No puedo creer lo que he hecho. He atacado a un espíritu, alguien como Leonore... ¿y si está en la misma situación en la que yo estuve hace tanto tiempo? ¿Alice está de regreso? Son muchas las preguntas que pasan por mi mente. El remordimiento ha llegado hasta lo más profundo de mi alma.
La chica tirada frente a mí ha sido herida por mi cuchillo. Yo me encontraba caminando hacia la sala de navegación con intenciones de investigar mejor los sucesos del barco. Y entonces la vi. Un espíritu, lo supe por su esencia, es la misma energía astral que desprendía Leonore y Karina. Ella creyó que no me había percatado de su presencia, que era invisible para mi ojo.
Pero no, puedo ver perfectamente a los espíritus, incluso si gasta energía para hacerse menos visible aún puedo percibirla. Fingí que no la había notado para ver su reacción, pero cuando intentó atacarme tuve que defenderme, de lo contrario no sé qué podría haberme pasado.
—¿Estás bien?—pregunto.
—¡Vete al infierno!—grita.
—Ya escapé de ahí una vez.
Su mano comienza a regenerarse. Los espíritus pueden hacer eso en caso de ser atacados por armas benditas. Cierto, ellos al igual que los demonios pueden ser heridos por cuchillos como estos, después de todo siguen estando forjados con bendiciones, lo que permite cortar seres intangibles. Pero a diferencia de los demonios, los espíritus pueden regenerar sus extremidades perdidas sin que la bendición del arma restringa su capacidad regenerativa.
—Soy Frank Williams, investigador espiritual. Protegeré a los espíritus en la medida de lo posible, pero no dudaré en acabar con criminales astrales—me presento.
—¿Criminales astrales? ¿Entonces tú y tus compañeros se dedican a arrestar personas así?—pregunta tratando de ignorar el dolor.
—No, solo estoy colaborando con ellos para poder establecer los cimientos de una futura organización dedicada a ello. Las demás personas aquí trabajan para los caza demonios de la Sociedad de Hunters—explico.
Me arrepiento de decir lo anterior. Le he dado información a un posible enemigo. Bueno, todavía no puedo verla como tal, quizá me atacó por precaución... No, es ingenuo pensar así.
—Caza demonios... entonces somos enemigos—ella se pone de pie rápidamente y vuelve a atacarme.
Intenta tocarme desesperadamente. Gracias al exigente entrenamiento de Scarlet puedo mantener mi distancia. Por lo que puedo deducir al momento, ella necesita entrar en contacto con su víctima para aplicar su bendición. Más importante que eso, ha retomado su actitud agresiva al mencionar a los Hunters... comienzo a temer que esté en una situación similar a la mía hace un año.
—¡Detente, no quiero lastimarte!—pido intentando no herirla.
—¡Vienen a matar a mi Portador! ¡Si dejo que él muera yo no podré reencarnar!—exclama sin darse por vencida.
Eso me da un golpe bajo en la conciencia. Tengo que hablar con ella, yo hubiera deseado que un Hunter me hubiera escuchado cuando fui un demonio.
—¡No pienso hacerte daño, tampoco a tu Portador, sé muy bien lo que es estar en su situación!—intento de nuevo mientras evito todo contacto con ella.
—¡Mientes!—responde.
No me deja alternativa más que restringirla.
—¡Sweet Garden!—invoco mi bendición.
El suelo se cubre de pasto y genero tallos de plantas resistentes y gruesos para que sirvan como cuerdas. Los muevo e inmovilizo al espíritu.
—¡Suéltame!—grita con desesperación.
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La Promesa de Charlotte: Diario de Entrenamiento © | #1.5
AdventureAfila tu cuchillo y prepara tu boleto, el St Michael está a punto de zarpar... Han pasado tres meses desde el incidente de Utah. Leonore se ha ido, Alice ha dejado de ser una amenaza y los remordimientos de Frank lo torturan cada día hasta que Scarl...