—Damos inicio a la reunión, por favor guarden silencio—exclamo.
Todos los demonios en la sala se callan al instante. Una mesa amplia nos distribuye a lo largo de la habitación. Sin duda el que más destaca entre todos nosotros es el rey demonio, quien se encuentra en el sitio del anfitrión.
—Muy bien, estamos aquí para discutir temas de interés general. Nuestro mundo está pasando por cambios demasiado molestos como para ignorarlos—digo de acuerdo a lo ensayado.
—¿Qué clase de cambios son tan graves como para despertarme de mi siesta?—pregunta con un gran bostezo Sadler.
—Resulta que mientras tú te retuerces en tu cuchitril, los Hunters comienzan a hacerse más fuertes—responde Atlee.
—Es uno de los puntos a tratar, sí, pero es solo la punta del iceberg—contesto molesto de la interrupción.
Una risa burlona se escucha en la habitación.
—Ji. Ji, ji, ¿los humanos comienzan a superarnos?—pregunta Lovell.
—Algo así, pero si me dejan continuar podríamos abordar los temas de uno por uno de manera más sencilla—respondo.
—Adelante, te escuchamos—dice.
Respiro antes de continuar. Todos ellos, incluyéndome, no somos más que meros asistentes y mayordomos. Nuestros amos son los demonios más fuertes después del rey, por ello nuestras capacidades de combate son mucho más altas que las de otras aberraciones de clase A. Pero no nos rebajaron a simple servidumbre, no, también somos parte de los ocho generales del infierno.
—Bien, sin más distracciones voy a proceder a dar mi informe—declaro.
El rey demonio ríe un poco. Me ha puesto algo nervioso.
—Bien, el primer punto que quiero tocar es nuestra situación como ejército. A pesar de que estamos en una falsa paz con los ángeles y la diosa, comienzan a darse cuenta que estamos metiendo mano en el mundo humano, lo cual claramente está prohibido para ambos bandos. Quisiera saber si alguno de ustedes ha hecho algo imprudente últimamente—explico mirando a todos lados.
Ninguno de los tres generales frente a mí dice algo.
—¿Nadie? Les recuerdo que debemos cuidar nuestros pasos, la diosa ha estado ignorando nuestras acciones por mucho tiempo pero no sabemos si llegará el día en que decidan atacarnos nuevamente—continúo.
Ellos asienten afirmativamente. Los tres comandantes están de acuerdo. Por otro lado, en la oscuridad se encuentran sus amos, los tres demonios clase A+. Mi amo también es uno de ellos, pero no se encuentra en la reunión el día de hoy.
—Bien, pasemos con los Hunters. Hace poco tuve el honor de conocer a una mujer extremadamente poderosa que trabaja para ellos. Lamentablemente no pude derrotarla—informo.
Todos en la sala fijan su mirada en mí.
—Así que conociste a una cazadora lo suficientemente poderosa como para ponerte entre la espada y la pared—comenta Verecundiam.
Él gira en su lugar mientras hace un movimiento de lengua bastante... peculiar e incómodo. Él es nada más ni nada menos que el demonio de la vergüenza. Es Verecundiam quien se encarga de hacer que a las personas se odien a sí mismos por sus momentos embarazosos.
—¿Y sentiste miedo de morir?—pregunta Timire. Él es el primero de todos ellos, el demonio del miedo y es el más antiguo de los cuatro demonios A+. Lleva existiendo desde que el universo lo hace. Es fuerte, su sola presencia infunde pánico a las personas y les inyecta el temor de fracasar, es quien limita las acciones de la humanidad.
—Dejen al pobre Latham en paz, salió vivo del encuentro, es todo un milagro—añade Spe.
De los Cuatro Muros, él es posiblemente el más fuerte, el demonio de la esperanza. Es quien prolonga el sufrimiento de las personas con pensamientos como «todo acabará pronto», «lo bueno vendrá después», «debo tener esperanza». Spe evita que se rindan y hace que sigan luchando. No solo eso, es quien tiene mejor conocimiento de la magia negra y la alquimia en todo el infierno.
—Guárdense sus maldiciones, yo solo cumplo con la tarea de mi amo—contesto sin dejarme afectar por sus efectos.
Ellos sonríen y escuchan atentamente.
—Como les iba diciendo, hace poco estuve en combate contra una cazadora de rango Slaughter. Al parecer es la única de los Hunters en alcanzar dicho nivel y es abrumadoramente poderosa. Logré herirla muy ligeramente y a pesar de mantener una fachada de fortaleza en el fondo me dieron una paliza—explico tratando de mantener mi orgullo fuerte.
—Interesante... puede ser un reto divertido intentar matarla ji, ji, ji—ríe Lovell.
—Eviten hacer estupideces, un paso en falso y serán fulminados, no miento cuando digo que posiblemente ella sea la única que pueda matar a uno de los cuatro demonios A+ ... si dejamos que hayan más cazadores con su fuerza será fatal para nosotros—respondo.
—Hagan caso a lo que dice Latham, necesitamos a todos con vida para nuestro plan dentro de poco—Verecundiam me apoya.
Los 3 generales asienten.
—Por último, como ya sabrán, dentro de un par de años el rey demonio tiene pensado retirarse y dejar de existir, ya encontramos a un candidato al trono demoniaco y a las cuatro brujas que se sacrificarán en el ritual. Quiero que permanezcan sin hacer destrozos, cuando el mundo humano y el infierno sean uno solo ya podrán hacer lo que se les plazca—advierto.
Todos en la sala asienten afirmativamente. Continuamos tocando distintos temas acerca de nuestra relación con el cielo y su gente antes de dar por concluida la reunión.
—Todos los generales pueden retirarse... excepto tú, Latham—dice el rey demonio.
Lovell, Atlee y Sadler se van del cuarto. Me quedo solo con tres de los cuatro A+ y el rey demonio.
—¿Por qué Mendacium no estuvo en la reunión?—pregunta el rey.
La pregunta me pone nervioso.
—Él tenía cosas que hacer y se marchó, como su mayordomo tengo la obligación de cubrir su puesto aquí hasta su regreso—contesto omitiendo detalles importantes.
El rey demonio sonríe.
—Entiendo. Dile que se apresure o se perderá de la diversión—responde.
—Lo haré, su majestad—afirmo.
Spe se levanta y se estira un poco. Detrás de él lo sigue un ser de alas negras, la marca de la traición y desobediencia.
—Me llevaré a Zafkiel, le mostraré a nuestro candidato a rey demonio, vamos a estar ocupados un buen tiempo así que no cuenten con nosotros para cualquier estupidez—dice mientras salen del cuarto.
Oficialmente comienzan los preparativos para lo que será la más reciente guerra santa.
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La Promesa de Charlotte: Diario de Entrenamiento © | #1.5
AdventureAfila tu cuchillo y prepara tu boleto, el St Michael está a punto de zarpar... Han pasado tres meses desde el incidente de Utah. Leonore se ha ido, Alice ha dejado de ser una amenaza y los remordimientos de Frank lo torturan cada día hasta que Scarl...