarlet.
—Interesante, jamás me imaginé eso de ti—comento.
—Él se enfrentó a varios problemas, los Hunters no pueden tener hijos después de que se unan a la Sociedad debido a la peligrosidad del trabajo, mucho menos adoptar. Solo cuando decidan desertar pueden volver a concebir descendientes. Pienso que es lo correcto, así habrá menos gente que pierda a sus padres a temprana edad, pero me estoy desviando del tema. Mi nuevo padre no quería que fuera una debilucha toda mi vida, por lo que me sometió al duro entrenamiento Hunter. Puede parecer cruel pero es algo que agradezco bastante. Tuve que callar mis pensamientos negativos si quería convertirme en lo que tanto admiraba. A los catorce años ya podía enfrentar demonios de clase A—Scarlet sigue narrando.
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La Promesa de Charlotte: Diario de Entrenamiento © | #1.5
AbenteuerAfila tu cuchillo y prepara tu boleto, el St Michael está a punto de zarpar... Han pasado tres meses desde el incidente de Utah. Leonore se ha ido, Alice ha dejado de ser una amenaza y los remordimientos de Frank lo torturan cada día hasta que Scarl...